Extra (POV de Castiel)

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Castiel sabía que estaba bien. Se sentía tan bien. Después de años de sentirse incómodo y carente, por primera vez se sintió bien.

La desaprobación de su madre, su interminable ceño fruncido hacia él y todas las cosas que él no era, estaban muy lejos ahora. Castiel siempre había sabido que llegaría a esto, que el secreto que escondía saldría a la luz y por el simple hecho de ser lo que era, su familia se alejaría.

Pero aquí, en este momento, se sentía vertiginoso y libre, Castiel sabía que algún día se iría, no sabía que se sentiría tan bien.

La presión en su pecho, siempre constante, siempre asfixiándolo, recordándole todas las cosas que le faltaban, se rompió y se desmoronó constantemente lejos de él. Se sentía como si estuviera tomando sus primeras respiraciones de aire real, desde que era un niño, demasiado pequeño para entender las expectativas, Castiel no se había sentido tan ligero.

Cuando Dean apareció por primera vez, había sido algo aterrador. Castiel no se lo había dicho a nadie porque estaba seguro de que no le creerían. Un gran lobo monstruo que se arrastraba a lo largo del borde del bosque.

El miedo lo había hecho huir y la curiosidad lo había inducido a regresar. Dean trotaba en la distancia, olfateando árboles, persiguiendo a los lobos más pequeños, lamiendo a los cachorros. Con el paso del tiempo el miedo se desvaneció en normalidad.

Los lobos olfateaban los dedos de Castiel, corrían a un lado de él cuando salía a caminar. Los cachorros tiraron de los cordones de sus zapatos. Lo llevaron a su mundo y en poco tiempo el propio Castiel quería estar más cerca de Dean. El gran lobo siempre estuvo ahí, siempre un poco alejado. Castiel no podía explicar por qué, pero se sentía como si Dean estuviera siendo respetuoso con él, dándole a Castiel el espacio que necesitaba desde principio.

Si la brecha se tenía que cerrar, sería Castiel quien la cerraría.

Así que caminó más por el bosque, dejó el sendero en la línea de árboles y se adentró más. Los lobos corrían a su alrededor, persiguiendo y cazando conejos. Era parte de la naturaleza, reflexionó Castiel mientras los observaba desgarrar al animal en pedazos, tragándolo vorazmente.

Dean se quedó más cerca de él y Castiel cerraría la distancia entre ellos un poco más cada día. Se convirtió en una especie de juego, deslizándose entre los árboles y retorciéndose entre los arbustos, a veces se sentía como un baile. Más y más intrincados a medida que se acercaban más y más. Los otros lobos parecían encantados con todo, saltando y aullando.

Regresar a casa lentamente llevaba más esfuerzo, Castiel se demoró tanto como pudo. Su familia se sintió distante y fría después de que los lobos le golpearan las rodillas y los cachorros le mordieran los dedos.

La perfección que su madre esperaba, ropa limpia y reluciente, ni una mancha de suciedad, todo en su lugar, el horario seguido, día tras día; lo estaba asfixiando lentamente.

El día que finalmente tocó a Dean todo cambió. Castiel sabía su nombre por el pueblo, la gente a menudo hablaba del monstruo en el bosque. Pero más allá de eso, Castiel sabía poco. Se preguntó si era posible que su mente lo hubiera creado todo, una enfermedad retorcida dentro de él. Pero su hermano comentó sobre los 'perros' con los que vio a Castiel y le alivió ese miedo.

En una tarde fresca, Castiel caminó junto a Dean, a un brazo de distancia de la gran bestia. Y luego simplemente se cerró, un simple giro y golpe, piel caliente en su brazo.

Su primer contacto.

'Hola', susurró el viento, una profunda voz masculina, teñida de diversión y cariño, ligera y burlona. Dean lo miró y Castiel supo que era él, que la voz pertenecía al monstruo lobo que estaba a su lado.

Hasta ese momento Dean había sido fascinante, era algo invisible en el mundo, algo que nadie creería. Pero su cálida voz provocó un hormigueo en la columna vertebral de Castiel. Sintió que su rostro se calentaba mientras se ponía rojo. Dean parecía perfectamente consciente, de alguna manera parecía sonreírle a Castiel mientras se giraba para mordisquear suavemente su cabello.

Fue en espiral desde allí.

Castiel fue guiado voluntariamente, el corazón le latía con fuerza cada vez que Dean lo miraba, los ojos fijos en él cuando se topaba con Castiel. Tenían que estar tocándose para que Castiel lo escuchara, una voz resonando en el bosque. Se sentía como años entre ellos mientras hablaban. Castiel preguntó sobre el bosque y Dean. A cambio, Dean preguntó por Castiel. Solo Castiel, lo que le gustaba y lo que le disgustaba, de dónde era y adónde iría. La voz de Dean siempre estaba enfocada en Castiel, en todo lo que podía aprender sobre él. Hizo que su corazón latiera con fuerza y ​​Castiel respondió a Dean con sinceridad, sin evadir nunca mientras el gran lobo aprendía todo lo que había sobre Castiel. Hasta que sintió que conocía todos sus secretos, hasta que Castiel lo dejó entrar más profundo que nadie.

Se sintió bien cuando Dean lo llamó. Su voz en el viento, persuadiendo a Castiel de su cama por la noche. No podía ver a Dean, pero sabía que era él.

Dejó regalos a Castiel para cortejarlo, nuevas muertes. Para un lobo había pocas cosas tan importantes como la comida, comer y mantenerse fuerte y vivo. Para ellos lo era todo, por lo que la oferta de compartir no fue poca cosa.

Castiel se sintió mareado mientras agarraba los animales muertos, sabiendo lo que significaban. Esta cosa creciendo en él, esta calidez en su corazón por Dean. No fue unilateral. Esto no era como los enamoramientos que había tenido con otros chicos antes, empujados en lo más profundo de él por miedo a que su madre se enterara. Castiel nunca se había atrevido a sostener la mano de otro niño por miedo a su madre. Por temor a que los médicos lo arreglen o simplemente sea rechazado por su familia. No, esto era algo mucho más, algo asombroso. Los cuentos de hadas eran así y Castiel deseaba tanto tener un final feliz. Quería ser libre. No más esconderse, no más silenciarse, censurar sus palabras, restringir sus acciones.

No más.

Dean lo llamó.

Castiel se fue.

Despedidas || Destiel (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora