𝐍𝐨𝐭 𝐘𝐨𝐮𝐫𝐬 [ 𝑯𝒚𝒖𝒏𝒍𝒊𝒙 ]

「❛ inocc ❜」

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A la noche siguiente después de la pelea, Felix ya había avisado de todo a Nayeon. Ambos lloraron desconsoladamente, prometiendo amarse eternamente y jamás olvidarse del otro pues fueron el primer amor de cada uno. Ahora, un Felix con el corazón roto y rostro decaído estaba sentado frente a aquel alfa que parecía y era grosero.

—Bien ¿Para qué fueron a buscarme?— y es que la señora y señor Lee fueron por la tarde hasta la hacienda del hombre y lo citaron en su casa.

—Bueno... reconsideramos la idea... la propuesta que hace poco me hizo— el alfa sonrió, fijando su intensa mirada en Felix, que tenía la cabeza gacha, haciendo así que algunos mechoncitos de cabello cayeran sobre sus ojos— No se habrá arrepentido, ¿O sí?

—Por supuesto que no, le dije que esperaría por su hijo— aunque ese amargo toque de tristeza en el aroma del rubio preocupaba y entristecía a su lobo, Hyunjin no lo demostró— Ahora ¿Quieren algo a cambio?

—De hecho...— habló el padre— Sí, queremos unos cuantos wones.

"Unos cuantos wones". Felix amaba a sus padres, y sabía que ambos lo amaban pero esas palabras de verdad lo hirieron, tanto que comenzó a llorar silenciosamente provocándole más dolor al alfa de Hyunjin.

—¿De cuánto estamos hablando?

—Cincuenta mil— sí, era mucho para aquel tiempo. Hyunjin sin dudarlo le hizo una seña al beta que nuevamente le acompañaba, este salió de la casa y en seguida regresó con un saco, saco que le entregó al alfa mayor.

—Cincuenta mil... veamos— comenzó a sacar fajos de billetes, uno por uno hasta detenerse; miró al alfa y con un seña lo invitó a tomar uno de los fajos— Cuéntalos, cada uno trae mil.

Felix y su madre miraban atónitos el espectáculo. Jamás habían visto tanto dinero junto. Al terminar de contar todo el alfa castaño asintió resignado.

—Cincuenta mil, señor Hwang.

—Bien, ahí tienen, todo suyo. Mañana recogeré a Felix para llevarlo a vivir conmigo; haré que se acostumbre a ello y posteriormente nos casaremos. Por supuesto serán invitados a la boda.

Hyunjin se puso de pie, le dio una última mirada al bello omega y después a sus padres, quienes asintieron lento y después lo acompañaron a la salida.

—Nos los dió, los wons, aquí están— el alfa derramó algunas lágrimas al cerrar la puerta— podré seguir con ustedes y cuidarlos.

Miró a su esposa e hijo, ambos lloraban abrazados.

—Cielo, ve a empacar tus cosas, anda— la omega sonrió leve, intentando controlar su llanto. Felix asintió y subió las escaleras hasta su habitación con resignación, era lo único que le quedaba por hacer.

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