parte única.

1.4K 114 18
                                    

La noche había acabado, y los recién casados, acababan de llegar a la comodidad de su hogar provisorio junto al señor Laurence mientras encontraban una propiedad, que según Laurie debía ser digna de su esposa.

Ambos le habían deseado las buenas noches al abuelo de Laurie y se retiraron a su habitación. Inmediatamente la rubia, comenzó a realizar su rutina antes de dormir, mientras que el ojiverde solamente se quitó el chaleco y se desabrochó un par de botones de la camisa antes de sentarse en las mullidas colchas de la cama con su espalda contra las esponjosas almohadas blancas.

Observando como su esposa se movía por la habitación, un pensamiento no abandonó la mente de Laurie ni por un segundo y lo dejó meditando por un largo rato, tanto así, que no se había percatado lo rápido que la ojiverde se había desecho de su ropa y se encontraba ofreciéndole la espalda para que él le aflojase el corset.

Rápidamente sus ojos se fueron hasta la pálida espalda su esposa. Aún tenía el pelo amarrado, pero podía ver las hermosas hebras capilares en el nacimiento de su cabello desvaneciéndose en su nuca hasta desaparecer casi por completo en su espalda cubierta por minúsculas pequitas y lunares. Sus dedos soltaron los cordones del corset y pudo oír como su esposa soltó un suspiro al sentir la prenda más floja, ella se dió una vuelta, lo miró con una sonrisa y tan rápidamente como vino, le dió un beso en la frente y se fue al tocador.

Su esposa era indudablemente la mujer más bella y hermosa que alguna vez sus ojos tuvieron el deleite de haber conocido. Quizá podía ser que estaba muy enamorado de su mujer, pero incluso cuando creyó que su corazón pertenecía a Jo, una parte de él creía que Amy March era la más hermosa de sus vecinas. Había algo en sus mejillas sonrojadas y su flequillo que le provocaba mucha ternura incluso a la edad de trece años. La había visto madurar y crecer a través de los años, convirtiéndose en la mujer frente a él; cambiando su flequillo por peinados perfectamente arreglados, cambiando sus mejillas por unas facciones mucho más maduras y delicadas que cada vez que él miraba, se le detenía la respiración por un corto segundo.

Pero ella no solo era bonita y hermosa.

También poseía cualidades que le había tomado un tiempo observar, pero ciertamente valoraba con todo el corazón.

Ella era ambiciosa—que por el contrario de la creencia popular—le parecía una característica buena, también era una mujer perfeccionista para sus cosas, sobreexigente, también, podía ser cariñosa y amable, tenía un gran corazón y poseía una gran generosidad y altruísmo por su familia y amigos, pero sobre todo inteligente.

¿Por qué diría algo como eso?

Amy March—, ahora Laurence— era mucho más que una cara bonita.

—Así que, se puede decir que tengo un instinto para estas cosas— decía Amy mientras deshacía su peinado—. ¿Te conté de la vez que ayudé a Jane con Charles? Ahora tienen unos preciosos gemelos, Laurie. ¡Son tan adorables!

Mientras Amy continuaba relatando como ayudó a una amiga con su actual esposo, el castaño se mantenía pensando y buscando una respuesta para su pregunta. Aun qué, aún no llegaba a una respuesta coherente y de su agrado.

Le era absurdo.

¿Por qué diría eso?

La rubia se dió vuelta con el ceño fruncido—. ¿Dijiste algo, mi señor?

Laurie alzó la mirada hacia ella, y como cada vez que la observababa, se quedó sin aliento. Deseaba tener al menos una fracción del talento de su esposa, para así poder dibujarla a todas horas, en cualquier posición y lugar.

No tenía otra palabra que ángel, porque eso era para él. No sólo por su inigualable belleza, si no, porque había logrado encaminarlo por el sendero hacia la madurez y lo había convertido en un hombre mejor— al menos eso pensaba— del que era antes de ella.

WONDELFUL| Amy & Laurie (one-shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora