El Club De Los Inadaptados. [SEVENTEEN]

(24)

Su cabeza se sentía pesada después de toda una mañana y tarde sentado estudiando. Estiró sus brazos y su columna para desperezar su cuerpo y sus huesos tronaron en el silencio de la biblioteca, sus compañeros comenzaron a imitarlo y a mover sus cuellos entumecidos.

—¿Podemos irnos?—preguntó SeungCheol poniendo su mejor mirada de cachorro mojado. MingHao lo miró y asintió.

—Terminamos por hoy—informó, y todos emitieron sonidos de alivio. Incluso su cuerpo se relajó.

—Deberíamos ir a cenar y divertirnos un poco—sugirió Wonho, con una mirada traviesa. Todos se animaron y se volvieron un poco ruidosos—. ¿MingHao, vienes?

MingHao, que estaba guardando sus libros y cuadernos en su mochila, se detuvo a mirar a todos y sonrió amablemente.

—No puedo pero vayan ustedes—dijo, trataron de persuadirlo pero estaba seguro en que tenía que irse así que no pudieron hacer más cuando lo vieron colocarse la mochila sobre la espalda.

Jun, que estaba observando todo en silencio, también se levantó cargando su mochila en el hombro.

—¿También te vas?—le preguntó SeungCheol.

—Tengo otro compromiso—contestó.

—¿A caso es una cita?—bromeó SeungCheol.

Jun colocó su dedo índice sobre sus labios y un "shh" salió de ellos mientras de alejaba. Un pequeño escándalo se formó sobre la mesa mientras Jun se alejaba y MingHao también.

Había sido una sorpresa, no muy agradable para ambos, cuando se encontraron con que debían tomar el mismo camino para llegar a sus respectivas casas. Aunque eran vecinos, caminaban con distancia uno del otro en un silencio incómodo que cualquiera podría notar, incluso Jun. Algo molesto se detuvo esperando que MingHao lo alcanzara y cuando lo hizo comenzó a caminar a su lado.

—¿Qué se supone que estás haciendo?—masculló MingHao, sin quitar su vista del camino. Jun lo miró de reojo.

—Ir a casa—contesto, tajante.

MingHao se mordió la lengua para no comenzar una discusión. Caminaron en silencio un tiempo más hasta que el contrario volvió a hablar.

—¿No podías o no querías?—le preguntó. MingHao demoró unos segundos en entender a qué se refería.

—Tengo que seguir estudiando, no podía.

—Entonces sí querías—dijo—. No está mal que te tomes un descanso.

—Lo estará si afecta mis notas.

—Una hora de diversión no va a afectar mil horas de estudio, que exagerado—Jun rodó los ojos.

—Bueno, es mi problema, no el tuyo—respondió MingHao, con cierta agresividad en su tono de voz.

—En algo estamos de acuerdo. Es tu problema que me odies—soltó—. Quería saber por qué me odias pero no sirve de nada, no cambiaría en nada incluso si te pido disculpas, ¿No?  Y si soy sincero, no me agrada estar cerca de ti, me vuelvo serio y distante.

MingHao lo miraba a unos pasos de distancia, de espaldas a la avenida próxima. Estaba sin palabras ante ese ataque repentino. Jun, por otra parte, se sentía ansioso por lo que pasaría, había hablado lleno de enojo y lo sabía -aunque no fuera a reconocerlo-.

—No, no cambiará en nada que te disculpes—habló MingHao—, porque tus disculpas no serán sinceras. Si te digo lo que me molesta de ti, tan solo pensarás "¿En serio?", restándole importancia porque así eres tú—Minghao se acercó a Jun—. Aunque estar cerca de mi te cause efectos, tú a mi no me causas nada.

Estaban a tres o cuatro pasos de distancia, la calle estaba oscura pero Jun era capaz de ver esa mirada helada que nada tenía en común con la primera vez que se vieron. Podía sentir el enojo de MingHao pero no reconocía la razón y eso lo frustró. Lo vio darse la vuelta y su brazo intentó atraparlo por inercia pero Jun se detuvo y suspiró fuerte.
MingHao lo frustraba, lo hacía sentir incómodo y molesto, quizás por eso no podía dejar las cosas así.

—¡MingHao!—lo llamó, pero era tarde, MingHao estaba lo suficientemente lejos para no escucharlo o ignorarlo—. Esto va a volverme loco...