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Parion

Pedido Hecho Por- sury_medina82612

Webcomic- La propuesta del Emperador

Pov. Omnisciente

Una dama caminaba entre los puestos de lo que era el mercado del imperio, en sus manos tenía una nota y la miraba intentando descifrarla.

Se suponía que iba a visitar a una amiga, y ella le había enviado su dirección escrita en la carta, pero como era nueva terminó perdida.

Suspiró con pesadez antes de dirigirse al puesto más cercano, dónde una señora ya mayor vendía manzanas.

—Buen día, disculpe que la moleste, pero buscó esta dirección. Sería tan amable al decirme por dónde debo ir.

Hablo con respeto hacia la mujer, aquella se sorprendió pero rápidamente una sonrisa se posó en su arrugado rostro.

—Oh, está mansión. ¿Eres conocida esa familia?

Preguntó poniéndose a la defensiva, ¿Acaso esa dama venía a traer más problemas a la rubia?. Quizá la anciana no la conocía, pero no iba a dejar que la molestaran.

—¡Oh, si! Solía vivir al lado de la mansión, pero mis padres encontraron mejores oportunidades en el imperio vecino.

Explicó, hasta que hizo "clic".

—Lo olvidaba. Mi nombre es ___ Bleu.

Añadió con una sonrisa, la anciana rápidamente reconoció aquel apellido.

—¡Señorita! ¿Cómo están sus padres?

Pregunto, nuevamente amable.

—Padre se ha vuelto cercano a buenas familias, quizá ascienda. Madre, ella ha dedicado su tiempo a su jardín.

—¿Y usted?

Preguntó sorpresivamente, la joven pensó antes de hablar.

"¿Y yo?... Yo... Estoy buscando candidatos para un matrimonio."

—Solo estoy tomando unas vacaciones, y de paso, visitar a mi amiga.

Fue lo único que dijo, lo único que le iba a decir a aquella anciana. Luego de unos minutos, se fue de ahí, agradecida de que la anciana le haya dicho explícitamente a dónde debía ir.

—Si. Es igualita.

Observó la foto y luego la mansión, este era la residencia de su amiga lejana.

Tocó la gran puerta de la mansión, escuchó unos pasos, pero, y rezó para que la persona que abriera fuese su amiga.

Lo cuál no ocurrió.

Una amable sirvienta se asomó por la puerta, su mirada era de timidez, lucía algo sumisa.

Eso hizo que Bleu tomara la iniciativa, comenzando a hablarle.

—Buen día, mi nombre es ___ Bleu. Penélope me invitó a su mansión.

Explicó, confiada. En cambio, la sirvienta no sabía si dejarla pasar, la rubia de nombre Penélope no le había avisado de una visita. Y sabiendo de su mala relación con otros nobles, dudaba que su señorita haya querido hacer amistades.

Al final la dejó pasar, la guío a la sala y le ofreció tomar asiento.

—Deme un momento. Iré a buscar a la señorita.

Pidió, y luego salió casi corriendo.

La pobre sirvienta, en su trascurso a la habitación de la rubia, estaba tan concentrada que no se fijó en el joven de cabellera rubia.