CAPITULO 5

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Samantha

Sentí la voz de Alan detrás, su cálido aliento acariciaba mi cuello, lo cual causaba que mis pelos se pusiesen de punta al ser él. Me giré para verlo, ya no llevaba la ropa de esta mañana si no que iba con una camiseta negra que se ajustaba sus músculos y hacían notar lo fuerte que estaba. Luego llevaba un pantalón negro vaquero. Su postura era firme y fría, tenía las manos en los bolsillos, pero en cambio su expresión parecía divertida, como si le divirtiese verme como un animal enjaulado, como una persona sumisa ante él, pero no, no iba a caer en su trampa, no iba a dejar que me viera tan débil como la otra vez.

- ¿Huh? Porque no respondes eh, acaso te pongo nerviosa.- joder claro que me ponía nerviosa y no sabía cuanto, era tan diferente el Alan de casa al de la universidad, quizás me equivocaba, porque todavía no lo conocía del todo pero, desde que llegue a este casa el me ha estado atormentando en todos los momentos que estado, pero los instantes siempre han sido calientes, siempre han estado llenos de besos o atracción sexual.

- N-no.- dije yo tragando grueso mi voz tembló para tan solo pronunciar dos letras, era increíble el efecto que causaba en mi, me gire para darle la cara y demostrar que no estaba nerviosa .- te piensas que un niño rico como tú, que se piensa que es el mejor en todo, me va a intimidar.- hice una pausa, su mirada enrojeció por mis palabras.- obviamente no.

El me miro con ira, chasqueo la lengua, me miró de arriba abajo con detenimiento y seriedad para luego darse la vuelta e irse de la cocina. 

Mi día de trabajo terminó, terminé de lavar los platos, que gracias a la interrupción de Alan no pude hacerlo rápido. Más tarde a la hora de cenar ayudé a Margaret ha preparar los platos de esta y luego como siempre limpie. Ya había terminado con mi labor del día así que pensé que lo mejor seria irme quitando el uniforme para marcharme a mi casa, lo que me había parecido raro había sido que Alan no me hubiese dicho nada después de lo que pasó en la cocina, sabiendo lo arrogante y superficial que era el.

- Samantha, aún no recojas tus cosas, el señor Alan quiere hablar contigo.- hizo una pausa.-Ay Samantha, que abras hecho para que este tan enfadado.- la ultima frase la dijo saliendo por la puerta de la cocina y ladeando la cabeza. Que querrá esté ahora justo a la hora que me toca irme va y me llama, estoy segura de que lo hace para fastidiarme más que nada. 

Salí dando un portazo a la puerta de la cocina, me encaminé al cuarto de Alan que estaba en la parte de arriba así pues subí las escaleras, al llegar a la parte superior habían dos pasillo y yo me tenia que dirigir al izquierdo donde en este habían un montón de puertas, me acerqué a la puerta de Alan. Os preguntareis como se donde esta, el caso es que casi todas la veces que he estado en esta mansión siempre he tenido que ir a su habitación y entonces ya es costumbre ir al cuarto de este. Procedí a picar la puerta y esperar una respuesta. Se escucho un "pasa" desde el otro lado de la puerta, con mi mano agarré el pomo y abrí la puerta.

- ¿Qué quieres ahora?.- dije yo entrando a su habitación.

- Esas son formas de tratar a tu jefe, Samantha.- el se acerco a mi, para coger mi colla entre su dedo índice y dedo de en medio, lo observo para luego dejar ir el accesorio que rodeaba mi cuello.- Vas a limpiarme la habitación niña.

- Es mi hora de irme.- dije yo con el tono irritado.

- Soy tu jefe así que haces lo que yo te diga, ¿es por eso que te pago no?.- dijo con expresión fría, le daba igual dejarme hasta las tantas siendo su criada ¡¿o que?! " Si Sam por algo te lo habrá dicho" me dije a mi misma mentalmente. De mientras seguía con esa expresión seria que solo le había visto utilizar conmigo o con gente que le caía mal, como el chico ese de la fiesta. 

Atada a élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora