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UN AÑO ATRAS
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LEE HANA

ㅡ ¿Lista para ir a casa ㅡ Asentí sin la necesidad de añadir más, eran pasadas de las ocho, el día finalmente llegaba a su tan esperado final, y mi madre muy seguramente se encontraba esperando a que llegase con un poco de su alcohol favorito. ㅡ Hasta luego Hana. ㅡ

Las luces del pequeño local se apagaron después de aquella corta despedida, LeeHyung se alejó entre la oscuridad de la noche, dejandome sola.

Caminé hacia la parada de autobuses y esperé unos minutos más para tomar el bus que me llevaría de regreso a casa, aún si el tiempo parecía no correr, solo fueron un par de minutos los que aguarde hasta la llegada de mi bus.

ㅡ Buenas noches. ㅡ Pasé hasta el fondo del bus y me senté lejos del resto. Un par de mujeres de la vida galante y un viejo hombre que parecía más dormido que despierto eran mis únicas compañías en aquel trayecto. Al bajar en aquella vieja parada, me esperaba una calle solitaria siendo iluminada por un único farol, que Inconscientemente le daba un toque sepulcral.

"

ㅡ Ya llegué. ㅡ Anuncié antes de entrar por completo a casa, sin embargo, no fui recibida por nadie. Intenté no extrañarme e ir directamente hasta mi habitación para descansar, pero me vi detenida por una botella de soju que se estrelló contra una de las paredes cercanas a la entrada de mi cuarto.

ㅡ ¡¿Qué horas son estas de llegar?! ¡¿Dónde está lo que te encargué?! ㅡ Gritó mi madre desde el final del corredor con otra botella en mano, lista para lanzarla en mi dirección.

El señor Park no me había pagado debido a que esa misma tarde habían asaltado el lugar, por lo que el dinero jamás entró a mis bolsillos, y consecuentemente no había podido llevarle su alcohol. ㅡ Mi jefe no pudo pagarme hoy. ㅡ Expliqué sin añadir detalles.

ㅡ ¡¿A caso me crees estúpida?! ㅡ Inmediatamente llegó a mi para abrir la puerta detrás mío, jaló mis cortas melenas, y, a rastras me sacó de casa. ㅡ ¡Seguramente te gastaste el dinero en alguna estupidez de la maldita universidad! ㅡ

ㅡ No, te juro que estoy diciendo la verdad. ㅡ La puerta vecina a la nuestra se abrió, la vieja vecina salió ante el escándalo que estaba armando mi madre, sin embargo, no hizo nada, no la culpaba, ¿quién intervendrá ante una "insignificante discusión familiar"? Como lo solía llamar mi madre ante cada visita de las autoridades, mismos que venían cada vez que algún vecino cansado de los gritos de mi madre, les pedían ir a detener el alboroto.

ㅡ ¡La única verdad aquí es que hoy no entrarás! ㅡ

ㅡ Pero... ㅡ

ㅡ ¡Pero nada! ¡Fuera de aquí inutil buena para nada! ㅡ Un fuerte dolor le hizo compañía a las lágrimas que comenzaban a mojar mis mejillas. La botella que segundos atrás traía en mano había dado contra mi cara, ocasionando una pequeña abertura en mi pómulo izquierdo.

Con cuidado de no cortarme con los pedazos de vidrio esparcidos en el piso, me levanté, no tenía nada de valor por lo cual reclamar, y lo más valioso lo llevaba conmigo, tampoco era como que quisiera entrar y tener más líos con mamá, así que baje las escaleras del edificio de departamentos y me senté al final de ellas. La luna parecía ser la única que me haría compañía en aquella noche, miré la pantalla de mi celular, eran alrededor de las diez, seguramente aún había alguna tienda de conveniencia abierta.

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