1 y unica parte

32 1 0
                                    

Cuando el señor de la primera compañía de plaga reunió a su flota durante los finales de la conquista de Ultramar para honrar a su dios Nurgle una de las naves se quedo rezagada.

La barcaza de batalla Don de la parca, comandada por el hechicero Blorgud, conocido como el creador de vida, era una nave capturada a uno de los muchos capítulos descendientes de los hijos de Guilliman. Poco se podía apreciar ya de su origen anterior , pues los dones del señor de la decadencia la habían mutado más allá de cualquier lógica, donde antes estaban los muelles de atraque ahora habian una especie de esfínteres demoníacos por los que expulsaba unas nubes enfermizas y llenas de moscas. La zona del puente de mando tenia una forma abultada y casi parecía la cara de un ser obeso y colores necróticos.

En dicho puente los cultistas de la decimocuarta se afanaban en hacer que la nave avanzara perezosamente por el sector de los ultramarines.

Sentado en un trono que era una mezcla de hongo y tecnología se sentaba Blorgud enfundado en una armadura de exterminador llena de bubas y mutaciones esqueléticas, en su puño de combate una calavera de ojos verdoso parecía tener vida propia.

Blorgud tenía al lado suyo una mujer de piel ceniza con cabellos de una tonalidad que parecía una persona ahogada en el agua. Esa mujer estaba discutiéndose con el sobre el rumbo al que tenían que tirar.

-Me da igual que digas que los demonios del abuelo te hayan dicho que apoyes al primarca, su plan es una insensatez. Y no pienso morir por una pataleta de ese malnacido.- Decia la mujer casi perdiendo el control.

-Lady Regiva, te tomava por alguien con mas ganas de hacer que los sirvos del emperador cadáver teman a la muerte, ademas juegas con ventaja pues tu montura claramente es superior a lo que esos siervos del falso emperador puedan poner delante- Decia Blorgud contrariado.

-Dime pues Blorgud, ¿que tipo de honor gano para mis hermanas de la casa de caballeros Orphoror matando escoria como esa? Porque por lo que yo veo no son más que alimañas apenas dignas de que las pise con las patas de mi montura Thanatos, si almenos alguno de esos cobardes de otras casas se dignaran a luchar conmigo seria otro cantar. Pero no, claro su honor los aleja de mi, son pura escoria. -Lady Regiva dijo esto con voz airada.

Tú vas a hacer lo que se te ordene, ¿lo has entendido? La dirigente de tu casa te puso bajo mis órdenes y te guste o no eres mía para que use tu armadura como me venga en gana. - Le contesto Blorgud. - ¿Oh acaso quieres acabar consumida por alguno de mis pequeños amiguitos?

Mientras decía eso último se dedico a acaronar la cabecita de un pequeño demonio de un tono azulado que estaba distraído lamiendo un charco de algo verdoso y de color acre que salía de los cables medio orgánicos del trono.

La señora claramente ofendida se alejo del trono y fue al muelle donde tenía su montura, una monstruosidad mecánica y del que sobresalían unos cuernos y pinchos con trofeos de todo tipo. La pintura del caballero tenía desconchones y suciedad incrustada de todo tipo.

El hechicero no se movió de su trono, con su mente divagando al planeta del que procedía, hace milenios. El era uno de los muchos nacidos en Barbarus, el antiguo hogar del primarca de la decimocuarta legión. Un mundo gobernado por unos seres que usaban la nigromancia y alquimia rara para someter a los humanos atrapados en dicho mundo.

Su pequeño villorrio natal cada siete días era asaltado por uno de los señores necróticos, por lo que ya de muy joven aprendió a usar las armas.

Fue durante uno de esos asaltos donde descubrió que tenia el don disforme. Un señor menor asalto a los humanos, matando a los hombres y mujeres con su guadaña como quien corta trigo. Blorgud entonces deseo que los puntos de las creaciones medio vivas o medio muertas saltaran de sus costuras, los miro con sus ojos brillantes de una luz verdosa y las marionetas del xenos simplemente se desplomaron al perder su conexión al titiritero que los guiaba.

Fue creciendo, un día los apotecarios de la decimocuarta buscando candidatos lo seleccionaron, por lo que entro como un marine. Mortarion no era partidario de los poderes disformes, vaya hipócrita pues ahora es un primarca demonio y por lo tanto un psíquico, controlo con pura fuerza de voluntad su don.

Pasaron los años y el hijo mas amado del falso emperador encabezo lo que seria conocido como la Herejía de Horus. Para Blorgud, gracias a Calas Thypon (después conocido como Typhus) le mostró al ya veterano Blorgud que había un camino con el cual no debería ocultar nunca más su poder latente y podría ser libre. Cuando la flota de la decimocuarta legión quedo varada en medio de la disformidad y la plaga destructora entro en contacto con su cuerpo, Blorgud vio que al fin podía ser quien siempre fue, por lo que hizo un pacto con el causante de dicha pandemia, nada mas y nada menos que el dios de la decadencia, la desesperanza, las enfermedades, el abuelo, Nurgle el dador de vida.

Después de recordar como llego a ser lo que era, se le escapo una risa llena de un burbujeo pastoso, como cuando uno lleva una gripe y tiene siempre en su voz un ruido pastoso a mocos.

Los cultistas de la nave agacharon más su cabeza y no se atrevían a mirar al amo de la nave, con un respeto causado por ser uno de los auténticos elegidos del Abuelo. No lo miraban por considerase indignos siquiera de poner sus ojos en él cuando se le escapaban esas risas enfermizas.

Los nurgletes pero no tenían tal temor, claro está, y por ello el bichillo agazapado en el lado del trono rió como un loco, tanto de echo que su cuerpo se tambaleaba a lo bestia.

Una voz femenina susurrante lo saco de su risa. Lady Regiva le dijo con marcado odio, (bueno ella odiaba a todos los no caballeros ,por lo que su tono era normal en ella).

Nos acercamos a un planeta defendido por los perros falderos del dios cadáver, ¿cual sera el proceder Milord? -eso del milord lo dijo con tal gesto de asco que de no ser porque era útil, el creador de vida la hubiese bendecido con un regalito fúngico de rápido crecimiento en sus pulmones.

¿Porque no me muestras el respeto que mi rango merece noble? ¿Acaso tu casa desprecia tanto el protocolo que ni respeto sabes tenerme? Le espeto con voz flemática el psíquico.

No es falta de protocolo, sino que eres indigno pues por tus venas no hay nobleza sino que eres un simple siervo venido a mas por el simple echo de que la decimocuarta legión te eligió como uno de los suyos. Para mi siempre serás inferior. Vamos en el mismo camino si, pero no eres digno y nunca lo serás.

Desde luego la casa Orphoror los tenían bien puestos, porque estando en una nave astartes para acabar teniendo esa falta de respeto era algo alucinante. Pero claro, que se podía esperar de una casa donde todos los pilotos eran mujeres que despreciaban a los del genero masculino por el simple echo de ser eso, hombres.

Preparaos para el asalto al planeta, milady te concedo el honor de ser la punta de lanza del asalto planetario, espero que esa vez los defensores si sean dignos de vuestro amor, aunque lo dudo. Te acompañaran algunos de mis astartes y yo mismo en este asalto. Quiero que esos adoradores de un falso dios vean con sus ojos el poder que concede un dios verdadero. -Le dijo con evidente desden el brujo exterminador.

Pactos y enfermedadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora