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No había nada más delicioso que despertar con el suave aroma del coco mezclado con almendras además que ayudaba como incentivo para comenzar con buen ánimo el día. O eso era lo que pensaba Jungkook cada mañana, todos los días su despertador era ese dulce y relajante olor lo que le indicaba que el día había comenzado, olfateando medio dormido su alrededor en busca de quién lo emanaba, identificando por medio de su tacto la suavidad de lo que eran las colchas de su cama viajando hasta tocar con dulzura su principal objetivo; un cuerpo que dormía a su lado, estaba calientito gracias a la calidez que las colchas le ofrecían a su cuerpo hecho bolita mientras abraza uno de los peluches regalados por el mismo. Con sumo cuidado tiraba del cuerpo hasta tenerlo completamente pegado a él mientras olfateaba su suave y ondulado cabello de dónde provenía ese adictivo olor causante de los shampoos y tratamientos para mantener su cabello hermoso, y por último repartir castos besos llenos de ternura. Si para Jungkook esa era la mejor manera para iniciar de buen ánimo su día; o eso era hace apenas unos días.

Había despertado gracias a ese mismo olor pero esta vez le costaba más acaparar y llenar sus pulmones con él gracias a que se podía oler lejanamente. Con dificultad y frustración se removió entre las colchas buscando más de su olor favorito que por desgracia se iba perdiendo conforme los minutos pasaban, tanteó con suavidad a su lado buscando nuevamente ese cuerpo que le brindaba calor y conformidad descubriendo que no se encontraba ahí, lenta y pesadamente abrió sus ojos volviendolos a cerrar de golpe por los fuertes rayos del sol que se colaban por las persianas de su ventana, frotó molesto con el revés de sus manos ambos ojos mientras comenzaba a aterrizar sus pensamientos y gracias a el ruido de un motor se sentó de golpe en su cama buscando su celular para confirmar lo que temía; eran las 7:40 de la mañana ya era tarde, no para él yá que entraba a las 9:00 AM a su trabajó, pero sí para Jimin su esposo.

- Mierda…

Lanzó al otro extremo de la cama su teléfono, nuevamente lo había hecho, se había quedado dormido incumpliendo su promesa de retomar su rutina melosa con su esposo, la cual, se había visto interrumpida por el trabajo de ambos. Jimin era un recién egresado de la universidad, había cursado con esfuerzo 3 años de carrera para ser un Pedagogo y ahora ejercía como maestro de Primaria en las mañanas y en las tardes de manera apresurada llegaba a una de las preparatorias de Seúl para seguir dando clases a alumnos de edad más avanzada. Por su parte y al igual que Jimin era egresado de la universidad ejerciendo como Diseñador Gráfico, teniendo un horario algo pesado entrando desde las 9:00 AM y saliendo en ocasiones de 9:00 PM a 10:00 PM agregando que la empresa donde trabajaba estaba un poco retirado de su hogar, por consecuencia el tiempo para convivir era en las mañanas antes de partir cada quien a su respectivo trabajo y noches después de este. Pero en estos últimos días gracias a un cambio en su empresa ha salido y llegado a su hogar más tarde de lo habitual encontrando a Jimin en los brazos de Morfeo y en las mañanas como este día le costaba levantarse para estar con él.

Ambos habían llegado a un acuerdo de mantener una sana comunicación y practicar con mayor frecuencia la empatía para no llegar o crear conflictos como los había antes cuando sus horarios de estudiantes los mantenían mayormente alejados provocando en muchas ocasiones que terminarán peleados gracias a que ninguno daba su brazo a torcer y en otras terminaban por lapsos largos de tiempo, sin embargo, ninguno de los dos podía vivir sin el otro volviendo a hablar y llegando a estar nuevamente en su relación. Y aunque no lo dijera ese era uno de los miedos de Jungkook, volver a provocar una pelea así y llegar a un aislamiento, o peor aún el divorcio. Sacudió su cabeza para sacar las malas ideas poniéndose de pie para dirigirse a la cocina para buscar algo que lo despertara más de la cuenta y mantuviera su energía en pie.

Al llegar, observó en el refrigerador una pequeña nota de color rosa, sin duda era de su esposo, con una sonrisa en sus labios y con sumo cuidado tomo la nota para leerla.

"Buenos días Conejito de ojitos preciosos, espero que hayas tenido unos lindos sueños y estés listo para comenzar tu día, en el comedor dejé tu desayuno, está tapado para que no se enfriará, en la meseta también te dejé lista tu taza favorita con la cantidad de café y azúcar que tanto te gusta, solo agrégale la leche nos vemos en unas horas cielo, te amo"
                                                           JM

Suspiró enamorado, su esposo era tan detallista sabiendo hasta las cantidades exactas de café y azúcar que le colocaba a su taza. Algo llamó su atención y era que al reverso de la nota había algo más escrito.

"Casi lo olvidó, no utilices nada que pueda herirte de la cocina, como cuchillos, tijeras con punta etc. Todo está cortado y preparado. También ve con cuidado cada que camines en la calle y si por descuido llegas a caerte recuerda que en tu maletín metí tu bolsita con lo básico de primeros auxilios (alcohol, curitas, un paquetito de gasas etc.) Y si llega a llover, por favor ¡no te mojes! Si no llevas tú auto llámame y voy por ti, no cometas la locura de aventurarte en la lluvia; recuerda no te sobreprotejo solo cuido tus descuidos, te amo. "                                
                                                              JM.

Toda la ternura se esfumó; formó un pequeño puchero en sus labios, su esposo lo cuidaba de más era normal que un adulto de 25 años se cortará, se cayera frecuentemente o le pasará algo raro de manera seguida ¿O no? Pues para el si. Suspiró y entre sus manos tomó su taza de café para luego abrir el refrigerador y colocar leche en ella llevándola al microondas y calentar su café, cuando estuvo listo camino al comedor encontrando (como su esposo había puesto en su nota) su desayuno. Apartó del apetitoso platillo la tapa de plástico para admirar el manjar, en él se encontraba un sándwich casero cortado en dos pedazos, que por el olor podría jurar que es carne de costilla de cordero a la BBQ finalmente cortada, los trozos de lechuga, cebolla y pepinillos sobresalían del pan casero que al parecer su esposo había hecho unos días antes, el pan sabía tostado y con un ligero barniz de mantequilla y las especies secas se veían en la parte superior de este. En otro pequeño plato había manzana, uvas y durazno picado y en un extremo al parecer un vaso de jugó de naranja recién exprimido, una sonrisa surgió por mis labios estaba feliz vivía feliz, había encontrado a la persona indicada para él.

Al terminar de desayunar, lavar de manera rápida los trastes sucios, darse un baño salió corriendo de nuestro hogar con las llaves de su auto en mano para dirigirme a la empresa. El día era lindo, cielo despejado, el clima no era ni caluroso ni frío estaba bastante agradable. Entró a su vehículo y lo puso en marcha para dirigirse a la empresa, en el caminó admiro personas ir y venir con sus niños en mano para ir al colegio, otras con maletines para ir a sus trabajos, personas abriendo sus locales, alguno que otro perro callejeros robar comida de algunas basuras; recordó que Jimin odiaba ver a esos pequeños y frágiles seres en esa situación y en ocasiones les compraba comida o los llevaba al veterinario traba de hacer lo posible por ayudarlos, otra prueba para él de que su esposo era muy dulce, no solo con él, si no con las personas que en verdad necesitaban o quería demasiado, algunos decían que era algo huraño y malhumorado, cosa que no negaba… su Jimin podría pasar de una bolita de arroz inofensiva, a el mismo diablo pero vamos su pollito precioso es más dulce que la miel y él había conocía todas sus facetas. Sonrió recordando sus pucheros, su carita roja cada que le decía algún cumplido, su intensidad de hacer las cosas, su manera de enojarse, ante sus ojos él era perfecto. También identificó el parque donde habían salido unas cuantas veces y dónde también habían creado un sin fin de promesas y planes que esperaban cumplir en algún futuro, una de esas promesas era hacer un picnic aesthetic como los que veía en internet, en la siguiente calle también vio el salón donde en ciertos meses del año se creaban fiestas y bailes, Jimin le había insistido en ir y él lo había prometido lastimosamente su poco tiempo lo había impedido.

Todo el camino fue así, recordando lugares donde había estado con su esposo e incluso dónde deseaba estar; sus promesas, su lindo rostro, su dulce voz; solo estaba una sola cosa en su cabeza y esa cosa era Park Jimin. Y como no si no había podido estar con él como de costumbre y como deseaba. Suspiró irritado nuevamente hasta que una idea surgió en su cabeza hacer todas esas pequeñas promesas en una sola noche y hoy se realizaría esa noche. Así que formulando su plan terminó su camino al trabajo adentrándose a la empresa y comenzar sus deberes para acabarlos rápidamente.

Pícnic nocturno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora