9. Hombre de mala suerte

20.7K 1.8K 1.3K
                                    


ALARIC.

Sus ojos estaban totalmente sobre mi rostro.

No había palabras en el universo para explicar la satisfacción que se extendía por mi pecho, como árbol echando raíces y apoderándose de todo el terreno. Sus iris brillaban a la expectativa y, a medida que nos acercábamos más y más, sus pupilas crecían llenando de esperanza y convirtiéndome en el maldito hombre más afortunado de la tierra. Su mirada de cordero me recorrió, di un paso, y luego otro, y otro, hasta que su espalda estuvo al ras de la pared y todo mi cuerpo estaba presionado al suyo.

Un nervio que no conocía me controló las extremidades, el calor crecía por dentro como si alguien hubiese encendido una hoguera y su color avellana se iluminó, despertando al Alaric bastardo que existía dentro de mí que se moría por probarla y por profanarla sin faltarle nunca el respeto.

Levanté mi mano derecha con una gran parsimonia, dándole tiempo a que pudiera retirarse o sus labios vocalizaran una negativa, pero ella nunca lo hizo. Me dejó envolver su delicado cuello con mis dedos, en no más que una leve presión que la hacía consciente de donde se encontraba mi mano, entonces apreté un poco, ganándome un suave suspiro que me supo a gloria y triunfo. Esperaba que sus intenciones fuesen besarme pronto, porque podría morir en cualquier momento.

—Esta es tu oportunidad de detenerme —musité, mi voz sonaba como tambor viejo, al parecer había masticado vidrio y no me había dado cuenta, porque no podía entender ese tono tan grave que salió de mi. Era difícil contenerse cuando una preciosura roja se encontraba prácticamente debajo de mí —. Cereza...

—Quiero esto tanto como tú —me interrumpió sin voz, sonreí victorioso, acercándome un poco más.

—Pero —aclaré, dejando un pequeño beso sobre su frente —, recuerda que el acuerdo es que tu me beses —descendí hasta su mejilla, dejando un besito más prolongado —.Solo tienes que saber algo, Rylee, una vez pruebe tus labios, querré más de ellos, todos los días, por el resto de mi vida, ¿estás preparada para eso?

Asintió, en tanto yo me reí suavemente negando.

—Conmigo todo es vocalizado, Cereza, todo debe salir de tus labios, sino no será hecho.

—Estoy preparada para ello —tragó saliva —. Yo...¿No te parece rápido?

—Solo se necesita un día para coincidir con alguien, Ry, piensas que es muy rápido y yo pienso que es justo a tiempo —contesté.

Volvió a asentir, parecía tan afectada como yo, hecho que me puso contento. Entonces su siguiente movimiento me sorprendió, acercó su rostro dejando un tierno beso sobre mi barbilla, ese simple hecho tensó mis pantalones y me daba vergüenza que terminara pareciendo una carpa, pero no podía evitar lo mucho que me provocaba todo ella, incluso si solo estuviera respirando cerca de mí. Se alzó sobre sus pies y dejó otro beso en mi mejilla. Amé la manera en la que no parecía tener que esforzarse un poco para llegar a mi altura, como si le fascinara el hecho de que le llevara una cabeza.

Nunca me vi tan envuelto por una mujer, pero una vez haberlo descubierto ya no quería más nada. Podría quedarme perfectamente con ella para siempre y por siempre. Sonaba como un estúpido enamoradizo y no me importaba.

No era de esos que se asustaran ante el compromiso o verse envuelto en situaciones familiares. Sabía que en las guerras del amor siempre había mucho que perder, solo que tampoco me importaba perder, incluso sabía lo mucho que podía afectar a una persona una decepción amorosa y el hoyo que parecía cavar para algunos; pero nada de eso parecía demasiado grande o demasiado fuerte, como para que yo no pudiera derribarlo y aprender a amarla.

7661 KM para Besarte [#1] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora