Thomas solía tener tiempo libre durante las grabaciones de Maze Runner, y no era de extrañar que quisiera gastar su tiempo en algo mientras no podía estar con Dylan; sin embargo, todos verían el error de dejar que su amigo usara algunas aplicaciones...
El 2023 había llegado. La madre naturaleza dejaba que las flores hablaran por ella, indicando la llegada de la primavera. Dylan veía a través de la ventana de la casa, suspirando al ver a varias parejas caminar por la acerca, de camino a quien sabe dónde.
— Lo extraño, Ki~ —Suspiró el castaño, dejándose caer de lado para sentarse en el sillón que había en la sala.
— Se vieron hace tres horas~, tu tranquilo, ya mañana lo verás. —Le animó su amigo, haciendo como si le realizara un masaje en los hombros—. ¿Emocionado por mañana?
— ¿Bromeas? Estoy lo que le sigue de ansioso, ¡me voy a casar!
Ambos rieron, suspirando al final.
— ¿Quién los viera? No muchos aguantarían tanto tiempo separados por la pandemia, ni tantos altibajos por fans locas, problemas familiares y de más. —Su amigo le soltó, sentándose a su lado—. Mañana te arreglaremos, te pondrás guapo y verás a Thomas esperándote en la capilla para hacer oficial su matrimonio~. Tu tranquilo, nada saldrá mal.
— Eso espero, ya han pasado tantas cosas que a veces pienso que nuestro destino no es casarnos.
Ver a su amigo cabizbajo le hizo suspirar. Sería una velada llena de reflexión, pensaba el asiático.
"Bueno, tal vez Thomas estará igual".
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Eran más o menos las diez de la noche y Thomas apenas podía dormir. Había dejado a sus padres descansar en la que se supone era su habitación, ya que prefería que ellos estuvieran cómodos el par de días que pudieron visitarlos.
Ava y él dormirían juntos en la misma habitación, solo que ella en una cama y él en otra, pues su padre decía que tenía que estar bien descansado para el gran día.
Pese a eso, estaba sentado en el sofá con una manta sin mucho que hacer, simplemente analizando todo lo que había pasado antes en sus inicios con Dylan, desde sus peleas, su primer beso, la primera vez que hicieron el amor. Mil y un cosas más guardaba felizmente en su memoria, y era feliz de ser egoísta con ellos y no compartir esos momentos con nadie más.
Estaba tan perdido en su mente mirando las fotos en su celular, que la mano de su madre fue lo único que le sacó de su ensoñación, viéndole.
— ¿No puedes dormir? —Preguntó sentándose a su lado, a lo que negó.
— Me siento muy nervioso por mañana...
— ¿Nervioso por qué, amor? Pensé que Dylan era el amor de tu vida y...
— Y lo es... es el hombre de mi vida, me hace feliz como no tienes una idea, mi corazón late con fuerza cada que lo veo sonriendo, sus ojos brillan y su rostro se ilumina como no tienes idea cuando habla de algo que le gusta, o cuando prueba algo que le parece delicioso. Hace pucheros muy adorables cuando quiere algo o esta ligeramente triste, es... muy perfecto, mamá pero, ¿y si yo no lo soy? —Preguntó afligido.
