Capítulo 1

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La octava compañía de las Fuerzas Espaciales de Fuego se encontraba en una misión en el Nether, intentando encontrar pistas sobre los planes del evangelista, de los vestidos de blanco, el gran cataclismo... realmente cualquier cosa, por pequeña que fuera, les valía para continuar aclarando las abundantes preguntas que seguían sin respuesta, aunque, después del acuerdo con Haijima, todos estaban más animados, sintiendo que cada vez estaban más cerca de la verdad.

Con el fin de recorrer más terreno habían decidido separarse en grupos. Tamaki, Iris y Maki por un lado, Vulcan, el capitán Obi y el teniente Hinawa por otro y a Shinra le había tocado ir acompañado de cierto caballero. Si Viktor no se hubiera quedado en la compañía investigando otros asuntos, al menos no habría tenido que soportarle a solas.

Maldito cabeza hueca, ¿por qué siempre era a él a quien le tocaba aguantarle? No les valía con obligarles a compartir cuarto, a sentarse juntos, a entrenar, comer, ducharse, ver la tele, jugar a videojuegos... bueno, puede y SOLO puede que nadie le obligara explícitamente a hacer todas esas cosas en compañía del rubio, pero si lo hacía era porque le odiaba tanto que era incapaz de dejarle mucho tiempo a solas. Eso tiene sentido, ¿no?

Shinra nunca se había parado a plantearse durante demasiado tiempo su relación con Arthur, aunque él era el primero en reconocer que era bastante... peculiar. Por ello no se sorprendió al enterarse de cómo iban a estar formados los equipos, aunque sí hizo el amago de quejarse tras escuchar el característico "hmm" del caballero.

Tras separarse del resto, Shinra y Arthur empezaron a explorar el área que les habían asignado, aunque no de la forma más minuciosa posible. Si bien estaban prestando la máxima atención posible a su entorno, a la vez "hablaban" (o más bien discutían) sobre el último videojuego que acababa de salir y que ambos querían jugar, lo cual estaba disminuyendo sus capacidades sensiblemente.

- Lo único que es cierto es que tú deberías pagar más por el juego, akuma- continuó diciendo el rubio a su... ¿compañero?

- ¿Eeeeeeeh? ¿Y eso por qué, caballero estúpido? - se quejó Shinra rápidamente

- El juego trata sobre un demonio que secuestra a una princesa y un caballero que tiene que rescatarla. Ya que tú eres el causante de sus problemas, es justo que pagues más al bardo que cuenta la historia- le respondió Arthur con aires de superioridad, mientras que la coletilla de su cabeza se movía de un lado al otro un par de veces.

Odiaba esa coletilla. ¿No podía simplemente cortarse el pelo? Seguro que la cabeza rapada le quedaba muy bien. Ver como el desagradablemente suave y resplandeciente pelo de Arthur se depositaba con cuidado sobre su frente, dificultando la visión de esos implacables y penetrantes ojos azules, hacía sentir a Shinra mucho menos incómodo que verle con esa absurda coletilla que parecía moverse con vida propia y con sus zafiros libres para hacer que el corazón de cualquiera se salte varios latidos.

Aunque no es como si eso le pasara a Shinra...

- ¿Pero qué dices cabeza de cebolla? El juego trata de un chico que vive en el Imperio de Tokio y, después de que desaparezca casi toda la población, se une a un espíritu para derrotar a un ocultista enmascarado y salvar a su hermano. En todo caso yo sería el protagonista así que debería de pagar menos.

- Hmm.

Shinra reconoció perfectamente ese "hmm". No era uno de los hmm que el rubio soltaba cuando no entendía algo. Ni uno de aceptación, alegría, gusto o superioridad, todos ellos diferentes. No. Era el peor de todos. Uno que tenía reservado exclusivamente para él. Era el hmm que utilizaba cuando realmente pensaba que Shinra era el idiota de los dos y que él tenía razón. Y lo utilizaba demasiadas veces en comparación a las pocas en las que realmente ocurría.

No es odio. Es amor bien disimulado. Shinra x ArthurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora