CAPÍTULO 2

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En medio de la ciudad, en una oscura habitación, sé que ya no puedo parar, sé que ninguno de los dos puede parar cuando nuestras bocas, nuestras miradas se encuentran. Entonces sé que puedo ser mejor que un mejor amigo, estoy aquí, soy tu amante, así que mírame como uno.

Puedes creer, creer en mí.

Estoy contigo.

Te doy el universo y tú sostienes mi vida.

Puedo ser mejor que un novio, seré tu amante bebé, ven para poder recorrer las calles sobre mi moto, no nos detendremos hasta que tú lo pidas, hasta que la luz se extinga como los sonidos que salen entre nosotros.

[...]

🐰 Prov. Minho 🐰

Cuando pienso más en lo que estamos haciendo me envuelvo en una serie de pensamientos. Pero siempre que puedo ver hacia de ti, es mucho mejor que esperarte. Es perfecta la imagen que me muestras, desenfrenado en muchos sentidos.

Sin embargo, ahora que estoy en mucho papeleo, me taladro la cabeza pensando en que no puedo darme el placer de llevarte hacia la locura, cuando yo mismo me estoy tratando de contener. Es divino la forma en que me has vuelto perfecto para volverme loco, sólo para complacerte a ti.

Sonrío de lado al pensar en eso.

Tu esencia, ese lápiz labial rosado en los labios.

Muerdo mi labio y trato de concentrarme en aquel papel importante que estoy tratando de leer. Esto es tan abrumador que pienso que es como si el océano estuviese por rebalsar como la gota en el vaso de agua de mi paciencia.

Pero no puedo hacer esto.

No cuando estás mirándome a los lejos, cruzado de piernas, mostrándome ese conjunto verde de croptop que te queda tan bien mientras comes un maldito chupetín. Soy tan adicto, que en cuanto te paras hacia mí, casi quiebro mi lapicero, igual que mis límites se quebraron aquel día en que te conocí.

Tan bello, mi Innie, tan lindo.

Por suerte tus padres están de viaje de negocios en Australia, así que podemos pasar la noche en mi carro, en mi habitación, dónde quieras, todo el tiempo que desees, pensé.

Pero rápidamente soy quien saco de golpe ese pensamiento de mi cabeza, el cual sólo quiere llevarme a terminar tarde todo los papeleos y no quiero eso, así que trato de contener esta sensación de adrenalina, de aceleración en mis latidos.

Soy el jefe después de todo.

Jeongin: Daddy, ¿vas a trabajar mucho tiempo?

Pregunta. Sin embargo, yo no le hago caso, sé que es lo que busca mencionando ese nombre que jamás le gusta mencionar. Pero cuando lo oigo, trato de no mostrar lo mucho que me gusta, por lo que carraspeo mi garganta y sin lograr que me vea, lo miro de reojo.

Jeongin: ¿Hyunggie-ssi? -sonríe.

Y maldita sea. Cuando ese pequeño empieza a usar esas estúpidas palabras con un tono más cute de lo normal, con esa angelical manera de decirlo, es porque no quiere aclarar de que se trata de no darle mucha atención o algo parecido. Somos tan iguales, que me asombra el mucho control que tiene sobre mí. Aunque este no debe saberlo.

Sé lo diabólico que puede llegar a ser.

Y es que llevo conociéndolo más de ocho meses como para no saber que es lo que quiere o como se comporta cuando desea atraer mi atención y todos los sentidos que hay en mí. Es tanta la emoción, que en cuanto lo siento penetrarme con su mirada, muerdo mi labio sutilmente, al mismo tiempo que apreto el papel en mis manos mientras mi codo choca con la laptop que tengo al lado, asustando a ambos.

Oh My daddy [Minjeong] [+18] [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora