A través de una pantalla

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Cuando era pequeña mi madre me decía que el amor a distancia era una tontería, pero desde que comencé a utilizar las redes sociales (Instagram, Facebook, Tinder, etc) he cambiado de idea. Conocí a Nico a través de un amigo en común, Fernando. Era amigo mío desde pequeña y siempre habíamos pasado las tardes de verano en el pueblo jugando a las casitas o a cualquier juego que se nos ocurriera.

Cuando cumplimos diecinueve años, Fernando y yo acudimos a una de las verbenas del pueblo, y allí fue donde conocí a Nico. Era un chico alto, de pelo rizado rubio, sus ojos eran verdes como las hojas de los árboles en primavera, era bastante apuesto. Al paso de la noche, Nico me dijo que era de fuera, se había ido de intercambio a Londres y era allí donde vivía. Estuvimos toda la noche hablando, bailando, bebiendo, riendo, en general, nada podía salir mal aquella noche.

Pasaron los meses desde aquella noche, Nico y yo conversábamos casi todos los días, él me contaba su día y yo a él el mío. Con el tiempo ganamos una gran amistad, que poco a poco se iba convirtiendo en algo más, ya me entendéis.

-¿Has visto la serie que te dije el otro día, Allis?

- Pues, la verdad es que aún no he tenido tiempo, ya sabes, la universidad, estoy hasta arriba de trabajos.

- Porque no sabes organizarte - él se empezó a reír de mí, había veces que me entraban ganas de golpearle, pero no se puede golpear a alguien a través de una pantalla. Nuestras conversaciones podían ser de raras un mundo, pasaban de alienígenas y naves espaciales, a cual es el sentido de la vida o por qué no nos caemos cuando la tierra gira.

Todos los días por la noche me contaba sus sueños de la noche anterior, algunas veces soñaba conmigo, y otras muchas veces soñaba con que vivíamos juntos, cosa que me hacía reír, en cierto modo nos habíamos enamorado el uno del otro a pesar de la distancia.

El lunes por la mañana me levanté para ir a la universidad y le mandé un mensaje de buenos días. Recogí mis apuntes y los metí todos en mi mochila, cuando tenía todo preparado, bajé de mi piso para esperar a mi amiga, Daniela. Cuando llegó me monté en su coche y nos fuimos.

-¿Cuánto tiempo lleváis hablando ya? - me preguntó ella sin apartar la mirada de la carretera.

- Pues dentro de tres días hacemos once meses hablando, es super majo, y dice que tal vez en verano venga al pueblo conmigo.

- Ohh que mono, ¿crees que saldréis juntos algún día? - me preguntó mirándome un momento.

- Pues, posiblemente, no sé todavía, porque ya sabes, la distancia y eso...

- Bueno, pero en las vacaciones os podéis ver, y en cuanto terminéis las carreras podéis iros a vivir juntos.

- Supongo.

Llegamos a la facultad y nos dirigimos cada una a nuestras clases. Miré mi teléfono para ver si Nico se había despertado, pero parecía que aún no, era normal, todavía era temprano. A la hora de la comida, bajé al comedor y me reencontré con mi amiga, volví a mirar el teléfono, "buenos días, me acabo de despertar". Me puse a hablar con él.

- Allis, Allis, ¿me estás escuchando? - miré a mi amiga quien me miraba buscando respuestas. Guardé rápidamente el móvil.

- ¿Qué me habías dicho?

- Te estaba preguntando si has visto a aquél chico de esa mesa, no para de mirarte - me giré hacia el chico, nuestras miradas se cruzaron, su rostro se volvió rojizo, sonreí, volví a mirar a mi amiga.

- Es la primera vez que lo veo.

- Yo igual, será nuevo.

Seguimos comiendo, de vez en cuando miré a la mesa del chico para comprobar que él también miraba de vez en cuando.

- A lo mejor...va siendo hora de que te fijes en lo que hay a tu alrededor, y no en la pantalla de tu teléfono - la miré rápidamente, se refería a Nico, al igual que mi madre, ella también pensaba que las relaciones a distancia eran una tontería, pero tenía sentido que lo pensara, ya que ella a tenido malas experiencias. Cambiamos de tema y seguimos comiendo, aunque yo no paraba de pensar en lo que dijo.

Al pasar unas semanas Nico estaba algo distante, hablábamos todos los días como siempre, pero había algo en él que había cambiado, un día decidí preguntarle si le pasaba algo.

- Estoy hasta arriba con exámenes y trabajos, son en inglés y ya sabes que me cuesta - me dijo, le dije que no pasaba nada, que se centrara en lo que tenía que hacer y hablaríamos cuando tuviera tiempo libre.

Los siguientes días fueron tranquilos, pasaba el tiempo escribiendo, escuchando música y hablando de vez en cuando con Nico. El chico de la cafetería de la universidad resulta que se llamaba Alex, y si era nuevo, nos dijo a Daniela y a mí que si nos miraba era porque le parecíamos simpáticas, y bueno, ahora se sienta con nosotras. Es bastante amable, te pregunta todos los días qué tal has dormido, si estás bien, cómo te fue la mañana. Cada día trae una baraja de cartas al comedor y jugamos un rato.

Cuando pasó la semana, Fernando me había dejado una llamada perdida, se la devolví y me contó que Nico me había estado mintiendo, el verdadero motivo por el que no podía hablar últimamente era porque estaba en el hospital, le habían detectado una enfermedad mortal y estaba en observaciones. La noticia me marcó mucho, al principio no sabía como reaccionar, mi primera idea después de pensarlo fue ir a verle, pero y si no llegaba a tiempo, a lo mejor él, no sabía el tiempo que había estado mintiéndome, en el fondo sabía que lo había hecho para no preocuparme, pero, debería de haberme dicho algo en todo este tiempo.

Hablé con mis padres para mirar algún viaje libre para Londres, pero casi todos los aviones estaban completos, cada día me asustaba más la idea de que no le volvería a ver nunca. Busqué barcos, aviones, trenes, pero nada, todo estaba ocupado. Le propuse la idea a mi padre de ir en coche hasta Londres, pero era imposible. Llamé a Fernando y le pregunté si tenía noticias de Nico, me dijo que no, su madre había llamado y le había dicho que de momento todo seguía igual y no tenían noticias nuevas. Le mandé mensajes a Nico, pero él no respondía, todo esto estaba siendo abrumador y demasiado doloroso, me estaba quedando sin opciones, sin saber qué hacer para poder ayudarlo, todo lo que habíamos hablado, todos los planes, se venían abajo de repente, sin ningún motivo.

Cuando le conté lo que había pasado a Daniela y Alex, no supieron cómo reaccionar, los dos me dieron un abrazo de consolación y Daniela me dijo que no me preocupara, que tal vez era un pequeño susto y todo se arreglaba con el tiempo, pero yo me esperaba lo peor.

Al terminar el martes, Nico me habló, se disculpó por no haberme contado la verdad y me dijo que estaba peor, los médicos le habían dicho que en cualquier momento se le podía para el corazón y bueno, ya sabéis. Le dije que no se preocupara, que iba a hacer lo imposible por volver a verle, y si no era en esta vida, tendría que ser en otra.

A través de una pantallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora