Cristal Swan, una niña de tan solo 15 años quien vivía juntos a su madre y su hermana mayor Isabella Swan. Digo vivía porque luego junto a su hermana, se fueron a Forks a dónde su padre el sheriff Charlie Swan.
Todo parecía normal en ese pueblo para...
La Swan menor, se encontraba pegada a la espalda de Artemis, quien manejaba rápidamente hacía al taller de Jacob Black, dónde estaba la hermana de la menor.
Admitía que las motos no le gustaban, pero como el chico se había interponido en su camino cuando ella quiso irse sola, no le quedó otra que ir con él.
Aún por su mente seguía pensando lo que le había dicho, sentía como si lo conociera era tan raro para Cristal, que quiso preguntarle si se habían visto antes. Pero... Sacó esa idea de su cabeza cuando la moto frenó.
—Gracias, por traerme—dijo para soltarse lentamente luego con cuidado bajarse y seguido sacar el casco de su cabeza y dárselo.
—Cuando quieras volver a viajar, dime—dice para verla como se acomoda el cabello cuál se había despeinado todo—Para ti siempre estaré disponible, niña—ella lo miro unos segundos al igual que el a ella.
—¿Nos hemos visto antes?—pregunto, estaba segura que lo había visto antes.
—Creo que deberías ir—de da vuelta y ve a su hermana junto a Jacob parados juntos.
—De acuerdo, hasta luego—dijo y se dirige hacía su hermana.
—Es mayor para ti—dijo Jacob divertido.
—Mi secreto es que me gustan mayores, por eso estoy sumamente enamorada de Johnny Depp al igual que Robert Downey—dijo divertida.
El chico negó con la cabeza.—Hablo encerio Cristal, ten cuidado con él— dice Jacob. —No me agrada mucho— dice nuevamente.
—A ti, nadie te agrada—dice la menor cruzándose de brazos. —Vamos bells—ella asiente. —Vuelvo el finde semana, no me extrañes—habla nuevamente para depositar un beso en la mejilla del chico e ir a la pickup de su hermana.
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Cristal.
Estaba desayunando tranquilamente junto a papá, ya que mi hermana aún se estaba vistiendo. Ambos desayunamos en silencio ya que yo leía un libro y el leía el periódico.
Estaba tan metida en mis pensamientos, leyendo cuando la voz de mi padre me sacó de mis pensamientos.
—Me enteré que ayer fuiste con Seth—miré a mi papá y asentí con la cabeza.
—Si bells quería ver mucho a Jake y yo quería ir un rato con Seth—papá asintió.
—Seth, es un buen chico—dirigí mi mirada nuevamente a él y reí divertida negando. —¿Que?—pregunta confundido.
—Seth es simplemente mi amigo, lo quiero bastante pero nada más que eso papá—digo divertida.
El me ve unos segundos analizando mis palabras, para luego sonreír. —Eso ya lo sé, cielo. Simplemente decía que Seth es un buen pretendiente, aunque aún eres una niña—lo miré mal.
—No soy una niña—digo sacándole la lengua.
—Si lo eres y ahora ve por tu hermana o ambas llegarán tardé— dice.
Suspiro cansada. —quiero mis vacaciones papá.
El me miró con cara, ¿de encerio? —Ve a buscar a tu hermana mejor yo ordenó aquí—dice divertido, sonreí y asentí
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Estaba en la escuela, pero como soy yo decidí saltarme las clases para irme al bosque de la parte de atrás. Me senté en un tronco y saque mi cuaderno.
—“Hoy creó que todo está cambiando, estoy empezando a sentirme mucho mejor, ya saque de mi mente a los Cullen y ya no me preocupo por mi hermana eso es un gran alivió para mí me siento más libre, ya no me preocupo por nada, ni nadie”—empeze a hablar mentalmente cuando sentí como algo voló cerca mío.
—Oh, hola Gaster—digo viendo al cuervo junto al frente mío.
¿Cómo sabía que era él? Ni idea, siento que lo conozco simplemente por su mirada. Es raro lo sé.
—¿Que hacés aquí? Yo, pues me salté las clases, estoy muy cansada de la escuela—digo para seguido cambiar de hoja y doblar el cuaderno. —Solo no le cuentes a papá—digo divertida. —¿Te molestaría si te dibujo?, Estoy muy inspirada para dibujar hoy— digo para con mi lápiz empezar a dibujar cada parte del ave frente a mí. —¿Te digo algo?—le pregunté aún sabiendo que no contestaría. —Cuando era más pequeña, también conocí un cuervo igual a tí, el se llamaba Elliot—dije sintiendo como a mi cabeza vino un Deja vú.
—¡Mami!—grite buscando a mi madre en la playa.
Suspiré cansada al ver que no estaba en ninguna parte, observé hacía mi derecha y había una hermosa ave de color negro.
La observé segundos sorprendida ya que jamás había visto una, el ave me miraba atentamente.
Sonreí y estire mis manitos, haciendo ruiditos para que venga.
—Ven linda avecita—dije emocionada pero el ave ni se movía únicamente doblaba su cuello. —Que tontita soy debo ponerte un nombre, bueno a ver—puse mi dedo en mi barbilla haciendo que estoy pensando algo. —¡Ya lo sé!—grité. —Te llamaré Elliot, ahora seremos buenos amigos—digo emocionada.
—¡Cristal!, hija casi me das un infartó—
Volví a mi realidad viendo a Gaster quién me veía curioso.
