I: First day.

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—¡Minho! Ya me tengo que ir— decía Lee Hyunki al pie de la escalera, mientras revisaba que llevara todo lo necesario en su bolso.

El castaño se acomodó tranquilamente entre las sábanas haciendo caso omiso a los gritos desesperados de la mujer para que despertara, tener el sueño pesado le impedía escuchar o sentir el alboroto que hacía su madre. Solo se removió entre sueños.

—Aish, la maldita alarma me tiene harta y este mocoso es el único que no la escucha— se quejaba mientras zarandeaba al menor intentando despertarlo para que apagara esa horrible música que el denominaba arte en su máximo esplendor, para ella solo eran gritos de un animal agonizando junto a los ruidosos golpeteos de un bote metálico de basura, cuando escuchó la puerta de la entrada y las pisadas subiendo soltó un suspiro. No tenía tiempo para lidiar con eso.

—Arriba bella durmiente —agarrando una botella de agua fría empapó la cama causando que el joven despertara alarmado por la repentina humedad en su piel—. Llegaremos tarde.

—¿¡QUÉ MIERDA TE PASA!?— exclamó alterado, ser despertado de esa manera no era nada agradable.

—Dios mío, lenguaje. Los dejo chicos, recuerden que estaré de viaje unos días así que Seonghwa quedas a cargo de que Minho no incendie la cocina o se muera— se despedía de los jovenes con un beso volador.

—Hasta luego señora Lee, consígase un millonario guapo— agitaba su mano de lado a lado deseándole buen viaje a la mujer que lo vió crecer y casi lo crio como su hijo.

El castaño veía con recelo como Seonghwa le sonreía de manera inocente a su madre mientras se despedía de ella, el sonido de la puerta cerrándose y motor arrancando les alertó que la mujer se había marchado.

—Histi luigi siñiri lii. Te he dicho un millón de veces que no me despiertes así— bufó con los brazos cruzados, sintiendo el agua recorrer su espalda.

—¿Y que esperabas que hiciera? Sabía que no despertarías aunque tu madre te lanzara por la ventana, solo cumplí con mi trabajo. Tan grandote y sigues sin ser capaz de levantarte temprano, me avergüenzas—negó suavemente con la cabeza como si estuviera decepcionado por el comportamiento de su mejor amigo.

—Púdrete.

—Yo también te amo.

El castaño rodó los ojos y se metió a la ducha para evitar coger un resfriado por culpa del más alto. «Maldito Seonghwa, al menos podría usar agua normal» refunfuñaba mientras se lavaba el cabello. Al terminar salió del cuarto de baño y fue a explorar su clóset para cambiarse. Un jean de mezclilla rasgado junto a un hoodie que le robó al mayor alegando que le había gustado mucho y obviamente se le veía mejor a él. Con perfume, accesorios y mochila listos, bajó a la cocina por algo de comer pero el contrario lo arrastró hasta su coche diciéndole que llegarían tarde recibiendo protestas del más bajo pero al sentarse en el lado del copiloto lo recibió una bolsa de papel. Ice americano, junto a un croissant de huevo con tocino y queso.

—Hwa ¿te he dicho que eres mi mejor amigo?— cambió su expresión de molestia por una sonrisa de oreja a oreja, maldito hipócrita pensó Seonghwa.

—Sí, sí, sí. Ahora calla y come que tenemos 15 minutos para estar en el aula o el Dr. Kim nos cerrara la puerta en la cara. Sabes que odia la impuntualidad.

Con gritos histéricos de Minho diciendo que se iban a estrellar y un conductor estresado pidiéndole que se callara porque lo desconcentraba, llegaron en tiempo récord al estacionamiento de la facultad. El copiloto suspiraba de alivio por tener su cuerpo entero, con café en mano se dirigieron al laboratorio donde tendrían la primer clase. El docente llegó segundos después comenzando una aburrida sesión de 4 horas.

Su clase se extendió media hora más y Minho sentía que se iba a dormir en cualquier instante, si no fuera por los regaños de su mayor habría caído en la mesa en los primeros 30 minutos de haber comenzado. No se imaginaba como sería cuando tuvieran que hacer guardia, tendría que decirle adiós a sus preciadas horas de sueño. Cuando los liberaron fueron hacía los casilleros para tomar el material de la siguiente asignatura.

—Te lo juro Minho. Los piratas son reales, mi abuelo tiene una insignia de la marina y siempre cuenta historias de sus antepasados que fueron parte de una tripulación— comentaba con emoción.

—Y yo soy capitán Garfio. Vamos Hwa, ya estas demasiado grande como para creer en ese tipo de historias— comentaba sarcásticamente mientras guardaba los libros que no necesitaría los próximos días.

—Lo dice quien viene de una familia de brujas— comentó con burla arrepintiéndose al instante de ver como su expresión se ensombrecía, la culpa le hizo enredarse con sus palabras tratando de pedir una disculpa—. L-lo siento Min, no era mi intención.

El castaño solo chasqueo la lengua y para evitar una discusión con el mayor decidió cambiar de tema.

— Como sea. ¿Hoy saldrás con Yeonjun?— preguntó con una sonrisa burlona para molestar al mayor, lográndolo. 

— ¡Ya! Te he dicho muchas veces que no quiero hablar de ello— su risa aumentó al ver las orejas del contrario tornarse rojas.

—¿Cuándo planeas superarlo? Sabes que tiene pareja, solo te haces daño— le preguntaba esta vez con seriedad.

—¿Quién tiene pareja?

Antes de que el mayor respondiera al ataque de Minho, la voz de un tercero los detuvo. Reconocieron de inmediato ese cabello rosa que los miraba con una ceja arqueada mientras comía una paleta, recargado en los casilleros de brazos cruzados. El rojo en su rostro aumentó con la presencia del más bajo, con miedo de haber sido escuchados Seonghwa comenzó a balbucear torpemente una excusa.

—J-junnie h-hola, nosotros hablábamos de...

—Olvídalo, no me interesa. Entre menos sepa, mejor. No vine aquí a enterarme de los chismes de la facultad o una mierda así—encogió los hombros como señal de desinterés mientras disfrutaba su caramelo.

El pelirrosa era otro amigo de Minho, no era tan cercano a él como Seonghwa pero le tenía aprecio, siempre terminaba salvándoles el pellejo cuando se metían en problemas. Le parecía muy curioso que este no notara las miradas que le daba Seonghwa o tal vez prefería ignorarlas para no arruinar la amistad, que de igual manera era triste que su relación se basara más en un amor unilateral.

—¿Cómo que a qué? Vine a verificar que no se metan en problemas, a este paso me quedaré calvo del estrés— comentó mientras miraba acusadoramente hacía el dúo dinámico.

—Ya te estas quedando calvo de todas maneras— recibió un golpe en el hombro, era más bajo que él pero sin duda golpeaba fuerte. Debería pedirle su rutina de gimnasio, esos brazos marcados delataban las horas de esfuerzo—. Auch, es broma hombre.

—Te lo mereces. Como sea, de casualidad ¿han visto a Soojin?— cambió de tema, «así que eso era» pensó con recelo el más alto al descubrir porque se acercó hacía ellos en primer lugar, su animo decayó rompiendo la burbuja de ilusión pensando que algún día Yeonjun correspondería a sus sentimientos. Sabía que estaba mal pero no podía evitarlo, el corazón es terco y tonto, por eso dolía más.

—Está en la oficina de Choi, deberías de buscarla ahí—comentó el pelinegro con un tono de voz seco.

—Gracias Hwa. Los veo luego par de idiotas— se despidió de ellos encaminándose al encuentro de su novia, sin escuchar como el corazón de Seonghwa se volvía añicos. Minho solo observaba con pena la escena de su mejor amigo siendo rechazado indirectamente. Además de intentar sobrevivir al semestre y mantener su trabajo, era hora de ayudar a sanar un corazón roto.






La joya del mar MINCHAN (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora