Parte única

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Lumine no había terminado de recomponerse cuando acudió a Kokomi y Gorou en busca de información. Tras la muerte de Teppei no lograba experimentar más que tristeza e ira; estaba prácticamente colérica pensando en los Engaños, en los Fatui y en como ella misma le había fallado a su amigo al no notar su progresivo envejecimiento. Había sido demasiado egoísta, se había centrado tanto en sus propias misiones y obsesiones que cerró su mundo y perspectiva; ella misma había cegado su mente.

Abandonar Watatsumi fue su paso obligado; las pistas que la resistencia había conseguido le llevaban hasta Narukami, donde se encontraba la fábrica de los Engaños. Paimon intentó detenerla en diferentes ocasiones del viaje, confundida y demasiado preocupada por la nueva actitud de la rubia, pero Lumine se había cerrado a una única opción: venganza. No era la primera vez que los Fatui arruinaban la vida de otros, ni la primera vez que lastimaban a las personas que ella quería o apreciaba. De una u otra forma los Fatui seguían cruzándose en su camino pudriendo todo a su paso y, esta vez, se negaba a aceptarlo como obra del destino.

Por instantes, su mente visualizó al pelirrojo de orbes azules con el que había comenzado una extraña "relación"; Tartaglia se había vuelto demasiado especial para ella. En otro momento podría haber dicho que era la excepción a lo que representaban los Fatui, pero toda esa ira no hizo más que esparcir una espesa niebla en su mente, transformando sus pensamientos y considerando al mayor como otro de sus enemigos.

Fue decepcionante que, tras poder infiltrarse en la fábrica y derrotar a todos los hostiles a su paso, aun así, perdiera la lucha contra el sexto heraldo.

Cuando el chico que respondía al nombre de Scaramouche apareció en lo profundo de la fábrica, entendió que en el mundo realmente existían seres despiadados, egoístas, depravados y sin respeto por la vida.

ㅤ—La vida humana no tiene ningún valor —comenzó el heraldo cuando Lumine lo encaró—, iban a morir de cualquier forma; con o sin engaño —se alzó de hombros, despreocupado e incluso con una sonrisa divertida dibujada en el rostro; él se estaba burlando de ella, de sus compañeros... de Teppei—. Al menos tener uno les da la oportunidad de cumplir sus ambiciones.

El de cabellera azul oscura no tardó en comenzar a hablar. De alguna forma, los Fatui habían influido desde el comienzo en el Decreto de Captura de Visiones y habían obtenido cuanto beneficio pudieron. Los Engaños eran parte del plan que Scaramouche soltaba altivo, totalmente confiado en su absoluto triunfo.

ㅤ—Los conflictos de este tipo crean un gran mercado para los Engaños, por lo que nosotros solo dejamos que la posibilidad de obtener un gran poder atraiga a los débiles... Por un pequeño precio, obtienen la sensación de controlar el mundo. Es un buen trato, ¿no crees?

ㅤ—Entonces, ¿fueron los Fatui los que iniciaron el Decreto de Captura de Visiones? ¿Ustedes han estado detrás de todo esto desde el comienzo? —Paimon parecía tan sorprendida como Lumine, ¿Acaso era realmente posible?

ㅤ—Inazuma, desde el exterior, parece impenetrable—continuó—, pero desde el interior, es una tierra de oportunidades. Requirió poco esfuerzo el ser capaces de destruirla desde su centro —tan confiado se sentía con la situación, que Scaramouche se giró, alzando los brazos conforme narraba el plan, tal como se vería el director de una orquesta—. La eternidad prolonga muchas cosas, pero a su vez las vuelve frágiles con cada segundo que pase. Por ejemplo, piensa en tu amigo de la resistencia. Ya no hay nada que puedas hacer por él, es una causa perdida —aún sin poder ver el rostro ajeno, Lumine sabía que nuevamente esa socarrona sonrisa estaba dibujada en su rostro, provocándola—. Cuantas más cosas les quitas, más se aferran a ellas. ¡Y cuanto más inútiles son, más decididos están a luchar contra ellas! Jajaja, que patéticos... No son más que una gran broma, ¿no crees?

Kissing away's tears (Oneshot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora