Capítulo 54:

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Gemí ante el fuerte y punzante dolor de cabeza que iba construyéndose rápidamente, y con un gruñido abrí los pesados párpados. Al mirar a mí alrededor noté que no estaba en mi habitación, y que tampoco estaba en la cama. Ahora entendía porque me dolía tanto el cuerpo. Me senté lentamente, buscando a los chicos, pero lo único que encontré fueron botellas de whisky, vodka, licor y cerveza en el suelo junto a mí. Suspirando encontré fuerzas para levantarme, mis huesos crujieron, mi estómago se revolvió y mi cabeza martilleó con fuerza. Tenía la peor puta resaca de la jodida historia. No pude evitar gruñir al ver a Brett y a Damon durmiendo cómodamente en la cama, y a Derek y Adam en los sofás. Eran increíbles. Yo tenía el jodido corazón destrozado y me dejaron tirado en el suelo. 


Hijos de puta... 


Caminé hacia la pequeña cocina por un vaso de agua y luego al baño por una pastilla para el dolor de cabeza que parecía incrementar a cada jodido segundo.


Luego de tomar la pastilla me lavé la cara, porque sinceramente me veía como la mierda, mis ojos estaban hinchados, vidriosos y exageradamente rojos, unos enormes y moradas ojeras pintaban debajo de mis ojos con pesadas bolsas asquerosas, mi piel naturalmente pálida lo era aún más, me veía casi transparente, mis labios secos y partidos, mi expresión decaída, si me dijeran que era un zombie no lo dudaría. 

Arrastrando los pies me dirigí a la salida.


No tenía ni puta idea de qué hora era, pero necesitaba estar fresco y listo para el concierto, y por cómo me sentía sabía que eso me iba a costar mi pelota izquierda. 


Al llegar en mi estado zombie al ascensor encontré lo que sin duda haría mi día un poco mejor...


"Fuera de servicio"


Mierda, mierda, mierda y un millón de veces mierda.


No quería subir por las malditas escaleras, pero como no podía volar, tuve que hacerlo. Sólo eran cuatro pisos abajo. No mucho, pero temía rodar por las escaleras gracias a mi espantosa resaca y morir...


Aunque eso sonaba malditamente genial, podía intentar hacerlo adrede... Muy bien, aquí voy...


- ¡Hey! ¡Luke! — Maldije en voz baja, condenado Travis. Volteé y él venía bajando las escaleras detrás de mí, se detuvo en seco al verme, una expresión de horror se dibujó en su rostro. — Wow ¿Qué demonios te sucedió? Te ves como la mierda.


- Resaca. — Gruñí. 


- Oh ¿Saliste con tus chicos anoche? — Suspiré.


- No, nos quedamos donde Brett y Damon. 


- Bueno, yo que tu mejor corro a prepararme, el concierto es en una hora, y creo que tardarás bastante en verte algo presentable. - ¡Jodida mierda! ¡¿Ya eran las cinco?! Él rió al ver mi expresión de terror. — Apresúrate. Nos vemos allí. — Bajó trotando mientras yo gruñía. 


Me arrastré por las escaleras, me faltaba un solo bendito piso, y le rogaba a cualquier ser sobrenatural no encontrarme con nadie más. Y por alguna extraña razón me escucharon.

¡Malditas Traiciones!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora