Aquello

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 Por más hermosos, libres, que sean los colores con los que te pinten tu mundo, lo que encontramos debajo de todas esas capaces de felicidad, nos matara, nos matara la realidad, detrás de cada sonrisa, ya sea propia o impropia, se mostrara por fin tal y como es, cruda, dolorosa y sobre todo verdadera.

 ¿Lo enfrentarás o correrás como el cobarde que fuiste creado? 

Nadie está listo para sobrellevar el mundo real, y eso no te hace débil, te hace humano, lo que le falta a muchos y le sobra a otros. La inhumanidad es más común de lo que varios piensan, vivir encerrado te hace propenso a bloquear la vista, y al vivirla, ser lo que denominan un monstruo, pero en el fondo es el mismo reflejo de cada mañana.

No importa cuánto llores, cuánto supliques que pare, no lo haré, aguanta el dolor del último nombre en pie, y solo entonces sabrás que es la vida, sabrás por qué es difícil, sabrás tu propósito en ella, podrás vivirla.

El frío viento golpea ligeramente mi cabello, que está sujetado detrás de mi oreja, impidiéndome ver la visión de mi ojo derecho, de mi libreta que reposa sobre mi regazo, en la que escribo vagas palabras, levantando mi mirada hacia lo que me espera adelante.

Nada, es lo que merezco.

Las olas golpean las grandes rocas cubiertas de sangre, las cuales que guardan varios secretos en ellas, creando una hermosa melodía con la música que sale mis oídos, relajando mi cuerpo, haciéndome recordar, recordar a la persona que logre amar más que a mí mismo, la que me destruyo, ese amor, el amor más doloroso, inhumano, que puedes imaginar. Mi razón te pudo haber olvido, pero en mis recuerdos aún sigues viva como el último día. Volveré a sentir a como de lugar, no me importa si eso acaba conmigo.

Tu rostro, tu maldito rostro está en cada página.

Aunque no seas tú realmente la que veo frente a mí, pero el sentimiento es igual de intenso, no puedo evitarlo. Lo siento.

Encuentro vagos recuerdos que salen a relucir en la cabeza, cada uno de ellos resuena cada vez más fuerte en mi pasado, no quiero parar, no quiero que paren. Me incorporo cerrando mi libreta de paso, provocando que el bolígrafo caiga a un costado de mi cuerpo, me acerco al filo de aquel acantilado, pero no cae, la oigo gritar, no, suplicar, cierro mis ojos por un momento, respirando profundamente, dejándome llevar solamente por aquella dulce melodía que me. Lentamente, me balanceo de un lado hacia otro, me olvido por completo de quién soy, lo que represento.

Cierro mis ojos, respirando profundamente... quiero sentirla, pero no me deja.

¿Salvarme?, ya es tarde para mí, caí en el pozo sin fondo que yo mismo cave, rebalse el vaso que yo mismo cree, hoy me toca asumir mi muerte, anhelo hacerlo, anhelo sentir algo por fin.

Dicen que una acción significa más que un millón de palabras. Por eso soy yo el que cabo tu tumba.

 ¿Te gusta, cariño?, ¿Cumplí con mi promesa?, ¿Me amaras ahora?

Ámame

Ámame

Mátame

Mátame







La última estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora