🙃capítulo 27🙃

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Un Angel llora
Anette moreno

Era ya entrada la noche y el se encontraba arreglando su corbata mientras observaba su reflejo en el espejo. Se había tomado su tiempo para arreglar algunas cosas antes de irse. Pensaba mudarse a la casa de Rim para reconstruir la florería y hacerla más grande. También le haría algunos arreglos a la casa para ampliarla y condicionar lugar para el recibimiento de las gemelas.

Había ido al banco y había extraído dinero para los arreglos pertinentes. No sabía si su padre se habria enterado de esto, pues tenia acceso a su cuenta. Conociéndolo se atrevía a cerrarla e impedir que malgaste el dinero.

Terminó de abrochar su corbata negra y se admiró por unos minutos. Reconocía que perder su cabello había herido su ego o no, herido no, lo había enterrado junto con lo que quedaba de su orgullo. Lo había dejado crecer y cuidado durante muchos años y nunca pensó que alguna vez se quedaría sin uno de ellos. Por qué no era solo dejarlo crecer, el cabello largo implicaba mucho cuidado.

Pero luego de ver la admiración en los ojos de Rim, ese amor fluir a través de esos hermosos ojos color café que le quitaban el sueño. Todos sus miedos, todas sus dudas de si lo que había hecho estaba bien o mal, se habían esfumado. Sonrió para sus adentros, se sentía tan feliz, Rim lo hacía feliz.

Recordó esa misma tarde antes de salir del hospital cuando fue a ver a las bebés. Recordaba cómo se había colado dentro de aquel cuarto sin permiso. De como setsuna habia engullido su dedo en su pequeño puño y lo había mirado fijamente con sus enormes y brillantes ojos ámbar, de cómo towa había despertado llorando poniendo en alerta a las enfermeras que llegaron corriendo y al verlo allí dentro lo corretaeron sin compasión.

Sonrió al pensar que su propia hija lo habia delatado, ni siquiera se había detenido a analizar su entorno cuando ya estaba gritando por todo lo alto. Le alegraba saber que pronto saldrían de allí, eso le daba 300 años mas de vida. Termino de arreglarse y tomo la cajita con el anillo que tenia para Rim. No era el mejor, debido a que actualmente no tenia tantos ingresos. Era de plata, con un hermoso rubíe azul mar y un grabado que decia:

"Amor eterno, Rim y sesshomaru"

Le había comprado un hermoso vestido blanco floreado como ella gustaba usar. A sesshomaru le encantaba ver a Rim con esa vestimenta tan natural, le daba un aspecto de una hermosa ninfa del bosque. Ahome se encargaría de arreglarla y desde luego hacerse pasar por Rim en la camilla para que no los descubrieran infraganti. Luego el se llevaria Rim a una velada bajo la luna, esperaría el momento correcto y le pediría matrimonio.

Todo estaba perfectamente calculado, no había lugar a fallas en sus planes. Se colocó el saco blanco sobre su camisa rosa viejo, pantalones blancos ajustados y zapatos negros. Se vació un poco de perfume el cual ella misma le había obsequiado. Aparentemente se veía bien, aunque no se reconocía asi mismo en el espejo. Iba a salir de la habitación cuando notó algo inusual.

━ ¿qué? __murmuro tomando el envace que le había regalo Rim el día de su cumpleaños, la estúpida planta no había hechado ni siquiera un mísero botón, ahora que la había descuidado y ni siquiera agua levertía, le daba por echar su primera producción.

Lo que más le sorprendió, fue la belleza que irradiaba aquella azucena blanca. Parecía tener luz en su interior, aspiró su aroma. Le recordó bastante al aroma de Rim.

Entre mi orgullo y tu dulzura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora