Prefacio

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Cuando nuestras mariposas se tornaron de distintas tonalidades grises y negras, no me quedó de otra que realizar la denuncia delante de las autoridades especialistas para impugnar al Sr. Filo Sarco. No había duda que él tenía algo que ver. Lo que no me esperaba, era que el caso atravesaría una revisión profunda y diaria que tomaría largos y tortuosos lapsos de tiempo en un tribunal.

Cuando ves a tu madre desgastarse por el cáncer, comienzas a tachar los días en el calendario hasta perder las responsabilidades que exigen tu realidad. Un día la ves con ánimo de caminar en el parque y hablar con un desconocido sobre su fe, y al otro día cierra la boca con fuerza porque no quiere ser obligada a comer a pesar de no haber probado alimento desde su despertar.

Mi realidad se volvió difusa durante las horas que pasaba sentada en una silla de plástico al lado de su cama.

Solo quería que el Señor que llegó a su vida sin ser invitado se marchara, pero al solo quedarse en un anhelo, comencé a pensar que probando su culpabilidad, haría que se desvaneciera como el humo.

El Juicio del Sr. SarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora