Siempre cojo las cosas por donde queman (Draco Malfoy)

Capítulo 5 - Poción de amor

El haberme encontrado con esos indeseables me ha dejado con muy mal sabor de boca. No se como me las apaño siempre pero es igual que con Pansy, al final me acabo topando con ellos en el momento que menos quiero hacerlo -aunque nunca lo desee, siempre puede haber una disposición a ello-. Cuando llego a mi habitación, recojo todo lo necesario para la clase de Herbología. Ésta disciplina es con la profesora Pomona Sprout, una mujer bastante peculiar. He de admitir que su pelo canoso unido a su blanquecina piel me hace gracia. Seguramente de mayor seré una cosa parecida pero en hombre, aunque mucho más atractivo si cabe decir.

No tardo mucho en llegar al invernadero seis, que es el que nos ha sido asignado a los de mi curso, los de Sexto año. Éste está lleno de las plantas más peligrosas que se podían estudiar en la escuela de Hogwarts. No tengo miedo de ellas, sin embargo debo tener cuidado en no herir más mi débil cuerpo ya lleno de tontas marcas. Pasados 5 minutos de estar esperando a la profesora, ésta hace acto de presencia y va corriendo hacia la parte delantera del invernadero y empieza la lección.

-¡Buenos días a todos!-dice sonriente mientras mueve los brazos con rapidez y se coloca sus ropajes. Parece que acaba de pelear con un dragón u algo parecido.-Perdonad la tardanza pero uno de segundo ha tengo problemas con una Mandrágora.-Algunos ríen por lo bajo y yo soy uno de ellos. No puedo evitar recordar lo que le pasó en segundo a Neville Longbotton con una de ellas.

Estoy situado al lado de Zabini, el cual no para de intentar entablar una conversación conmigo. Aun no ha empezado casi la clase y mi cara es de aburrimiento total. Además, hoy extrañamente a mi compañero se le nota más feliz de lo habitual. Vuelvo la mirada hacia éste y le miro fríamente, como diciendo que no tengo ganas de escuchar sus tonterías. Eso no sirve de nada porque, impaciente, empieza a escribir algo sobre un trozo de pergamino que acaba de arrancar.

-Hoy, alumnos míos, vamos a ver a la preciosa planta: Tentácula venenosa-dice emocionada Pomona y todos, incluyéndome, empezamos a emitir quejidos. Ya hemos sido advertidos por alumnos de Séptimo año que hay que tener mucho cuidado con estas plantas y que cuando menos te lo esperas, te acechan por alguna parte.-¿Alguien sabe algo de ella?

-Creo que todos sabemos lo suficiente de esa planta, profesora-salto yo siendo impertinente, con voz aburrida y de suficiencia. A los pocos segundos casi todos los alumnos empiezan a reír, sobre todo los de Slytherin. No se porqué pero cuando hacemos un comentario impertinente o algo a maldad, es como si nos hiciera diez veces más gracia que a los demás.

-Me temo, Draco, que lo que te hayan dicho sobre esta planta no es ni la décima parte de lo que debes saber para el examen-dice algo alterada mientras vuelve a tirar de su ropa para ponérsela bien. Luego se aclara la garganta y sigue con su discurso-Así que le recomiendo que atienda en clase-Hace otra pequeña pausa para llamar la atención del resto y prosigue con su enseñanza algo más animada-La Tentácula venenosa es una planta espinosa, verde y móvil. Puede expulsar veneno por sus brotes ...

Y pierdo el hilo de la clase fácilmente. En mi defensa tengo que decir que el traqueteo de la pluma de mi compañero hace que no pueda concentrarme en los palabros que salen de la boca de la profesora Pomona. Es gracioso ver como intenta apoyarse sobre algo mientras trata de escribir apenas una breve línea en el pergamino. Cansado de esperar, le doy un leve codazo en las costillas -algo fuerte simplemente por cortesía- y me acerco a su oreja para susurrarle.

"Qué es lo que quieres, Blaise"

El muy zoquete del respingo que pega, se le cae la pluma al suelo. Éste se agacha para recogerla rápidamente y mira como si nada hacia la profesora, haciendo ver que "está atendiendo en clase". Por el rabillo del ojo puedo vislumbrar una tímida sonrisa en sus labios, una que me sorprende sabiendo lo serio qué es. A decir verdad, está mucho más animado que de costumbre: sus movimiento son más ágiles, se mueve con alegría y tiene un leve rubor en sus mejillas. ¿Qué leches está pasando por su cabeza?