Madrugada.

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El silencio y la madrugada son mis pretextos para pensarte, para deleitarme en el fuego vivo que me provoca pensarte; he visto nacer de tu sonrisa una galaxia de potros salvajes, he visto en tu mirada todos los deseos del mundo. Me gusta imaginar tu olor, ¿cómo será tu cara a la hora del clímax? He visto universos nacer y morir en tus pestañas y sin embargo, ¿quién eres? ¿de qué color es tu ropa interior? Me deleito en la ensoñación de tu eólica presencia en mis pulmones, eres un perfume evaporado en el viento, la carne de un fantasma. Me aferro a ti, a tu recuerdo y no amanece. Te pienso, a veces, con la mano en el sexo, tocándome. No me importa si me repudias, si te doy asco. A mí también me da asco estar vivo, a mí también me repudia la realidad. El silencio y la madrugada son mi pretexto, son mi esperanza, para dibujar un holograma de saliva en tus muslos todavía de niña, en tus caderas de mujer. ¿Cómo resucitarás? Eres mi colección de invisibilidades, un museo de fantasías inconexas, el aullido de madrugada.

MadrugadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora