Estaba haciendo un frío impresionante cuando llegaron a la comisaría. Demasiado para la ropa que llevaban. Fueron hacia el guardia que estaba en la entrada, se registraron y los llevaron con el jefe.
Mientras hablaban con él, llegó otro chico, alto, de cabello negro y con un piercing en el labio.
—Buenas tardes, ¿en que puedo ayudarlo? —preguntó el jefe de policía.
—Hola, estoy buscando a Brayan Hoseok y Kevin Yoongi. Soy el hermano de Yoongi.
—¿Cuál es su nombre?
—Jungkook Sneyder.
—Bien, señor Jungkook, llega en el momento justo para que los demandantes reconozcan a los agresores, así que por el momento tendrá que esperar acá. Usted también, señorita Luisa, ya que no está implicada en delito.
El pelinegro miró fijamente a Jimin y Catalina, suplicando con la mirada para que su hermano y su amigo pudieran salir de esto.
Luisa se quedó junto a él, mirándolo con curiosidad de vez en cuando. Era bastante lindo, demasiado, tanto como para ponerla nerviosa al estar cerca.
Catalina y Jimin siguieron al jefe hasta la parte de atrás del recinto, en donde estaban las celdas provisionales, llegaron a la penúltima y encontraron a los dos chicos de anoche recostados en la pared mientras hablaban.
Con la luz del día podían observar mucho mejor sus rostros y ninguno de los dos pudo evitar el brinco que dio su corazón cuando los contrarios levantaron la vista y los vieron a través de los barrotes. Se veían aún más guapos que la noche anterior.
—Bueno, estos son los dos que capturamos. —dijo el policía. —Se parecen a las descripciones que hicieron sobre los asaltantes, pero aún así necesitamos su confirmación para no cometer ningún error. Así que, ¿fueron estos sujetos los que los amenazaron y robaron ayer en la noche?
Hoseok y Yoongi los observaban con atención, haciendo que la tensión se hiciera más densa.
Catalina miró a Jimin, había tomado una decisión en el camino pero quería estar segura de que era la misma que tomaría su amigo. El contrario le devolvió la mirada, con su garganta cerrándose por los nervios.
—No. —respondió la chica. —Ellos no son quienes nos robaron.
Los chicos dentro de la celda estaban sorprendidos, de ninguna manera esperaban algo así. ¿Qué había pasado para que aquellos dos cambiaran de opinión y no los delataran?
—¿Están seguros? —presionó el oficial.
—Totalmente. —respondió Jimin.
—De acuerdo, en ese caso, pueden esperar afuera mientras hacemos el procedimiento para sacar a estos dos.
Jimin y Catalina salieron de ahí, no sin que antes Yoongi le hiciera un guiño al chico.
Mientras los oficiales hacían lo necesario para sacarlos, ellos estaban retirando la denuncia que habían hecho la noche anterior. Luisa seguía con Jungkook, al parecer habían comenzado a hablar mientras los dos chicos entraban y ahora no podían despegarse el uno del otro.
Antes de que finalizaran, Yoongi y Hoseok salieron, se encontraron con Jungkook y salieron del establecimiento. Un sentimiento de decepción se asentó en el pecho de los tres jóvenes que se quedaron dentro, no esperaban que casarse mañana en un río con música de Diomedes Díaz, pero mínimo un agradecimiento o despedida, algo. Por lo menos que les devolvieran los celulares.
Luisa dijo que los esperaría en el auto y salió, unos minutos después la siguió Jimin. Catalina se quedó un momento más mientras hablaba con uno de los policías.
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ᴄʀɪᴍɪɴᴀʟ
FanfictionEn un país en donde la inseguridad es algo diario e incontrolable, hasta salir a bailar es un acto suicida. Jimin y Catalina prefieren ignorar este hecho, pero Hoseok y Yoongi lo aprovechan al máximo. Una historia tercermundista con final particula...