Prólogo: Por la mañana.

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Sonó el despertador, tenia la esperanza de que fuera en mi cabeza pero no, lo apagué, pero volvió a sonar. Cuando por fin me decidia a levantarme no podía faltar que mi madre entrara diciendome información que yo ya sabía. Me vestí y fui al baño, pero no, porque mi padre estaba y no le gusta que haya mas gente, asi que a hacerme la leche con el moco cayendo, el meao en la punta y los ojos entornados. Cuando abrí el armario me di cuenta, mi madre habia vuelto a comprar neskuik de hacendado, oh no!! Si el nesquik ya no sabe a chocolate imaginaos la imitación. Cuando casi se me cae el moco hasta los morros al terminar la leche, mi padre sale del baño, era el momento, me quedé de agusto en unas cuantas partes de mi cuerpo... Como siempre el flequillo no se levantaba, y no habia mas remedio que echar un litro de agua y otro de gomina. Cuando terminé ya era la hora de irme, y, aun medio muerto, cogí el ascensor y sali por el patio en dirección a ese sitio donde nos encierran cada día. Agunos lo llaman colegio. Al subir me doy cuenta de lo que ya suponía, como siempre, esa panda de vagos que se hacen llamar profesores, aun no habían llegado, y tuvimos que esperar en el pasillo hasta que se dignaron a dejar el cigarrito, oliendo el agradable perfume de los alerones de la creme de la creme de nuestro curso.

Día de claseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora