it was enchanting to meet you

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Una cosa que deben saber: Keigo no quería estar ahí.

Con un traje de tres piezas tan oscuro como la noche y el cabello perfectamente estilizado, Keigo no quería estar ahí. Pero una sonrisa le decoraba el rostro desde el momento en que se bajó del coche, tirante sobre sus blanquecinos dientes y arrugando las esquinas de sus demasiado-amables ojos.

Todo en él era perfecto esa noche, desde los zapatos lustrados hasta la punta de su dedo índice.

Otros héroes lo saludaban a diestra y siniestra. Algunos lo observaban fijamente, inclinándose hacia demás invitados para susurrar chismes sin discreción. Keigo pretendía que no existían, avanzando con el mentón en alto y su brazo entrelazado con el de Kaina. Mujeres de su edad, e incluso mayores, se relamían los labios y miraban a Kaina con recelo; en sus retorcidas mentes planeaban cómo deshacerse de ella, cómo podían atrapar al indefenso pajarito y tenerlo para sí mismas.

El salón principal parecía sacado directo de una película de princesas, con enormes candelabros colgando del techo y dos escaleras, una en cada extremo, que se unían en la cima. La iluminación era cálida y todas las esquinas habían sido decoradas con camelias blancas. Mozos con bandejas de plata ofrecían vino rosado a los invitados, saliendo y entrando constantemente de dos puertas a la izquierda del salón.

Keigo se sintió brevemente fuera de lugar. Se preguntó a sí mismo cómo había terminado allí, cómo logró todo lo que logró a tan corta edad.

Kaina apretó su brazo ligeramente y, cuando Keigo volteó a mirarla, la preocupación le opacaba los ojos.

—¿Todo bien? —ella preguntó por encima de los violines, sólo para ellos dos.

A pesar de la ansiedad atando nudos en su estómago, Keigo asintió.

—¿Quieres algo de beber?

Kaina sonrió dulcemente y lo guió hasta una mesa.

Keigo agradeció que ella fuera tan charlatana como él mismo. Pronto sus nervios se apaciguaron, entre bocadillos y jugo natural —porque aún no tenía la edad legal para beber alcohol—, y Keigo se halló conversando con héroes que sólo conocía por redes sociales.

Mt. Lady deslumbraba en un brillante vestido carmín. Keigo chismeó con ella acerca de su creciente cercanía con Kamui Woods, quien se acercó minutos después para invitarla a bailar. Best Jeanist era una buena compañía una vez lo hacías sentir cómodo. Su asiento estaba asignado junto al de Kaina; Keigo se limitaba a escucharlos criticar la vestimenta de algunos invitados, mordiéndose el interior de una mejilla para reprimir la risa.

All Might se acercó eventualmente para sacudirles la mano, deseándoles una excelente velada con su usual sonrisa ensombreciéndole el rostro. Detrás suyo se escondía un pequeño niño de rizos verdes, aferrándose ansiosamente al pantalón de su padrastro. Todo aquel que conociera a All Might también conocía a Midoriya Izuku, su futuro sucesor y el único hijo de su esposa, Midoriya Inko.

Izuku sólo habló para pedirle a Keigo su autógrafo y cuando lo obtuvo, escrito con fibra negra en el interior de su manga, el rostro se le iluminó como mil soles. All Might se movió rápidamente a otra mesa, pero la calidez de esa sonrisa se quedó con Keigo por el resto de la noche.

Más héroes llegaron a su mesa. Edgeshot, Present Mic junto a Ereaserhead y Shirakumo, Ryuku y Rock Lock. Keigo los recibía a todos con una sonrisa.

Dios, en serio no quería estar ahí.

Keigo estaba a medio comer una brocheta cuando Kaina se inclinó y le susurró:

—No mires, pero los Todoroki están aquí.

ENCHANTED ; dabihawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora