Levi llevaba mucho tiempo bebiendo y quizás haya sido la cantidad monumental de alcohol que tenía en su cuerpo (no solo ese día, sino los meses que habían pasado) o tal vez había sido el destino que le enseñaba que la vida podía seguir tras la muerte del amor de su vida. Aunque para ser justos, es muy probable que fuera el alcohol.
No podía entender por qué lo había perdido, tenían una vida maravillosa, al fin algo de felicidad en su vida. Había conocido a un ser maravilloso que le proporcionaba paz y tranquilidad, y todo acabó porque un sujeto se pasó un alto.
Levi conoció a Erwin gracias a su mejor amiga Hange cuando tenían 20 años. Erwin era más alto que Levi, rubio de ojos azules y con músculo; Levi era bajito, fuerte pero no musculoso, de cabello y ojos negros, tenían gustos completamente diferentes, se notaba de lejos que el rubio había tenido una facilidad para tener una rutina, incluso el pelinegro pensó que era militar. Hange lo conocía porque habían sido vecinos en la infancia y se reencontraron en la facultad de ciencias, mientras que la chica conocía a Levi ya que habían sido amigos desde la secundaria. Desde el momento en que Levi escuchó a Erwin hablar de su futuro, supo que quería ser parte de él. Y es que le gustaba todo de aquel chico de ojos azules; su altura, su fuerza (aunque no era tan fuerte como aparentaba), lo inteligente y meticuloso que podía ser, e incluso que tras de esa facha de hombre serio y rígido había alguien completamente cariñoso, lleno de alegría y que podía ser bastante divertido. A Erwin le gustaba que Levi fuera tranquilo y serio, la forma en cómo se podía enojar y aterraba a los demás, al igual que sus rituales de compra y alguna que otra obsesión que tenía el pelinegro (que podría parecerle ridícula a cualquier otra persona).
Después de salir 3 meses en citas y llamadas cursis, formalizaron un noviazgo. Estuvieron juntos 20 hasta los 35; a los 25 se comprometieron: fue en el cumpleaños de Levi (un 25 de diciembre) y se casaron casi un año después un 13 de octubre (un día antes del cumpleaños de Erwin), tuvieron 10 años maravillosos de matrimonio; como todo tenían sus diferencias, llegaban a discutir y se enojaban, sin embargo, siempre lo arreglaban, llegaban a acuerdos y trabajaban como equipo, cualquiera que los viera de lejos, podría notar que su relación iba más allá de algo superficial, sabían incluso que quería el otro sin hablarlo, entendían su lenguaje corporal. Todos podían ver que encajaban tan bien, tan natural era que muchos tenían celos, aún así, esas personas eran felices por la pareja.
Levi se sentía la persona más afortunada y no podemos culparlo ¿Quién podría encontrar al amor de su vida a una edad joven y así poder disfrutar más con esa persona?, pero todo lo que empieza tiene un final, al igual que cuando la gente se casa y se jura amor eterno dice “hasta que la muerte nos separe” y pronto a Levi le tocaría entender que el amor es etéreo y a veces ni la muerte puede acabar con él.
Una mañana, Erwin salió a trabajar, se despidió de Levi con un apasionado beso y un abrazo. Ese día, el rubio no llamó al llegar a su oficina, ni tampoco llegó a casa. Horas más tarde, Levi recordaría que al abrazar a Erwin tuvo un sentimiento extraño, como de no querer dejarlo ir, no entendía por qué.
Levi atendió una llamada a las 10:30 de la mañana en la cual le comunicaban que Erwin había estado involucrado en un choque automovilístico, así que necesitaban que fuera al hospital. A decir verdad, el pobre no recordaba ni cómo habían sido esa primera semana, cosas borrosas, pedazos al aire, palabras y frases que lo aturdía.
Al llegar al hospital, un enfermero le explicó el accidente, lo llevó con Erwin y luego un sujeto alto de bata blanca le dijo que su esposo tenía un traumatismo craneoencefálico y que las probabilidades de que sobreviviera eran muy bajas, firmó unos papeles que al parecer eran para la cirugía. Estuvo allí parado esperando un milagro (como si esas cosas existieran), pero lo que recibió fue un “lo sentimos mucho señor Ackerman, el cerebro de su esposo se inflamó y ya no pudimos hacer nada más” y su mundo se apagó.
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Belleza de cantina
FanfictionLevi lo vio, rubio, alto, de piel blanca, a pesar de todo el alcohol que tenía en su cuerpo, era imposible confundir a Erwin, evidentemente no era él, pero no podía dejar de ver a aquel hombre que le recordaba a quien era el amor de su vida, con qui...