Capítulo 3

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- ¿En qué litera prefieres hacerlo, en la tuya o en la mía?

Un pesado silencio se formó en la habitación mientras que Arthur esperaba una respuesta con un semblante totalmente serio, sin dejar un atisbo de duda de que sus palabras no iban en broma.

Shinra se quedó paralizado, sin ser capaz de procesar las palabras del rubio. ¿Arthur estaba hablando de tener sexo? ¿Juntos?

Unos segundos después, y como si del encendido de un interruptor se tratara, Shinra saltó hacia atrás, aumentando la distancia con el rubio.

- ¿TE HAS VUELTO LOCO? Arthur, ¿eres consciente de lo que estás diciendo?

- Por supuesto. Estoy hablando de que hagamos lo necesario para salir de aquí cuanto antes.

La seriedad con la que Arthur estaba tratando la posibilidad de que el pene de uno de los dos se introdujera dentro del trasero del otro hizo que Shinra se estremeciera y comenzara a dar pequeños pasos hacia atrás, con la intención de agrandar aún más la distancia con el caballero.

Shinra sintió como un creciente hormigueo aparecía de forma repentina en sus mejillas. Ahí estaba otra vez, ese maldito tic nervioso. ¿Y cómo no estar nervioso ante las intenciones que estaba demostrando el rubio? Sin embargo, Shinra no quería que comenzara a burlarse, así que reprimió su sonrisa con todas sus fuerzas.

- Arthur, ¿seguro que sabes lo que es el sexo?

- Lo sé perfectamente akuma, no soy idiota. Es lo que hacen los enamorados para tener hijos.

- Y no te parece que es algo que no se ajusta a nosotros? Nosotros ni podemos tener hijos ni estamos... enamorados- Shinra sacudió levemente la cabeza tras hacer una pequeña pausa.- Por el gran Sol, si todavía soy virgen, aún no he tenido la oportunidad de estar con una chica que me guste- repuso el ojirojo haciendo un puchero mientras se cubría el pubis con sus manos. Y es que, ¿qué diría la hermana Iris o cualquier otra chica si se enteraban de que su virginidad era propiedad de ese caballero idiota?

- Hmm- una media sonrisa se dibujó en el rostro del rubio, algo que a Shinra no le hizo ninguna gracia- Qué pasa demonio, es que acaso tienes miedo?

- ¿QUÉ? No, por supuesto que no. ¿A qué debería tenerle miedo?

- A que te de tanto placer que no tengas más remedio que aceptar que los caballeros son mejores que los héroes.

Sin lugar a duda Arthur era un maestro en cuanto a idioteces se refiere.

- Idiota. Eso es en lo último en lo que estaba pensando. Además- volvió a hacer una pausa buscando estar (o más bien, parecer) lo suficientemente seguro al pronunciar sus siguientes palabras- no serías capaz de darme placer ni aunque yo fuera la persona más sensible al tacto del mundo.

Entonces, la sonrisa de Arthur se ensanchó aún más. - Si tan seguro estás de eso, por qué no lo demuestras.

En ese momento, el ambiente entre los dos chicos cambió repentinamente.

Shinra dejó ligeramente de lado los nervios y las inseguridades que le estaban dominando para dejar paso a un pequeño sentimiento que era ya un viejo conocido: la competitividad.

- ¿Acaso... me estás retando?

- Es obvio que sí, akuma. Prepárate, voy a derrotarte de una vez por todas.

En ese momento, Shinra pensó estar volviéndose loco, ya que empezaba a pensar que no era tan mala idea.

Y es que, si había algo que ambos tenían claro, era que tenían que salir de ahí cuanto antes. El resto de la compañía estaban solos en territorio enemigo y la posibilidad de que sufrieran un ataque sorpresa era elevada. Al final, a ninguno de los dos les gustaba estar ahí encerrados mientras que el resto estaba poniendo sus vidas en peligro.

No era algo propio de caballeros ni de héroes.

Por otro lado, Shinra había aprendido bastante sobre ese tipo de habilidades gracias a la investigación de Linch y sabía que, sin la autorización del ser que les había encerrado, la única forma de escapar era cumpliendo el requisito impuesto para romper el sello. Por mucho que pensara una forma alternativa de escapar, no la iba a encontrar.

- Además ¿qué tan malo podía llegar a ser? - pensó el azabache con la intención de autoconvencerse- no tenemos ni que besarnos o tocarnos demasiado. Simplemente meter y sacar. No tenemos que hacer nada más.

Llegados a ese punto, Shinra pensó que la mejor opción era aceptar el absurdo reto del caballero y usarlo para disfrazar lo que realmente estaban a punto de hacer, aunque cada neurona de su cerebro le gritase que era una mala idea y que no lo hiciera.

Con suerte, Arthur se olvidaría de todo poco después de salir y no tendrían que volver a hablar nunca más de ello.

- Está bien, caballero, acepto tu reto. Te demostraré que los héroes son mucho mejores.

-Hmm. Muy bien akuma, te prometo que te derrotaré rápido. Aunque la vergüenza de la derrota será más duradera.

Pese a todas estas grandes palabras, varios minutos pasaron sin que ninguno de los dos moviera un músculo, en completo silencio.

- Creo que ahora tienes que ponerte a cuatro patas, akuma.- habló por fin el rubio.

- ¿Quéeeeee?- se quejó Shinra- ¿Y por qué tengo que ser yo el pasivo?

- Porque tú te pareces más que yo a una princesa.

Shinra sintió como sus mejillas volvieron a tornarse rojas.

- Eso... eso no es verdad- dijo intentando sonar con la mayor seguridad posible.

- Hmm.- Sólo con eso, Shinra supo que lo siguiente que iba a decir no iba a gustarle- Entonces, ¿por qué estás sonrojado como una?

Ahora sí que sonrió.

Arthur había conseguido su objetivo y se sintió muy satisfecho. Aunque siempre se burlara de él, realmente le encantaba la sonrisa demoníaca de su rival.

Entonces, comenzó a reducir la distancia que les separaba. Arthur nunca había estado interesado en hacer ese tipo de cosas. Y no fue por falta de oportunidad. Durante su estancia en la academia ya había demostrado ser muy popular.

Siempre que alguien le veía con una chica y le preguntaba por ella, él respondía sinceramente lo mismo: es una princesa hermosa y agradable pero no estoy interesado en ella.

Sin embargo, ahora, y conforme se acercaba el momento, cada vez se sentía más ansioso por estar en esa situación con el azabache.

Cuando estuvo a escasos centímetros de Shinra, una sensación muy extraña apareció en su estómago. No era la primera vez que le pasaba. A veces, cuando la distancia con el "demonio" era lo suficientemente pequeña, esa misma sensación aparecía. Nunca supo si se debía a que una bruja le había hechizado o simplemente estaba enfermo, así que decidió no darle demasiada importancia. 

Por otro lado, Shinra había permanecido petrificado viendo a Arthur acercarse, noqueado por sus anteriores palabras e intentando procesar lo que le estaba pasando. Sin embargo, no iba a darse por vencido tan fácilmente.

- Espera- se apresuró el azabache justo antes de entrar en contacto con el rubio- no está bien que decidas tú solo. Los caballeros se ganan su lugar en la corte demostrando su valía.

...- Arthur se quedó mirando fijamente a Shinra con su cara de poker- ¿qué estás proponiendo, akuma?

- Pues... eh...- Shinra estaba improvisando sobre la marcha, así que dijo lo primero que se le pasó por la cabeza- haremos una batalla. El primero que se corra perderá y será el pasivo.

De nuevo, esa cara de póker que tan nervioso ponía a Shinra. Y no solo porque pensase que era idiota, sino porque hacía imposible para él saber que estaba pensando. Arthur siempre había tenido la molesta habilidad de saber lo que se le pasaba a Shinra por la cabeza (o el corazón) en todo momento, mientras que Shinra muchas veces se perdía en las neutras expresiones del rubio. Aunque tenía que reconocer que cada vez era más habilidoso en ese aspecto, si bien aún sólo reconocía tres con total claridad: la de alegría, la de confusión... y la que ponía cuando estaba preocupado por él.

- Está bien demonio. Demostraré que soy digno de ensartar mi espada en tu culo.

Shinra suspiro de alivio, aunque con su sonrojo aún presente por ese comentario del rubio. Había conseguido ganar tiempo y tener una oportunidad de evitar ser el pasivo, ya que prefería rehuir verse en ese papel con Arthur. No sabía si su "orgullo" podría soportarlo.

Entonces, Arthur fue hacia una de las dos sillas de la habitación y la acercó y orientó hacia la litera. Shinra sabía lo que eso significaba. Así que tragó saliva y andó hacia la litera, parándose en frente de ella y girándose para mirar al rubio.

- En serio tenemos que hacerlo enfrentados?

- Hmm. Es la única forma de confirmar que ninguno de los dos haga trampa.

¿En serio esa era la única razón?

No es odio. Es amor bien disimulado. Shinra x ArthurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora