Capítulo 1: Un nuevo comienzo

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Los cuchicheos se hicieron presentes en el momento en qué toqué la puerta, el maestro se detuvo por un momento y me pidió que pasara. Entré lo más rapido que pude y le entregué el papel que me habia entregado la mujer de recepción, junto con mi horario y mi nueva credencial:

-Elizabeth Rodríguez, aquí dice que te transfirieron de la Escuela de la Capital AEM. Esa escuela es de las mejores, ¿por qué te cambiaste aquí?

-Me han dicho que aquí tienen buenos profesores de teatro y eso me llamó la atención- inventé lo mejor que pude

-Bueno, ¿quieres que te presente o no?- preguntó de manera educada

-Le agradecería mucho sí me permite sentarme, seguramente quiere continuar con su clase

-Muy bien, puedes tomar asiento donde quieras- me sonrió

Me senté en la butaca de la esquina y saqué mi cuaderno para tomar apuntes. La clase era de Psicología, vaya con razón me agradó el profesor. El tema de hoy fue sobre los problemas que tienen los padres al perder un hijo y como tienden a culpar a la pareja por ello. Sonó el timbre anunciando el termino de la clase. Saqué el libro que estaba por empezar y esperé a que todos salieran para hablar con el profesor:

-Profesor Gutiérrez- toqué su hombro- ¿podría decirme dónde queda la biblioteca?

-De dónde esta recepción, por el pasillo izquierdo- sonrió- ¿no vas a almorzar?

-No tengo hambre y me gustaría conocer la escuela- contesté

-Entiendo, no se vaya a perder- dijo por último y se retiró

Salí del salón y me dirigí a la recepción. Mientras caminaba, pude notar que varias personas me veían como si fuera un bicho exótico y con gran razón ya que había entrado a la escuela a la mitad del curso. Decidí ignorarlos, ya que no estaba ahí para agradarle a alguien:

-Hola- dijo alguien a mi lado, ni siquiera voltee y seguí caminando como si nada. Lo sé, es algo grosero pero como he dicho en un principio, no he ido ahí para agradarle a alguien.

-Me llamó Ricardo, soy tu compañero en la clase de psicología del Profesor Hernandez- ¿acaso este tipo no capta las indirectas?- quería saber si no necesitas algo.

-Puedo yo sola, gracias- no dejé que volviera a decir algo más y me fui lo más rápido que pude a la biblioteca.

Después de mis otras tres clases del día que fueron muy interesantes (excepto por el viejo cascarrabias de Literatura) me fui a la casa de mí tía. Para mi suerte (y la de mí cartera) sólo estaba a unas cuatro cuadras de la escuela, así que en menos de 10 minutos llegué. Abrí la puerta y todo estaba apagado, señal de que mi tia aún seguía trabajando.

Subí a mí habitación para seguir sacando todas mis cosas de las cajas para tener tiempo de hacer la tarea. Estuve media hora abriendo, sacando y acomodando todas las cosas. Cuando por fin me faltaba una, me emocione, prácticamente ya estaría en un nuevo hogar. Pero al momento que la abrí, me arrepentí, eran los regalos que él me había dado, junto con todas nuestras fotografías y varios recuerdos que ambos nos encargamos de crear.

Pero que a pesar de todo, el destruyó con la peor de las acciones.

Me sequé las pocas lágrimas que había comenzado a derramar y cerré de nuevo la caja para ponerla debajo de mi cama. Suspire y mejor me puse a hacer la tarea.

***

Tres horas después me dejé caer en la cama exhausta, con ayuda divina había logrado terminar todos los problemas, investigaciones y demás que los profesores había dejado este día. Bajé para preparar algo de cenar y ya poder dormir tranquilamente. Por suerte mía (y de la casa de mi tía) ella ya había dejado la comida lista, así que solo tuve que calentarla. Cené en completo silencio y sentí melancolía por mi casa, definitivamente extrañaría a Papá.

Lavé el plato y agarré el teléfono para llamarle a Lizbeth, seguramente esta preocupada por mí:

-Aquí la persona más hermosa del mundo- contestó

-Qué presumida eres, así no se consigue novio- bromee

-Cariño, si no admites que eres hermosa ¿entonces para que quieres serlo?- dijo

-Tu eres imposible- reí- ¿cómo estas?

-Te diría que extrañandote, pero eso ya es obvió- suspiró- ¿qué tal estás tu? ¿Qué tal la escuela?

-Definir mi estado de ánimo es cómo pedirte a ti que seas modesta- ella solo gruño- pero la escuela esta bien, los maestros son estrictos pero son muy buenos en lo que enseñan

-¿Y ya le hablas a alguien?- preguntó

-Aún no- pensé en el chico de esta mañana y sentí culpa- aunque...

-¿Qué hiciste Elizabeth?- odio que me conozca tan bien

-Digamos que ignore a un chico que fue educado conmigo- dije

-Contigo de plano no se puede- me regaño- debes ser más considerada

-¡No quiero saber nada de chicos! Tuve suficiente con él- explote

-Sobré eso... Ha estado preguntando por ti- me congelé- me ha exigido que le de tu nueva dirección
-¡Dime que no se la diste!

-¡Claro que no! Lo que te hizo fue horrible y no sería capaz de ponerte en un situación así- aseguró

-Te debo una Liz- dije más tranquila

-Me debes bastante, ¡hasta dinero!- me empecé a reír- ya me tengo que ir, no he hecho la tarea

-Esta bien, que termines pronto!- me despedí

-Una cosa más: no ignores a ése chico- y colgó.

Para ella era fácil decirlo, ella esta chiflada.

***

Hola, hola!!! Estoy aquí para presentarles mi nueva novela :3

Estoy muy emocionada porqué esta novela la tengo desde hace mucho tiempo y no había tenido oportunidad de que alguien (aparte de una que otra amiga) la leyera.

Espero que les guste y por favor y amor a Matt Bomer, voten(;

Con amor, Musa Solitaria

Una vida de desilusionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora