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LOS DIAS HABÍAN PASADO CON RAPIDEZ Y LA RELACIÓN ENTRE THALIA Y HOPE ERA CADA VEZ MÁS FUERTE.

La adolescente Mikaelson seguía sin ir a la escuela Salvatore por lo que sus días los pasaba junto a su padre y cuando este está ocupado, ella y Thalia salían a divertirse o simplemente hacían cosas en casa.

Sin duda, la mayor sabía divertirse pues al no tener idea de casi nada hacía todo como quería y ahí entraba Hope que, riendo la corregía o la ayudaba.

Mientras que la relación entre Thalia y Klaus, sorprendentemente también había evolucionado. Con ayuda de Hope, claramente, quien a su vez había puesto al tanto a su tio Kol de su gran y elaborado plan malévolo; juntar a su padre con su nueva amiga.

Algo ridiculo teniendo en cuenta que "Thalia" vendría a ser la villana...

Pero era una adolescente que recién veía a su padre, quien estaba solo.

Debía aprovechar.

Ese día jueves por la mañana llegaría su tía Rebekah para ser la siguiente original en quitarse la maldición, en un principio les había costado bastante el hecho de convencerla de lo real que era la situación pero con ayuda de Hope y Klaus la habían hecho llorar mientras buscaba su maleta para irse.

El hermano mayor, por ahora, de los Mikaelson estaba bastante nervioso e ilusionado. Había esperado ese momento de reunión familiar desde hace años, usando su libertad para viajar por el mundo para buscar a diferentes brujas que pudieran darle una solución.

Ninguna lo hizo.
Ninguna sobrevivió.

Pero ahora ahí estaba, sentado en la sala de su hogar de su ciudad, con su linda hija adolescente en un sillón a su costado y aquella especie de criatura extraña sentada en el suelo a un lado de su hija, mientras esta le enseñaba su teléfono.

Escondió su sonrisa con su vaso de cristal con bourbon mientras las escuchaba atentamente.

Llevaban ahí desde que terminaron de desayunar, Hope había hecho un comentario respecto a usar su teléfono cuando Thalia la miró como si tuviera cien pares de ojos en su cabeza y desde entonces la menor no la había soltado mientras le enseñaba su aparato tecnológico moderno y todas sus funciones.

—Aquí puedes subir fotografías. —habló la castaña rojiza con una sonrisa.— La que tú quieras.

—¿Puedo subir una fotografía de Zeus cuando lo derrote? —preguntó la pelinegra alzando una de sus perfectas cejas.

Hope miró en silencio a su padre quien se rio silenciosamente encogiéndose de hombros en un pequeño "ve tú que le dirás".

—Si, no creo que la humanidad esté lista para ver eso... —atinó a decir la adolescente.— Pero puedes subir una fotografía tuya.

—¿Por que haría eso? —volvió a preguntar Thalia viendo a la menor.

—Porque de eso va, más o menos... además porque eres muy bonita. —Hope vió la pequeña sonrisa de la mujer en sus labios y una idea le cruzó la cabeza por lo que desvió su mirada al único hombre en la sala.— ¿Verdad, papá?

Klaus alzó su ceja devolviéndole la mirada a su hija sin entender que le preguntaba.

—¿Verdad que Thalia es una mujer muy bonita? —volvió a preguntar la menor sin dejar caer su sonrisa.

El híbrido desvió su mirada a la pelinegra que ya lo miraba un tanto extrañada, ¿que tenía que ver el padre de la niña en su conversación?

—Si, eres muy hermosa. —afirmó el hibrido para luego levantarse de su sofá dejando su vaso ya vacío en la mesa de centro.— Rebekah debe estar por llegar, prepara... lo que sea que necesites.

Y sin más se fue.

Hope sintió una gran felicidad ante esa pequeña interacción "coquetona", sin notar el ceño fruncido de la pelinegra que estaba ajena ante ese comentario, en su lugar un recuerdo se reproducía en su cabeza al instante en oír el "hermosa".

Una mujer con larga cabellera, oculta en una cueva con una amplia sonrisa mientras parecía revolver algo en la tierra.

—¿Thalia? —escuchó finalmente a la niña de pie a su lado.— Mi tía Rebekah ya llegó.

Sin decir palabra alguna, se levantó del suelo sacudiendo con sus manos su jeans oscuro en busca de quitar alguna suciedad y siguió a la menor hasta fuera de la sala.

Ahí, en el patio interno del complejo, el híbrido abrazaba con fuerza a una rubia muy bonita, aunque solamente veía su cabello y la parte trasera de su vestido negro.

Klaus fue el primero en notar la llegada de ambas mujeres de la pequeña reunión por lo que se separó de su pequeña hermana viéndola limpiar sus lágrimas con cuidado por su maquillaje.

—¿Donde está ella? —preguntó la rubia una vez lista.

Ninguno le contestó, en su lugar desviaron su mirada hasta la adolescente a sus espaldas quien sonrió en grande al ver finalmente a su tía.

Lamentablemente tenía pocos recuerdos de ella, aunque sabía muy bien que cuando era una bebé, sus padres la entregaron a ella para cuidarla de los males de la ciudad, llevándola un tanto lejos.

Y cuando era una niña, ella estuvo dispuesta a aceptar una maldición por la menor.

—Tía Rebekah. —sonrió ampliamente la menor sin moverse de su lugar a un lado de la pelinegra.

Y cuando la vampiresa iba a dar un paso en su encuentro, la mano de su hermano la detuvo inesperadamente. Se giró a verlo con el ceño fruncido mientras Klaus desviaba sus ojos a la pelinegra ajena a la familia.

—Ella es Thalia. —presentó el híbrido haciendo que la rubia mire a la desconocida con atención.— Ella es quien nos ha quitado la maldición.

—¿Eres una bruja mística o algo así? —preguntó la original viendo un tanto desconfiada a la mujer.

—Para nada. —respondió ella acercándose unos pasos mientras el híbrido se alejaba.— Solo necesito que te relajes.

—¿Que me relaje? —repitió la vampiresa.— ¿para qué?

Y sin hablar más, la pelinegra colocó una mano frente a la rubia quien involuntariamente inclinó su cabeza hacia atrás y abrió su boca. Todos los demás miembros vieron la estela negra salir de su interior y meterse por la nariz y la boca de Thalia.

Klaus dio unos pasos cerca de ambas mujeres viendo el... "intercambio" hasta que finalmente vió aquello negro tornarse blanco y pronto el "lazo" se cortó.

Rebekah dió un gran respiro como si estuviera recobrando el aíre y Thalia respiró profundamente llevando una mano a su estómago mientras bajaba su cabeza cansada, y cuando intentó alejarse para que la familia se una felizmente, sus piernas le dieron una mala pasada.

Pero cuando pensó que caería de sentón al suelo, unos brazos la sostuvieron por su espalda y la ayudaron a mantenerse unos segundos hasta sentarse en una silla.

—¿Thalia? —llamó Hope a su lado preocupada, quien había actuado de inmediato trayendo una silla del comedor.— ¿Estás bien?

—Si, niña. —dijo la mujer después de unos segundos en silencio.— ¿Creíste que era mentira mi momento de debilidad que comenté hace unos días?

—¿Eso es todo? —interrumpió Rebekah sorprendida, ladeando su cabeza mientras paseaba su mirada por los presentes.— ¿Es malditamente enserio?

—Eso es todo.

Niklaus miró a su hermana ser abrazada por Hope y vio con una sonrisa como la menor de los hermanos correspondía aquel abrazo con anhelo.

Redirigio su mirada a la distante pelinegra que se encontraba ahora con su cabeza recostada contra el respaldo de la silla y mantenía sus ojos cerrados con una respiración controlada.

No pudo evitar llevar su mano hasta su hombro dándole un ligero apretón, el cual hizo que la mujer abra sus ojos y gire su cabeza para verlo.

—Gracias, Thalia. —dijo sinceramente.

La mujer esbozó una diminuta sonrisa para luego volver a cerrar sus ojos.— No hay de qué, Niklaus.

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⏰ Última actualización: Dec 28, 2023 ⏰

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