Recuerdos

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Que sentimiento tan extraño ese de no saber quién somos, el mirarnos al espejo y ver una figura idéntica pero a la ves irreconocible.

El no saber cargar con lo que el destino nos depara y sentir que somos algo etéreo en el mundo, que nadie nos entiende, y, quiénes lo hacen, están tan cerca y tan lejos a la vez.

El no poder ser sinceros ni con nosotros mismos, o si lo somos, pero no de una forma sana, el solo ver nuestros defectos por encima de todo y pensar que las personas deberían odiarnos por ellos, que no merecemos ser queridos por nadie.

El querer afrontar solos las cosas y llegar a pensar que estamos por encima del bien y del mal, el querer ser un huracán pretendiendo dar paso por dónde sea que nos lleve nuestro curso sin importarnos el daño que hagamos solo por tratar de encontrarnos a nosotros mismos.

Pasé por eso.

Por eso y por muchas cosas más que no vienen al caso, y ya, con el paso del tiempo, me he dado cuenta cuanto necesitaba
aceptar la sinceridad de un amigo, el poder descargar la rabia, ira y decepción que cargaba con alguien, que me comprendieran.

No estamos solos en este mundo, somos y seremos un rebaño, el cual vive en armonía, y, la felicidad o sufrimiento de uno es el de varios.

Me di cuenta tarde de esto, por eso tú, persona que lees mis palabras escritas mientras corre una lágrima por mi mejilla, aceptate como eres,
no intentes encontrar nada más allá de lo que tienes, valora las cosas y sobre todo confía.

Confía en quien te tiende la mano porque aunque parezca un signo de debilidad es todo lo contrario, no existe mayor fortaleza que el saber cuándo necesitamos ayuda y pedirla.

El saber darse cuenta que la búsqueda de nosotros mismo no puede llevarnos a la autodestrucción de nuestro ser.
Que siempre se sale adelante y que la felicidad va más allá de lo material, que no podemos perder tiempo pensando que estamos imperfectos.

La felicidad no es más que saber aceptar nuestras imperfecciones y convertirlas en virtudes, virtudes que nos hagan la persona más linda del mundo.

Primeros VersosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora