2. 𝑵𝒊𝒏̃𝒐𝒔

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Luzu miraba impactado la escena frente a él.

Dos híbridos de gato abrazados a uno de búho, totalmente dormidos y acurrucados cada uno entre las grandes alas del moreno en el medio.

Una cabecita de cabellera negra asomaba de entre el pecho de David, con las orejitas agachadas y relajadas, y una colita enroscada al muslo del chico. Si guardabas el suficiente silencio se escucharía el suave ronroneo de Alejandro.

Abrazado a él estaba una cabellera albina, con las orejas hacia arriba, que se movían de vez en cuando hacia los lados, pero mantenían la relajación. Willy estaba dormido, tranquilo y alerta a la vez.

Y en el medio de esos extraños comportamientos, estaba dormido un moreno, con ambos de sus brazos a cada lado de su cuerpo, abrazando los hombros de los dos muchachos a sus lados. David cuidaba a esos dos gatitos pegados a él.

El castaño de ojos azules que miraba perplejo a esos tres soltó un pequeño suspiro, muy bajo, pero que fué percibible para esos tres con habilidades especiales.

Guillermo fué el primero en mostrarse alerta, soltando un gruñido abrió uno de sus verdes ojos, asustando aún más a Luzuriaga, que retrocedió instintivamente.

El búho despertó también, y abriendo los ojos con pereza descubrió al "intruso" mirandoles. Se enderezó, su ceño fruncido e intensa mirada directamente a los ojos azulados del muchacho le hicieron ver intimidante, a pesar de que sería incapaz de hacer daño. Se levantó lentamente, retrayendo las alas con las que cubría a los chicos.

Alejandro gruñó de igual forma, abrió los ojos con lentitud y al ver quién estaba ahí bufó, buscando acostarse ahora encima del albino, que le recibió entre sus brazos, volvieron a relajarse ambos a la vez.

— Fargan, ¿qué...-

— ¿Que qué sucedió? — Una sarcástica risa se hizo presente mientras el moreno guardaba sus alas detrás de su espalda — No sé que hiciste, Luzu, pero más te vale volver a Alex y a Willy a la normalidad.

Y a pesar de que había visto a Fargan enojado al menos dos veces en su vida, el de ojos azules se asustó con esa voz tan seria y esos ojos dorados tan intimidantes. Asintió repetidas veces sin decir nada.

— Claro, es decir, supongo que puedo, hombre, tranquilízate, sólo quería-

— ¿Que me tranquilice, dices? ¡Alex estuvo buscando una solución toda la madrugada hasta el llanto y a Willy casi le da un ataque de histeria o algo así! No esperes que me quede escuchando tus cositas de científico fallido con una sonrisa en la cara — terminó con un gruñido, interrumpiendo una vez más, bufó, dejando de ver al pobre Luzu.

— Fargan, cálmate, déjale hablar — la voz tranquila del albino se hizo presente — Si, sí sigues interrumpiendo jamás tendré tiempo de darle la paliza que se merece. — Gruñó Alex, mirando al castaño.

Luzu tragó saliva, sabía lo fuertes que eran esos tres si se lo proponían, así que carraspeó ligeramente, atrayendo la atención de los tres híbridos.

— Yo no tengo idea de cómo llegaron a esto... ¿Eso son colmillos? — El gruñido bajo de Fargan le hizo volver al tema principal — Es decir, yo jamás les di una poción a ustedes, no sé que cosa habéis hecho en mi laboratorio para acabar así.

Devolvió el ceño fruncido, sabía que en cierta forma era su culpa, ya que sólo él fabricaba pociones en el pueblo y era el único con conocimientos de la magia. Se sentía responsable, pero no totalmente.

Suspiró mientras clavaba la mirada en los furiosos ojos del moreno frente a él, que parecía estar pensativo, buscando un porqué de todo esto.

Mientras tanto, el par de gatos parecían estar despertándose por fin, y se levantaban mientras se colocaban al lado del castaño búho.

𝑾𝒊𝒍𝒍𝒆𝒙𝒈𝒂𝒏 𝒘𝒆𝒆𝒌 ˓𓏸֢ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora