Capítulo tres

1 0 0
                                    


Las cosas habían sido malas y pase una semana en casa sin salir, realmente nunca había estado en esa condición tan depresiva, comía y hacia algunas cosas pero no tenía muchos ánimos para salir más allá de mi calle pero quede un poco más deprimido una noche cuando miraba las noticias, aquellos días después del suceso iniciaron investigaciones solo que habían cambiado todo y eliminaron cosas de la escena pero quede un poco más sorprendido al saber que el señor del arroyo era familiar de un gobernador por lo que estaba en prioridad de la policía, rechazaban la idea de narcotráfico y ajuste de cuentas, las autoridades la nombraron como la masacre del pueblo

En el lugar quitaron todo rastro de casquillos, reemplazaron los artículos lujosos y también todas aquellas armas desaparecieron, no obstante, aquella gente según las investigaciones y el gobernador afirmaban que solo eran criadores de ganado y agricultores, no tenían nada que ver con el narcotráfico además de que según los perfiles eran gente tranquila y jamás dañarían a alguien, pero aún más sorprendente era que no había nada en las cámaras de seguridad por lo que no sabían quién había sido, era como si nosotros jamás hubiésemos entrado a aquella propiedad, en pocas palabras nunca seriamos atrapados por que nunca estuvimos ahí. El gobernador se tomó unos días de luto mientras seguían las investigaciones

No sabía cómo reaccionar ya que no tenían pruebas así que nunca nos encontrarían pero a la vez tenía algo de culpa pero sabía que si decía algo irían contra mí y mi familia, era malo en todos los sentidos. Después de estar pensando sobre qué haría si me armaba de valor para decirlo, no obstante, en ese momento me llegó la notificación de mi cuenta bancaria donde se confirmaba un depósito grande y después un correo donde me avisaban de un bono por mi desempeño excelente, la cantidad era tan buena que pensé que era mejor quedarme callado aunque si lo medite después un poco más pero ya que realmente se murió alguien malo por qué debía yo ser el que pagara, además de que el tipo debía dinero

Estuve unos días más en casa y regrese al trabajo, cuando llegué al edificio me sentía temeroso de como reaccionaria el jefe ya que no había avisado sobre mi situación y menos de mis días de falta

Subí como siempre hasta la puerta de la oficina donde entre y el jefe se encontraba sentado escribiendo en los folders

– Buenos días – salude, levantó la vista y me vio

– hola, que tal – dijo con ánimo, no parecía molesto así que me acerque

– oiga, quiero disculparme por lo sucedido y por faltar al trabajo – dije

– No hay problema – contestó, quede en silencio unos minutos

– ¿y ya quieres las nuevas direcciones? – preguntó, asentí con nervios

– bien, aquí están.....son algo sencillas así que no te tomara más de unos minutos – dijo, me entrego un folder con las direcciones

– si quieres lleva mi auto.....el de cobranza no quiero que lo dañen mucho – añadió, asentí

– Bien, ten cuidado – dijo, con las direcciones en mano solo volví a asentir

Salí de aquella oficina totalmente extrañado, había sido raro pero igual solo seguí con el trabajo sin saber cómo lo haría, sabía que debía embargar pero no sabía cómo y lo único que llegue a ver fue como el jefe arrancaba un cuello y fue cuando supuse que el jefe había sido aquel que me había salvado pero no sabía cómo lo había hecho

Maneje hasta aquella casa en una zona lujosa de la ciudad, las casas eran enormes y olía mucho a yerba, sin perder el tiempo fui hasta la casa donde se debía embargar pero en el documento no decía que debía recoger, quede en silencio pensando y llame al jefe

Un trabajo que había publicadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora