Mikey y Kazutora parecían la mejor pareja... parecían.
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- Mikey, ¿Podemos ir a comer... el sábado? - Pregunta nervioso mientras servía la comida en el plató.
El peliblanco suspira, dejando sus lentes de lado. - No lo sé, Kazutora. Tengo...mucho trabajo estos días. Ya sabes, lo normal. -
- Oh... Está bien... ¿Y el lunes? -
- Kazutora, ¿Por qué tan insistente? No. -
Ambos comienzan una pelea de miradas, y como era de costumbre, Kazutora es el perdedor.
- Bueno... - Sonríe, aunque por dentro sus ganas de llorar aumentaban. ¿Algún día... Podrían tener una noche solo para ellos?
A decir verdad, ya no recordaba la última vez que los dos habían tenido una cita... Ambos no eran cómo antes. Su relación cambió muchísimo... Y él trataba, en serio que lo trataba de mejorar su relación, pero su esposo nunca tenía tiempo. Siempre era la misma excusa, el "trabajo"...
Kazutora sirve su plato y se sienta en la mesa, pero antes de que pudiera dar una cucharada a su comida, Manjiro se levanta, su celular vibraba. Una sonrisa en el rostro de Manjiro se forma apenas mira el teléfono. Esa boba sonrisa deja dudas en Kazutora. ¿Que había pasado?
El no era alguien celoso, pero su esposo lo era, y demasiado. Recuerda aquella vez que salió al cine con su amigo de la adolescencia, Baji Keisuke, Mikey al enterarse fue hasta el cine y cuando encuentra a Baji, lo golpea. Recordaba eso con dolor, ya que después de esa situación, su mejor amigo jamás volvió a ir a visitarlo...
De hecho, el novio de su amigo, Chifuyu Matsuno, fué a visitarlo, pero lo único que le dijo fue: "Kazutora, me das asco. Tantos amigos que has perdido por él... ¡Y nunca haces nada! Entiendo que están "enamorados" pero acabas de perder a tú mejor amigo, y para siempre." Kazutora al escuchar esas palabras da un golpe a la mejilla de Chifuyu, esté solo sonríe. "Nos vemos, idiota."
Esas palabras eran cómo cuchillos siendo clavados lentamente en su corazón. Dolían tanto... pero el realmente amaba a Manjiro, lo amaba con toda su alma. Amaba todo de él, su sonrisa, su personalidad, su hermosa voz, y como lo trataba.
Pero la simple pregunta de que si Manjiro todavía lo amaba, lo dejaba en un estado de curiosidad. Dudar de eso... ¿Cuando había Sido el día que dejó de creer que lo amaba? No lo sabía.
- Kazutora. Me voy, no me esperes noche. - Comienza a recoger algunas cosas.
Kazutora se levanta, en dirección al rostro de Mikey, acerca sus labios a la mejilla del peliblanco pero antes de que pudiera dar un lindo beso en estás es apartado de golpe.
