O4 ♡ Guardia

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La tensión era visible y muy pesada.

—¿Un monstruo dicen?

—Sí, señor —Reiteró Matt—, esta zona es muy peligrosa para los pueblerinos, muchos han dicho haber visto una bestia antes por este vasallaje y no podemos correr el riesgo de quedarnos de brazos cruzad-... —En cuánto aquella mano se alzó frente a él en señal de que se detuviera, Matt se tragó la palabra en seco y frunció el ceño.

—¿Qué nos da la certeza de que están diciendo la verdad? —Matt podía afirmarse a sí mismo perfectamente que aquel hombre se estaba haciendo el ignorando.

—Señor, con todo respeto, ¿Acaso no ha escuchado todo lo que le acabo de decir?

—Puedo ratificar haber entendido a la perfección tu testimonio, Hargreaves —Dijo el viejo de bigote, con ligero desde cabe decir—, pero, por si tú no has oído el mío, te lo repetiré.

—Señor, no-....

—El pueblo de Frost es una vieja ciudad retrógrada que salió de las cenizas, esas personas ni siquiera saben qué es lo que es un periódico hoy en día —El que se encontraba hablando era nada más ni nada menos que el Sargento Smith, un anciano que fácilmente podría tener nietos y los nietos morirían primero que él, un hombre duro por dentro y por fuera, genocida a sangre fría y mano derecha del líder de las tropas inglesas. Cómo lo odiaban—. Esas personas están dementes —Matt no podía creer lo que estaba escuchando—, y muchas de ellas son Alemanes —Edd suspiró—. Creo que ya saben el rumbo de la conversación

—Sí, señor -Habló Edd, por primera vez en toda la discusión.

—Pero —Edd cogió su mano por detrás de su espalda y la estrechó con una fuerza considerable y en completo disimulo, Matt miró el suelo con enfado y reproche como respuesta mientras el castaño no apartó su atención del sargento.

—No sabemos si esa gente esté mintiendo únicamente para llamar la atención de nuestros aliados con tal de tener algo de misericordia —Divagó—, y aunque me hayan dicho que esa tal bestia los atacó, pudo haber sido cualquier cosa —Pausó—, pero si en dado caso ese... monstruo es real, así es mejor —El silencio se prolongó unos segundos—, la aniquilación de ese pueblo sería algo beneficioso para nuestro ejército, lo haríamos pasar por desaparición y no habrían mayores consecuencias, su territorio nos sería de mucha ayuda.

—¿Y eso es lo que quiere? ¿Que dejemos que esa gente inocente muerta solo porque "así es mejor"? —La gravedad con la que el alto habló provocó un ligero surco entre las cejas de Smith, quien parecía disgustado por su insubordinación.

—Mi compañero no quiso decir eso, sargento -Intervino Edd.

—¿Ah, no? —Volteó en su dirección y dió unos pasos hacia él, usando la amenazadora diferencia de altura a su favor—, entonces, ¿Puedo saber por qué tú compañero acaba de cuestionar mi autoridad?

—Él no-...

—Él sí lo hizo, no intentes encubrir tan descaradamente una acción vista por un superior —Edd intentó romper el contacto visual pero un fuerte sentido de obligación, quizás impulsado por su orgullo, lo frenó. Su mueca se tornó aún más dura y desafiante—. Pero, ¿Sabes algo? No le diré esto al comandante, de todas formas tiene mejores cosas y más importantes en los que invertir su tiempo —Edd soltó todo el aire que traía retenido en sus pulmones.

—Muchas gracias, señor, no volverá a suceder —Dijo presuroso.

—Son buenos soldados, no hagan bajar mi poca estima hacia ustedes —Dicho ello, el sargento Smith dió media vuelta y se marchó de la pradera.

𝐥𝐚 𝐜𝐮𝐞𝐯𝐚 𝐚𝐦𝐚𝐭𝐢𝐬𝐭𝐚 ; tomtordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora