Capítulo veintiuno

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Mamá me ofrece una sonrisa falsa cuando papá toma mi mano, demasiado fuerte para mi gusto, apretando mis nudillos cicatrizados. 

Intento pensar en Sharon para no ponerme histérica, pero termino haciendo una mueca de disgusto.

– ¿Y ese anillo? –murmura. – Tiene una M, ¿verdad? ¿Tú...?

Se queda algo sorprendido y yo no respondo. Bajo la mirada. Ni siquiera tengo una respuesta coherente. Ni siquiera puedo mencionar a mi novia, mejor dicho... Que me gustan las mujeres.

– Dahyun, te hice una pregunta... ¿Qué diablos significa esto? ¿Estás... Estás con alguien?

Al final, niego con la cabeza y sigo sin emitir palabra alguna, lo único que pasa por mi mente es que el desayuno acabe pronto y después ir por Mina. Nada más.

– Da... –volvió a llamar mi atención.

– Padre, lo siento, se me está haciendo tarde para la escuela. –digo mientras recojo las llaves del coche. – Nos vemos.

Antes de llegar al portón, por un momento, su grito desesperado llamando mi nombre, en cierto punto, me desconcierta. Aún así, a pesar de todo, salgo a la calle y cierro detrás de mí.

– Odio esta mierda. –pongo los ojos en blanco. – Lo odio.

Dios.

(...)

Un mes.

Un mes había pasado de esa porquería.

Chaeyoung seguía cambiando vendas y sintiéndose horrible. Dahyun, en cambio, intentaba mentirse a sí misma, ignorando por completo el dolor de pecho, que no necesitaba de su mejor amiga.

Sola y demasiado triste como para razonar, buscó entre todas las cosas innecesarias de la guantera el paquete de cigarrillos de siempre.

¿Por qué carajos eso estaba ahí? Imaginó que no estaría. Aunque bueno, acabó por a hacer lo que no quería.

– ¿Tonta...? –susurró a través del teléfono, ansiosa por una respuesta. – Nos conocemos desde pequeñas, ¿no? Y... No puedo estar sin ti. Digo, no sé... Es que...

– Estoy que muero por tu culpa, pero muchas gracias por la llamada, por tomarme en cuenta, Dahyun. –rió en voz baja.

– ¿Qué pasa si digo que te extraño? –dijo de repente, mordiéndose el labio. – Porque sí, te extraño, estúpida.

– Ay, vamos, lo sé. –volvió a reír.

– Me da gusto saber que no pareces molesta conmigo... –jugó con sus dedos.

– Ajá, ajá. ¿Y si mejor te dejas de bobadas y vienes a verme? ¿Mhm?

– Oh, entendí, quieres que te cure las heridas, ¿no?

– Shh. Ven y apúrate, boba.

– Voy, mi reina. Voy.

(...)

Mina nunca creyó en lo que Charles solía decirle en sus días como huérfana.

"Tu rendimiento es excelente. Perfecto."

"Me sorprende lo inteligente que eres. Tienes el futuro asegurado, Minari."

Ahora son solo palabras vacías, 0 sentido.

Porque ahora vaya que tenía compañeras que sí la superaban en todas las materias.

Porque ahora casi ni participaba en clase y era de las últimas en entregar las actividades.

Su absurdo esfuerzo era en vano; horas en vela estudiando, dolores, rasguños.

No, no de nuevo.

Se rascó por tercera vez las manos.

Respiró hondo. Tragó saliva.

– ¿Amor? –sintió la respiración de su novia en el cuello. – ¿Te encuentras bien?

– Sí, claro. –murmuró, saliendo del trance.

¿Y si lo lograba entrar a la universidad?

¿Y si vivir con Dahyun no se podía?

– Mimi, te noto cansada, cariño... –besó su frente. – ¿No quieres dormir un rato?

– Pero... –miró a través de la ventana. – Tengo tarea de matemáticas.

"Es para mañana."

– No te preocupes... La hacemos luego. Yo te ayudo. Calma.

Dormir= no pensar. Efectivo, sí.

– Despiértame dentro de una hora, por favor... Hazlo.

– Lo hago, lo hago. Tranquila. Te amo...

"Te amo, Da."

Quedó dormida enseguida en los brazos de la coreana.

¿Y si fracasaba...?

Mmm...

(...)

(...)


A Imaginary Friend And A Rusty Flower [mihyun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora