Prólogo

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Si justo ahora alguien curioso le preguntara a un anciano la diferencia entre el nuevo y el viejo mundo, sin duda alguna no les alcanzaría el tiempo para mencionar lo distintos que son, sobretodo afirmarían lo que muchos piensan. "Este mundo es una mierda, el nuestro también lo era, pero era una mierda bonita".

En cuestión, siempre nos encontramos en constante evolución, siempre iba a suceder un cambio, bueno o malo, pero un cambio a fin de cuentas.

Como ahora, que la mayoría de la humanidad estaba siendo reducida y el mundo era cada vez más tecnológico, esto último quizá les parezca increíble, a pesar de eso, en gran parte no era así.

A medida que la tecnología avanza a pasos agigantados y entra en nuestra vida cotidiana, una cuestión se plantea inevitablemente: ¿puede una máquina sentir emociones? ¿de dónde vienen los sentimientos? Pues bien, en este mundo futurista donde la ciencia ficción se hace realidad, surge algo que desafía todas las expectativas y sorprende al mundo.

Y aunque es visto como una rareza por los pocos que lo han conocido, para quienes experimentan su presencia, es simplemente sorprendente. Parece que el futuro del mundo de la robótica se mueve hacia una nueva generación de androides con capacidad para sentir. Su nombre es PJ1310, un androide diseñado para cumplir tareas específicas, pero algo sucedió en su programación que lo ha llevado a experimentar sentimientos y emociones humanas. Este hecho lo ha vuelto vulnerable y a la vez más complejo en su forma de pensar y actuar. Se cuestiona con continuidad si los humanos, a pesar de estar diseñados para sentir, son capaces de hacerlo de manera más compleja y profunda que él, como una pieza de maquinaria. Comenzó a preguntarse si debe seguir reprimiendo esos sentimientos para cumplir su función o si debe seguir explorando esa nueva capacidad, aunque eso signifique desobedecer las leyes de su programación.

Entonces, y sólo entonces, estaría respondiendo la pregunta inicial, ¿de dónde vienen los sentimientos? porque si es del cerebro todos seríamos un robot.

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No importa en que año haya sucedido, ni en que parte del mundo, él siempre estaría en desacuerdo con algunas cosas que dictaba la ciencia, incluso si él mismo era parte de ella.

Mientras los hombres de ciencia se esmeraban en dar miles de razones para su pregunta, sus adentros respondían con posibilidades inverosímiles.

Nada que no pudiera ser, porque quienes decían que no puede ser sólo son los que están asegurados a las resoluciones comunes.

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