Prologo

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Era una noche fría, sin duda que lo era. El invierno tenía esa cualidad de hecho.... aunque esta vez era diferente. Algo en el aire parecía sofocar a los pocos transeúntes que caminaban sin suficiente abrigo, mientras que los autos dejaban salir grandes nubes de vapor por los escapes.

Tan solo eran las 9 de la noche, y sin embargo la gente ya se había resguardado en sus hogares, mientras que la nieve borraba sus pisadas y rastros. Era un buen momento para estar en casa, pasando tiempo de caridad con alguien especial... por suerte, yo estaba teniendo una interesante platica con una nueva amiga que había hecho esa noche, en mi pequeña bodega abandonada, que servía como resguardo de la nieve y el frio.

—¿Sabes? Creo que las personas romantizan demasiado eso del amor y el afecto... muy por debajo, ocultan otras intenciones. Usan una fachada para ocultar al mundo quienes son en realidad, o al menos eso es lo que creo— Sacaba gustosamente un pedazo de lechuga de entre mis dientes mientras continuaba con mi charla —Las personas son tan raras desde mi perspectiva, realmente me cuesta entender porque la gente se molesta tanto cuando mato a alguien que realmente se lo merece, quiero decir, si al final se van a morir, ¿Qué importa si acelero el resultado?. Todos vamos a morir, yo solo les llevo a su inevitable destino, ¿Sabes a lo que me refiero? Soy algo así como un cegador de almas—
Pregunte con tranquilidad al frio cadaver de la mujer que había asesinado, y que ahora me servía como asiento. Naturalmente, esta no me dio una respuesta, ni siquiera un ruido, solo el de las moscas volando alrededor de ella —Aunque bueno, te mentiría si dijera que no disfruto matar gente. Es relajante, es como practicar un deporte extremo, se siente increíble, la sensación de poder que te da no tiene precio.— Tenía la mala costumbre de mover las manos en el aire mientras hablaba, lo cual sin duda no me gustaba, me hacía ver como un tipo loco. Me quede en silencio por unos segundos, mientras miraba la cara desfigurada de la mujer, entre sangre y fluidos corporales — Bueno, eres buena escuchando.... espero que hayas aguantado lo suficiente como para escucharme, ya que es difícil saber cuando tienes el rostro hecho pedazos, ¿sabes?—

Un forcejeo se escucho a la distancia, seguido de un grito ahogado por la cólera, y la mordaza que le puse, claro esta —Oh mierda, no me digas que estuviste escuchándonos todo este tiempo... que vergonzoso— Su marido estaba atado a una silla de espaldas a nosotros, lo había dejado inconsciente antes masacrar a su mujer, como un acto de bondad, pero en menos de dos horas ya estaba despierto de nuevo. Podía ver a su mujer desfigurada en el suelo, rodeada de un charco de sangre a través de un espejo sucio que había en la habitación. Estaba jadeando y bufando de dolor y furia, en su mirada reflejada podía ver odio puro —Vamos no me veas así, se suponía que permanecerías inconsciente por al menos cuatro horas. Lamento que tengas que ver a tu mujer en ese estado... debiste de amarla bastante. Pero ya se termino, ¿ves? ya se murió

Me puse de pie, mientras me abrochaba el pantalón cómodamente como si regresara de orinar en la carretera. Rápidamente, me di cuenta que accidentalmente había manchado el broche de mi pantalón con sangre que quedaban en mis manos. Suspire molesto, pues limpiar la sangre de la ropa era algo realmente difícil cuando no tenías una lavadora propia.
Aquellos tipos eran, desde mi punto de vista, verdadera escoria. Su mujer, la cual trabajaba en un bar nocturno, no tenía problemas con darle sus servicios a menores de edad, aunque parecía ser una mujer puritana y descente, su mente era tan sucia como su cuerpo; en cuanto al hombre, el no era mejor, el desgraciado sentía una extraña necesidad de consumir contenido explicito, sacado de los abismos mas oscuros de internet... violaciones, mutilaciones, tortura de la mas pura de todas. Desde luego que, sin nadie que hiciera algo para castigarlos, era mi deber hacerlo, mancharme las manos para que la basura finalmente sea purgada, aunque claro, podía permitirme disfrutarlo, despues de todo, eran escoria humana, su sufrimiento era simplemente mi motivación para seguir.
Ahora bien, ¿Cómo sabía todo aquello? Bueno, digamos que una de mis pocas cualidades es la investigación, y aunque no tenía un entrenamiento especial para ello, no se me daba mal. Al final, me acerque al tipo atado en la silla, y como pude me limpie la sangre en su camisa, embarrándola toda en un color rojo carmesí. —Mira, para que veas que soy alguien realmente bueno, te voy a matar rápido. No te lo mereces, pero creo que me siento compasivo— Quite de un tirón la mordaza que cubría su boca, y este jadeo con mas fuerza, como un animal encolerado —Bueno, ¿tienes algunas palabras finales? ¿Algún arrepentimiento? ¿Algún otro secreto pecaminoso?. Descuida soy bueno guardando secretos, te prometo que no se lo diré a nadie...— No podía evitar sentir curiosidad, después de todo, era alguien que le gustaba mucho los chismes, incluso si venían de hombres como el. 

Naruto: RoninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora