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¡Hola!

En primer lugar, agradecer a todas las personas que me dejaron llegar su cariño hacia la novela en su momento.
En segundo, disculparme por los imprevistos. La novela se borró de la app y no he podido recuperarla de ninguna manera. Mi intención es recrearla poco a poco, sin perder la esencia del primer borrador.
Espero que os guste.

Narra Vanesa

La malagueña salió casi a trompicones del teatro aquella noche. Había tenido la suerte de asistir a los premios Goya, donde, además, tuvo el placer de interpretar un tema que a ella, personalmente, siempre le había calado hondo: Una Nube Blanca, de Lluís Llach.

La canción hablaba, en términos generales, de cuando llega el momento inevitable de decir adiós a nuestros seres queridos. De cuando la vida pasa, larga, y sencillamente acaba por terminar. De aquellas despedidas dolorosas, pero que también dejan un halo de esperanza en los momentos más pequeños, aquellos que nos recuerdan que por más que se vayan, siempre queda algo de ellos con nosotros aquí abajo.

La gala de los Goya había terminado hacía alrededor de media hora. El equipo de Vanesa había insistido en celebrar todos juntos aquel regalo que le habían dado, pero la malagueña, a pesar de la gran noche que había vivido, no podía decir, ni por asomo, que estuviese feliz.

Caminó un par de minutos hasta que encontró un banco dentro de un pequeño parque, en el cual se sentó y no tardó ni medio segundo en sacar la cajetilla de tabaco del bolsillo. No fumaba habitualmente, o al menos de eso se intentaba convencer. La verdad era que, desde hacía ocho meses, su vida había dado un giro de 180 grados.

No supo, entonces, cómo había cambiado todo tan rápido. Un día estaban prometidas la una a la otra, pensando en la boda que estaba por celebrarse, y al siguiente estaban diciéndose adiós desde el dolor más profundo de sus pechos. La relación con Mónica había empezado a torcerse bastante antes de la ruptura definitiva. Habían pasado casi 5 años maravillosos juntas antes de que tuviesen que decirse adiós, por más que los corazones de ambas gritasen con dolor que el único lugar donde querían estar era cerca del otro.

Vanesa le dio una calada al cigarro, cerrando los ojos al vaciar sus pulmones. Miraba un punto fijo, sin moverse ni un centímetro más que para subir su mano a su boca y volver a bajarla. No fue consciente de que había empezado a lagrimear hasta que sintió sus labios mojados. Suspiró y volvió a fumar. No lo entendía. No entendía cómo después de la noche que había pasado profesionalmente, dentro de ella no había ni un pequeño hueco para la celebración.

No quería celebrar. La verdad era que ni siquiera quería o podía disfrutar de un solo momento, porque cada vez que se encontraba disfrutando de algo el malestar viajaba a ella sin ningún tipo de preámbulo, recordándole que ya no podía llamarla para contarle aquello tan maravilloso que le había pasado durante el día. Cada vez que disfrutaba de algo sufría y el momento se estropeaba, porque todo perdía sentido si no podía compartir sus logros con aquella mujer que, en sus mejores momentos, había celebrado con ella hasta el más pequeño detalle de su vida. Bruno y Carmela la acompañaban en sus momentos más bajos, quedándose con ella hasta altas horas de la madrugada para no dejar que llorase sola. Ellos también la echaban de menos, y también echaban de menos a aquel compañerito que se había convertido en un hermano perruno más, Camarón.

El duelo estaba durando más de lo esperado. Ella sabía que iba a ser un tiempo duro, que sería tiempo de sanar, reencontrarse con ella misma y crecer personalmente, pero cuanto más tiempo pasaba, más intensa era la nostalgia y más se perdía ella por el camino. El tiempo lo cura todo pero a ella lo que le dolía era que pasase el tiempo.

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⏰ Última actualización: Apr 25, 2022 ⏰

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Olvidé decirte quiero | M + V |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora