01. Dioses Egipcios

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Ser un dios era algo aburrido, al menos eso era lo que creía Min, o como los humanos solían llamarle, dios de la fertilidad

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Ser un dios era algo aburrido, al menos eso era lo que creía Min, o como los humanos solían llamarle, dios de la fertilidad. Las cosas se habían vuelto tan monótonas desde hace años ¿Cuántos años? Mil aproximadamente, tal vez dos mil, ya no lo recordaba. Siempre era lo mismo, traer abundancia a las tierras, buenas cosechas y velar por la fertilidad del ser humano.

Observar el plano mortal no era de su agrado, lo observaba de vez en cuando, pero siempre prefería quedarse al margen, pues nunca encontró nada interesante en los humanos. A diferencia de él, que se mantenía neutral sobre la gente terrestre, había otros dioses que definitivamente no les interesaba para nada el contacto con ellos y otros que amaban.

Anubis era un ejemplo de esto, el dios de la momificación nunca se entrometió en el plano mortal, simplemente se encargaba de guiar el alma de los difuntos, ningún ser vivo había tenido el placer de estar en la presencia de aquel dios con forma de chacal. Por otro lado, deidades como el dios del cielo, Horus, amaban el contacto humano, aunque este tipo de dioses sólo mantenían contacto con el faraón, el soberano de todo Egipto.

Y por último, habían otros que llegaban más lejos y se mimetizan con los humanos, tales como la diosa gato, Bastet. Aunque esta última era comprensible, pues era la diosa del hogar. Ésta diosa también compartía su don de la fertilidad, pero de manera diferente, Bastet cuidaba del maravilloso ser dador de vida, velaba por el bienestar en el embarazo y parto. Min en cambio, se enfoca en la fertilidad en general, podía velar por la fertilidad en los humanos también, pero él prefería ejercer sus dones en las siembras y cultivos.

Pero toda esa rutina se había vuelto tan monótona con el pasar del tiempo. Así que de vez en cuando se entretenía observando a los humanos y los festivales que se hacían en su honor cada cierta época, en agradecimiento por la buena cosecha de ese año. Pero siempre veía todo desde el plano astral, jamás bajó a la tierra.

Hasta que un día, una constante oración dirigida hacia él, lo intrigó. No era como las otras oraciones, pues la mayoría de las personas dejaban ofrendas y oraban en su nombre con el fin de que sus cosechas fueran abundantes ese año. Pero esta vez era diferente, había desesperación, mucha tristeza y un enorme anhelo.

Puso más atención y se dio cuenta de que aquel que oraba por él, era un artesano, y no cualquier artesano, era uno de los joyeros del faraón, el cual supuso que tenía alrededor de 19 años.

Al observar por primera vez, se preguntó qué era lo que lo tenía tan angustiado, ya que no parecía tener una mala vida, todo lo contrario. Ése chico parecía tener todas las comodidades que necesitaba, porque a pesar de que no era un noble, al ser el joyero del faraón poseía grandes lujos y mucho dinero.

A parte de su curiosidad por su estatus social, también se percató de su peculiar aspecto. A pesar de que tenía rasgos egipcios muy marcados, había algo diferente en ese chico. Tanto su cuerpo como facciones de su rostro, eran un poco más finas y su color piel un tono más claro que el promedio.

Entonces intentó escuchar con claridad aquella oración que comenzó a repetirse noche tras noche después de un par de semanas desde que empezó. Y lo que descubrió, alimentó aún más la curiosidad del dios con respecto a este humano.

El tiempo pasó, Min con frecuencia observaba y escuchaba al chico orarle cada noche y dejarle ofrendas en su templo dos veces al mes. Pero jamás intervino, siempre se mantuvo en el plano astral como mero espectador.

—Estás haciéndolo de nuevo —dijo una voz femenina.

Min no tuvo que voltearse para saber qué se trataba de esa antropomorfa mujer mitad gato. Después de todo, era la única diosa que se había dado cuenta de su reciente obsesión con ese humano. O si alguien más llegó a darse cuenta, jamás lo mencionaron ni le preguntaron.

—No sé de qué hablas Bastet —dijo Min y dejó de mirar el plano mortal para dirigir su atención a la diosa.

—Hablo de ese chico mestizo, ¿por qué no simplemente le concedes lo que desea? es un buen muchacho.

—Ni siquiera lo conoces como para afirmar si es una persona buena o mala.

—¿No? —Bastet acarició el lujoso collar en su cuello, acto que llamó la atención de Min-. Tú sabes que amo infiltrarme entre los mortales en mi forma de gato.

—¿Y él simplemente le confeccionó un collar a una gata que de casualidad eras tú?

—Él ama a los animales, sobre todo a los gatos, un gusto que no tiene nada que ver con alabar a deidades con forma felina.

—Dime ¿por qué fuiste a verlo exactamente? —preguntó él.

—Sólo quería saber qué fue lo que llamó tanto tu atención —ella se encogió de hombros—. Y la razón por la que no le has concedido su deseo —dijo con reproche.

—No me estoy enfocando en lo que él necesita en estos momentos. Tú eres la mejor candidata para hacerlo.

—No puedo cumplir su deseo si ni siquiera sé lo que quiere, porque no puedo escuchar oraciones que no van dirigidas a mí.

—Es una lástima por él entonces —Min se encogió de hombros y volvió a ver el plano mortal, el chico estaba concentrado moldeando aquel metal que pronto sería una hermosa joya.

—Él está orando al poderoso dios de la fertilidad por una razón, ¿no crees? Concédele su deseo Min. Por lo que me he dado cuenta, él es la persona más devoto a ti; y tú has estado ignorando sus oraciones por casi un año.

Pero no era eso, el dios de la fertilidad no estaba ignorando al humano, siempre lo tenía presente en sus pensamientos y se deleitaba con las oraciones y ofrendas que le ofrecía, pero...

Si tan solo supiera.

En este fic Bastet podrá cambiar su aspecto a estas tres formas

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En este fic Bastet podrá cambiar su aspecto a estas tres formas. Su forma de diosa, su forma gatuna y su forma humana. Aunque en su forma humana nunca ha podido ocultar su cola y orejas.

[PAUSADA] Dios de la Fertilidad (YM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora