Primera parte.

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Lo último que recordaba era el Callejón a dos cuadras de la casa de mi madre. Un fuerte e inesperado golpe en mi nuca me hizo caer, y como si fuera poco, un suave pañuelo color blanco fue depositado en la zona de mi boca y nariz.
Todo se volvió completamente negro.

Cuando comencé a abrir mis ojos me encontré con una escena para nada agradable, bueno... En ese momento no lo fue, me encontraba totalmente desnudo, extendido en una cama, abierto tanto de brazos como de piernas, mis muñecas amordazadas con un tipo de cuerda extraña, lucía algo fina. Comencé a explorar el lugar con mis ojos. Un cuarto pintado de un tenue color escarlata decorado con cuadros antiguos, seguramente demasiado costosos, una lámpara de cristal colgaba del techo de la amplia habitación y unas cortinas doradas nublaban la luz que exigía entrar. Esto me recordaba un poco al libro que había estado leyendo el mes pasado, sí... También me recordaba tanto a algunas escenas de sadomasoquismo que había formulado en mi mente.

Aún no acababa con mi análisis habitacional cuando la puerta de madera opaca se abrió lentamente, de ella asomó un hombre bien vestido, joven, no más allá de los treinta y cinco años, de traje, corbata y zapatos bien lustrados.
Mi desesperación afloró en el instante en que comenzó a acercarse a mí, analizando con sus ojos penetrantes como mi vello corporal se erizaba a cada paso que él daba.
- Que gusto tenerte a mi disposición nuevamente, mi querido LuHan - Soltó el hombre acompañado de un suspiro.
¿Nuevamente? ¿Acaso ya lo conocía?
Me removí ásperamente tratando de librarme de los nudos que mantenían mis extremidades prisioneras, pero fue inútil.
Lo mire con aversión.
- ¿Quién es usted? - Escupí frío e intranquilo.
Él me observó con nostalgia, como si realmente nos conociéramos.
"En otra vida quizás", pensé.
- No me recuerdas, ¿Verdad? - Su voz aunque suave no logró calmar mis nervios, por lo que preferí indagar en su apariencia: Su rostro parecía harmonioso, los rasgos de hombre perfectamente cincelados, la forma de sus cejas le añadían un toque serio a su semblante, y la fina barbilla en conjunto con sus pequeños y ostentosos labios adornados de un rosa natural, del lado izquierdo de su cuello se podía apreciar el reposo de un precioso lunar que pasaba casi desapercibido, y ni hablar de su imponente altura acoplada maravillosamente a sus hombros magníficamente anchos.
"Si nos hubiéramos conocido por otros motivos, quizás, más que quizás, me hubiera esmerado en agradarte y acabar aquí, pero por decisión propia."
- No - Le contesté esquivando su insistente mirada - No lo recuerdo.
El hombre respondió con un breve suspiro y continuo acercándose hasta arrodillarse junto mí.
- Entonces haré que me recuerdes.

Comenzó por retirar su chaqueta de una forma que, de alguna manera, logró cautivarme, por ende aquello no me asustó, también era más que evidente la razón por la cual me encontraba en este estado.
Violación.
Iba a ser violado.
Y no podía hacer nada para impedirlo.
Lo extraño fue que solo me estremecí cuando el hombre, ya desnudo, empezó a brindarle caricias al interior de mis muslos, sin llegar a tocar mi entrepierna.
- Tranquilo LuHan, sabes que no te haré daño.

Catturato - HunHan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora