una noche, mientras veía las noticias, chanhee se enteró de que personas siniestras estaban apareciendo en muchos lugares, causando terror y desconcierto entre la población. las imágenes mostraban rostros sombríos y figuras encapuchadas, moviéndose como sombras en la oscuridad. la ciudad estaba en estado de alerta y el miedo se palpaba en el aire. su madre, visiblemente angustiada, le rogó que no fuera a trabajar.
"chanhee, por favor, quédate en casa hoy. el centro comercial está vacío a estas horas y no es seguro" le suplicó, con preocupación en sus ojos.
pero chanhee no podía darse el lujo de faltar al trabajo. necesitaba el dinero y no quería poner en riesgo su empleo. con una firmeza que intentaba disimular su propio miedo, respondió:
"no te preocupes, mamá. estaré bien."
se despidió y salió, la noche envolviéndolo con su manto de incertidumbre. mientras caminaba por las calles desiertas, el eco de sus pasos resonaba de manera inquietante en la penumbra. los faroles apenas iluminaban su camino, proyectando sombras alargadas y distorsionadas.
a mitad del trayecto, comenzó a sentir una presencia. algo o alguien lo seguía. el ritmo de su corazón se aceleró, cada latido sonando con fuerza en sus oídos. intentó mantener la calma, pero no podía evitar girar la cabeza de vez en cuando, esperando ver a su perseguidor. las sombras se movían de manera extraña, jugando con su imaginación. los edificios parecían susurrar, las ventanas vacías miraban como ojos vigilantes.
el sonido de unos pasos más, un crujido detrás de él, lo hizo detenerse en seco. miró hacia atrás, pero no había nadie. sin embargo, la sensación de ser observado no desaparecía. con cada paso que daba, la ansiedad se intensificaba. ¿era su mente jugándole una mala pasada o realmente había alguien acechándolo?
chanhee apretó el paso, su respiración se volvió más rápida y superficial. sentía la adrenalina corriendo por sus venas, impulsándolo a moverse más rápido. los edificios y las calles parecían un laberinto sin fin. por un momento, pensó en regresar a casa, pero sabía que no podía permitírselo. tenía que llegar al trabajo, enfrentar su miedo y demostrar que no se dejaría intimidar.
al doblar una esquina, vio la entrada del centro comercial a lo lejos. las luces de neón parpadeaban, ofreciendo una débil sensación de seguridad. con un último esfuerzo, corrió hacia la puerta, sintiendo que en cualquier momento podría ser atrapado por las sombras que lo seguían. al llegar, empujó la puerta con fuerza y se adentró en el interior vacío del centro comercial, esperando que las paredes de aquel lugar pudieran protegerlo de los horrores que acechaban en la noche.
chanhee llegó a su trabajo y comenzó a acomodarse para el turno. el centro comercial estaba desierto, con las luces de neón parpadeando débilmente. cerró la puerta tras de sí, intentando calmar su respiración agitada por la carrera y la sensación de ser perseguido. se dirigió a la caja registradora y empezó a ordenar el mostrador, preparándose para la larga noche.
mientras acomodaba los productos, oyó un ruido proveniente de la entrada. miró de reojo, pero no vio a nadie. "ugh, niños del demonio", susurró. chanhee tenía un grupo de seguidores que siempre le hacían bromas durante su turno, liderados por el tonto de kim sunwoo. en serio, no entendía cómo alguien de su edad podía comportarse como un niño. una vergüenza total, según chanhee.
sacudió la cabeza para despejar sus pensamientos sobre sunwoo y volvió a su puesto. se sentó junto a la caja registradora, intentando concentrarse en su trabajo. estaba cansado y solo quería que su turno terminara y juyeon llegara. a veces, ese chico se demoraba en venir. se entretenía con cualquier cosa que veía en la calle, como aquella vez que llegó una hora tarde porque, según él, un gato lo atacó sin razón alguna. juyeon apareció ese día con la ropa hecha un desastre.

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bad blood
أدب الهواةchanhee y juyeon se encuentran atrapados en un almacén con una presencia siniestra y un juego mortal.