"¡Fargan! ¡Ven rápido a casa de Alexby, Luzu ha echo una poción increíble!"Fué la voz que el híbrido de búho había escuchado en la llamada telefónica apenas responder.
¿Quién diría que una frase tan extraña acabaría en una situación tan jodidamente buena?
David, o mejor conocido como Fargan, era un hombre atractivo, fuerte e inteligente si se lo proponía. Era conocido por muchos y amado por aún más.
Sus amistades le adoraban, y con gran razón. Era una persona bromista, alegre y positiva la mayor parte del tiempo, llevaba emoción allá a donde fuera y te aseguraba un buen rato.
A pesar de su popularidad, Fargan siempre fué reservado.
Su confianza, secretos e inseguridades eran conocidos por pocos, y actualmente, nadie conocía aquello que angustiaba a ese tan seguro hombre.
Excepto dos personas.
Esas dos personas a quienes había dado su cariño.
— ¡Fargan, llegaste!
Escuchó a una vocecita anunciar con emoción cuando sobrevoló sobre la vivienda de Luzuriaga. Con una sonrisa y una elegancia que le salía por sí sola bajó al suelo en un pequeño aleteo de sus gigantes y majestuosas alas cafés.
Ofreció un cálido abrazo a la figura que le esperaba en el suelo, de pie y con los brazos abiertos.
— Hombre, claro, ¿cómo voy a perderme las pociones de luzu? — Retrajo y guardó sus alas tras su espalda mientras soltaba una risilla.
— La de hoy te va a dejar helado, tío. Vamos, entra ya, que hablando de helado, hace mucho viento aquí fuera. — Se abrazó a si mismo mientras avanzaba a paso apresurado hacia la puerta abierta de la casa.
Guillermo entró a la vivienda y se aseguró de que el híbrido le hubiera seguido para cerrar la puerta. Acomodó varios mechones de su cabellera blanca que ahora estaban sobre su rostro, y sonrió nuevamente.
Indicándole a Fargan que le siguiera de nuevo, bajaron las escaleras hasta el lugar donde se encontraba el improvisado laboratorio del castaño "brujo".
— Pásame más del frasco azul, por favor. No, Alex, el azul. ¡Ése es morado!, No, el de al lado. El otro lado, mierda.
Escucharon varias maldiciones de dos personas mientras bajaban hacia el cuarto iluminado con focos de luz débil. Se encontraron con Luzu, quién parecía pedir algo de ayuda con un ingrediente que le faltaba, y Alex, quién parecía querer morirse.
— ¡Todos son azules, joder! — La voz del azabache de figura delgada se hizo más fuerte y luego se escucharon varias risas de los tres ahí. — Tú cállate, Willy, seguro ni siquiera ves nada.
— ¿Pero y este ataque tan personal?
Nuevamente se escucharon varias risas. Luzu optó por rodar los ojos y tomar el frasco que le hacía falta, ignorando al trío de chicos que se saludaba amistosamente.
Unos cuantos abrazos y palmaditas en la espalda estuvieron presentes mientras el castaño "científico" seguía concentrado en sus mezclas.
Luzu con sus lindos ojos azules vertía y revolvía líquidos en diferentes frascos, parecía estar inconforme con lo que lograba cada que un nuevo color se creaba en su mezcla. Tenía el flequillo sujetado por un broche evitando que su visión fuera obstruida.
— Chicos, chicos, al final nadie me ha contado que pasa aquí, ¿qué hace Luzu? — Un curioso Fargan observaba con detalle como el castaño se movía de un lado a otro, traía frascos y leía cosas en su cuaderno lleno de garabatos.
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𝑾𝒊𝒍𝒍𝒆𝒙𝒈𝒂𝒏 𝒘𝒆𝒆𝒌 ˓𓏸֢
Fanfiction"¡Fargan! ¡Ven rápido a casa de Luzu , ha echo una poción increíble!" Fué la voz que el híbrido de búho había escuchado en la llamada telefónica apenas responder. ¿Quién diría que una frase tan extraña acabaría en una situación tan jodidamente buena...