𝗎𝗇 𝗇𝗈𝗏𝗂𝗈 𝖽𝖾 𝗆𝖾𝗇𝗍𝗂𝗋𝖺𝗌 🍼𝗄.𝗆

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Yo tengo una teoría. Cuando odias a alguien, es un sentimiento tan perturbador como cuando te enamoras. El estómago se te retuerce, el apetito y el sueño se descomponen, el corazón se vigoriza y casi es visible a través de la ropa.

No sabes que sientes por esa persona, incluso si crees odiarlo. El amor era sumamente confuso y doloroso que muy pocos seres humanos evitamos. Justo cuando empecé a sentir algo por mi jefe, el me traba al principio frío, decían que era Satanás en persona; me llegó a dar miedo mucho miedo.

Pero sólo al final me di cuenta que no era verdad. El se convirtió en una amigo para mí durante mi trabajo con él, y, por supuesto que conforme estábamos juntos llegué a sentir algo por él, algo que quería borrar, me sentía transparente con él y si él miraba lo que siento, él posiblemente me rechazaría, cosa que no quiero.

Tomé una mala decisión al querer olvidarlo con alguien más y no resultó pues... Hay un secreto que él no sabe y no sé si podría decirle algún día.

Mi teoría del amor es: Mi vida. Qué mejor teoría que esa.

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El taxi paró en la gran mansión de su jefe, pagó y bajó rápidamente para sí abrir la puerta con su tarjeta. Camino a pasos rápidos, resonando sus zapatos de trabajo, estaba sudando un poco además del sueño que tenía. Puso la misma tarjeta entrando a la gran mansión. Tomó el control remoto el cual al oprimir el botón se abrieron las persianas de las cortinas, dejando entrar el cálido sol. Lo dejó aún lado y fue inmediatamente a la cocina a preparar el café y panqueques para su jefe.

Se dio prisa lo más que pudo, no pudo dormir bien anoche porque su hijo no lo dejó dormir, estaba llorando demasiado que cuando cerró sus ojitos eran las tres de la mañana. Tenía unas ojeras horribles en sus ojos color miel, era muy agotador lidiar con un bebé.

Al terminar todo lo dejo en la mesa del comedor, escucho unos pasos bajar las escaleras. Tomó su tablet con las noticias para que él la leyera, también su medicamento, se puso derecho esperando ver su presencia.

─Huele delicioso, cómo siempre eres el mejor Park. ─Lo halaga como siempre cada mañana.

─Muchas gracias, señor Jeon.

Lo mira tomando asiento mientras prende la tablet para que vea las noticias, mientras comía. En eso el estómago del castaño gruño y su jefe le mira arqueando una ceja; ya lo sabía.

Se sintió muy avergonzado.

─Lo siento, no almorcé nada. ─Jugo con sus manitas nervioso.

─Siéntate y come algo. ¿El pequeño Mingguk no te dejo dormir? ─le pregunta mientras come un poco de fruta, Jimin se sienta a su lado y empieza a comer fruta con yogur.

No se negaría a comer algo, moría de hambre. Esto ya era más que una costumbre con su jefe.

─Lloro toda la noche, no me dejó dormir hasta las tres de la mañana. ─Responde.

─Te he dicho que te mudes aquí y no quieres. ─Le mira─ Podrías evitarte eso.

─No quiero ser una molestia, señor, ya sabe que Mingguk...

Lo interrumpe.

─Adoro a Mingguk, no me molesta su presencia aquí. De verdad piénsalo así no tienes que cruzar toda la ciudad para venir temprano y prepararme el desayuno y hacer tu trabajo. Piénsalo por favor, lo hago por tu bien y por el de tu hijo, sabes que está mansión es grande hay mucho espacio para dos más siendo tres todos juntos.

Jimin sonrió tímido. Ha estado trabajando con su jefe desde hace 3 años, desde que se graduó de la universidad a los 22 años, consiguió trabajo en la empresa Jeon como asistente de Jeon Jungkook. Al principio fue agotador, pero con los años fueron conociéndose mejor. Entre ellos había una conexión cómo de amistad, la confianza se ganó entre ellos.