Closed room

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Un friolento Matt se encontraba recostado en su cama, recapitulando los hechos de los últimos 47 minutos. Con la extraña sensación en sus labios sostenía el vivo recuerdo de la presión anterior ejercida con los de Tord; recordarlo carecía de pertenencia, sentía estar en otro cuerpo, como si no fuera él mismo, ese Matt que acaba relativamente de ser besado por Tod, el recordado estúpidamente en error, dicho que resultó un renombramiento cómico e infantil, una palabra que te hace familiarizar al curioso pelirrojo fresa al instante. Infantil, de ser descartado, divertido, olvidadizo de conveniencia y fuera de ella. Más características que se le atribuyen a un niño todo el tiempo; suelen perderse en sus mismas palabras, esas que en definición llaman la atención de Tord y no hay pierde.

Un cuarto frío con un cuerpo frío caído sobre unas sábanas tibias, se prestaba para pensar en su breve historia.

Se conocían bien, y aunque muchas veces olvidara su nombre, nunca era de su voz, ni su tacto, de sus actos, todo eso que le convertía en lo que es profunda y externamente.
Más de una vez su rostro era borrado como si no hubiera rastro en su cabeza, más nunca llegó a olvidar sus ojos grisáceos. Los grababa como únicos. De ese modo, sabría reconocerlo las próximas veces que le tocaba abrirle la puerta, más Tord nunca abría la suya.

¡Que falta de apertura a los demás!
A veces se quejaba, de ser él que no dudaba en girar la perilla, esperando que el otro expresara, minimamente su vida. No podía saberlo, odiaba no tener ese control sobre él. Para él era arrogante, un misterio llamativo que añoraba tener una pista, mejor, una llave. Lo mejor, es la conexión que habían forjado hasta hace poco. Tuvieron charlas largas y de valor y una de ellas fue cuando Matt acompañó a Tord a una de sus movidas misteriosas aunque a éste le molestó tantas preguntas al respecto, y es que no quería aceptar su extremo silencio; era imposible para un hombre como él y pudo lograr mucho más siendo su compañero.

La afición de Tord a robar le daba mala fama entre los que han conocido ese lado suyo, sobre todo con sus amigos cercanos. Es problemático y apático.
A su acompañante pelirrojo como compañero la sospecha prevalencia fuera gracias a su patética actitud y, aunque era difícil de creer, él disfrutaba que juntos coincidieran con un grupo ilícito, siendo algo extraño y curiosamente dinámico; entonces era más bien un secreto compartido, algo en esencia de ellos dos del que no hay réplica.

Las versiones más recientes de sus atracos fueron inconscientes, desenfrenados, justo como su pecho ahora, agitándose sin intermediario se dedicaba a punzar, su corazón parecía que pararía y a la vez que se le saldría del pecho explotando de pronto, pudiese ser sin previo aviso, ¿cómo saberlo?. Lo embargaba la adrenalina de querer mover el cerrojo, sensación similar a conducir un auto sin límite de velocidad, en la oscuridad, sin nada que lo proteja, tan desenfrenado como si conociese su destino.

Mucha culpa tenía su capacidad de entender, pues no es más que estar en bucle; no esperaba mucho, solo divagaba y de ahí no podía salir. Daba vueltas deteniéndose pero no alcanzaba la reacción que creía tener, no podía, justo como en ese momento de tenerlo tan cerca.

Sus ojos como venado al ver las luces de un auto, se quedó ahí, perplejo sin más que sus enardecidas mejillas y cuando se distrajo de la luz el auto ya no estaba ahí, en vez de Tord dejó el rastro de su ceguera, de toda su historia detrás. Se había ido, pero no más ido que él, no.
Llegó a pensar en esa posibilidad, aunque fuera para él un tanto absurdo.
Compañeros de tanto tiempo, amigos ya absorbidos a un extraño amorío. Eso no es más que una detonante, ni siquiera una pequeña parte de su historia ni lo que significa, ninguno estaba seguro de lo que fuera esa extraña relación.

Entonces, ¿Qué significaba eso ahora?. ¿Tord lo quería?. Obviamente, todos quieren a Matt, pero de ese modo era raro. Seria difícil de imaginar que pudiera hacerlo.

Bitter [TordMatt Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora