Capitulo 2

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2. "Inefable"

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"Solo puedo decirte gracias, porque por ti... Lo tengo todo, no dudaste de mi y me dejaste ser"

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Presiono el freno y dejo que el auto viaje con el viento, esquivando autos por la carretera principal, una vez más lo dejo ir y solo disfruto el camino que guía hacia las afueras de la ciudad en medio de la naturaleza, del bosque... de un paraíso escondido de casa.

Exacto.

La casa de Ran, menudo loco que es haber hecho todo eso solo para tener a una mujer a su lado. Que patético, pero el juego le funcionó y ahora tiene una familia... ¡Una maldita familia! Y es feliz con ellos.

Abro la ventanilla del auto dejando que el viento azote mi rostro y mueva a su antojo mi cabello mientras esa música —Chills Mikey Vales— me jode con la letra, me siento raramente frustrado y no entiendo el por qué. Talvez solo talvez y es que no quiero darle mucha importancia: sea porque no la he visto desde ese día.

Sus malditos ojos me destruyen en la oscuridad de mi habitación cuando trato de alejarla de mi mente, me hace dar vueltas por la cama y quedarme pensándola hasta el amanecer. Esto no es normal en mí y me hace enfadar, esa maldita hizo algo en mí.

Estacionó mi auto —Un Lamborghini personificado en negro— frente a la gran mansión en el bosque de mi hermanito.

Me quedo apoyado en el frente de mi auto viendo a la nada y es que las cenas familiares no son lo mío. Antes solo éramos dos.

Arreglo mi corbata por pura costumbre y abrochó mi traje, acomodo el reloj en mi mano y me cruzo de brazos esperando algo que ni yo sé. La puerta principal se abre y de ahí sale el loco más grande que conozco.

—¿Reflexionando sobre la vida? —sonríe hermosamente mi hermano con ese cinismo que emana por naturaleza de su persona.

—¿A qué se debe la cena de hoy? —me levantó del auto y camino hacia él, que aguarda en la entrada— Tenía cosas que hacer. Hay cargamentos de drogas desapareciendo y eso nos perjudica hasta la mierda.

—Tranquilo, claro que he pensado en eso y ya tengo la solución.

—¿Cuál es?

—Ya lo veras. Es genial.

—¿Y entonces? Por qué me has hecho venir, tu casa no queda a la vuelta de la esquina, he tenido que conducir una maldita hora.

Cuando llegó hasta él, se apresura a cambiar de tema porque sabe que lo golpeare en su estúpida cara por hacerme venir y que no sea importante.

—Tengo una sorpresa para ti —me rodea de los hombros— ¡Feliz cumpleaños!

—No es mi cumpleaños —le enarco una ceja.

—Eso es lo de menos, andando. —a pesar de llevar toda una vida juntos nunca terminaba de aceptar lo imbécil que podía ser a veces.

Ran pasa por delante de mí, nos dirigimos hacia el comedor principal, siempre que vengo aquí me siento levemente en paz, con todos los árboles y la madera bien tallada con la que fue construida está mansión. Pero ahora no me siento igual, un hormigueo se apodera de mi cuerpo, puedo escuchar cada paso que doy y cuando miro a Ran pasar por las puertas del comedor y perderse de mi vista, siento que estoy yendo hacia un juicio final.

Cuando paso por la puerta puedo visualizar a Ran sentado en la cabecera de la mesa, a Tayler a su lado como todo un hombre a pesar de solo tener cuatro años. El comedor es largo así que todavía me tocaba caminar un poco más, Arley sale de algún lugar y se tira hacia mí para que la alce en mis brazos.

Amores que matan [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora