Amor todavía te busco

39 8 1
                                    

¡Amor, amor, amor!
Amor mío te ando buscando en los desayunos,
Y echándote de menos en todos lados
Extraño tu música, esa que ya no puedo escuchar sin derramar una lágrima.
Extraño los bailes raros al poner rock
Te he buscado en el taller, entre las telas,
Entre los diseños y las máquinas qué ahora lejos de hacerme feliz me recuerdan que solo entonaban buena canción si era con tu risa de fondo, aquellas tardes cuando solías leer una revista, nuestras charlas cuando yo cosía, las veces que estuviste acompañándome hasta tarde con un café hasta ver qué yo daba la última puntada.

Me has dejado una huerta de frutas, todas las mañanas antes del desayuno las recorro, mientras recuerdo como plantábamos cada una de ellas, jugábamos con la tierra mojada como unos niños descubriendo la felicidad.

Las tardes del domingo acudo al panteón para visitarte, le lloro a tu tumba, suplico ir a acompañarte, ¡amor !¡ amor!, me abandonaste.

Te busco en mis sueños;
Busco adormecida tu abrazo, busco tu cuerpo, te busco a ti y al no encontrarte recuerdo que ya no estás.

Me había acostumbrado a dormir abrazada a ti , tú siempre del lado derecho donde te encontrabas con pared y era menos probable que el monstruo te arrastrará, siempre habías sido un miedoso pero con tus miedos, fracasos, desgracias y payasadas a mí me encantabas cada día, cuando preparabas el café, cuando llegabas con telas nuevas para que yo me hiciera los vestidos más preciosos, pero sabés. ¿Cuál fue el más hermoso?
El que me hiciste esa tarde de marzo. Recuerdo llegar a la boda de tu hermana de la mano contigo luciendo el extravagante vestido, ese día bailamos sin cesar, así como en nuestra boda.

El día que me pediste matrimonio, sí exactamente un 14 de febrero en aquel parque antipático, comíamos nieve de fresa, ¡¡¡rebombas !!! Fue un día intangible, pero más el día cuando decidí unirme en lazos contigo, pasar las arras entre nuestras manos y jurarnos amor verdadero, eterno, y si que lo fue, lamentablemente uno tenía que partir primero.

Nuestros retoños han traído a un nuevo ser al mundo, le contaré de ti, de tus caricias reconfortantes, de lo sincero que fue tu amor, le contaré de aquellas tardes dónde solíamos salir a comprar, los detalles que tenías conmigo y todo eso que siempre se quedará guardado aquí. Prometo que esté cofre de recuerdos será irrompible, que al menos cuando el alzheimer azote conmigo, las paredes con fotografías colgadas me recuerden cada momento o al menos reconozca nuestros rostros y diga

" qué felices se veían ellos ahí"

Escalofríos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora