— Lo lamento mucho rengoku-san, no fue su intención —Hablo el chico con la parte superior del cuerpo inclinada y sus brazos a sus lados. La pequeña demonio no entendía por qué estaba así, el pilar ya le había repetido mil y una veces qué no era necesario.
— ¡No se preocupe joven kamado,se qué la jovén nezuko no lo hizo intencional! — Habló energético y con una sonrisa, cómo siempre. La pequeña demonio presente había destruido la katana de madera con sus pocos forsejeos y morderle la mano con la fuerza suficiente para pasar la piel.
— ¡Mmh! — Fue lo único qué logro pronunciar la demonio mientras huía a adentró de aquella residencia en busca de esconderse del sol. Ambos chicos asta apenas ese momento de huida de la chica notaban que era ya de mañana.
— ¡Joven tanjiro! ¿Le gustaría ir a comer batatas a un puesto de comida cerca? — Digo en un casi grito, el chico por el casi grito del pilar hizo el mate de medio taparse los oídos, especialmente porque estaba algo cerca de él.
— Claro, rengoku-san, me gustaría ir a comer las batatas —hablo con calma y curvando sus labios, dejando a la vista una sonrisa espléndida y excepcional a ojos de cualquiera. El pilar con orgullo, diría que seria el mayor causante de sus risas y sonrías tarde o temprano
— ¡Bien, entonces vayamos! — Miraba al chico de forma directa. Quizás se estaba olvidando qué . . . Les faltaba a la menor
— Rengoku-san, falta nezuko — notó qué el pilar rápidamente paso de nezuko por su expresión, parecía algo desconcertado pero en ningún momento su sonrisa se desvaneció. Luego de una pequeña platica, fuero a buscar a nezuko a la residencia abandonada
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Ambos chicos tenían una charla amena y fluida. El menor de los dos no sabría el buen de cartas que estarían en su espera y tampoco, como es que mostrarlas habría sido más adelante un problema.
