El cuerpo le pesaba, no era la ropa de etiqueta que siempre vestía, no eran los caros zapatos lustrosos, no, era el peso de mentiras continuas y una labor lo bastante sucia como para volverse un cúmulo de "basura" que comenzaba a pesar en su espalda. Los números del ascensor se volvían eternos en lo que esperaba que el piso de Mario Calderón tintineara avisándole que debía cumplir una nueva sucia jugada con la única amiga, la única cómplice, la única mujer que pondría la cabeza en la guillotina por él, eso le hacía sentir un miserable, un desgraciado que debería lanzarse en caída libre del piso más alto del ostentoso complejo de su mejor amigo, pero no, allí estaba, como un verdugo de pie tras Beatriz, quien seguía empecinada en estrujar nerviosamente el tirante de la vieja cartera que siempre lucia y en prolongar el incómodo silencio entre ambos.
Ella aún estaba molesta por los gritos de su amante, quien parecía aquel día embelesado con la llegada de Adriana arboleda, la mujer que robaba los sueños eroticos y más calientes de su presidente. Tal vez, el enojo ya había pasado, o se había mezclado de manera tan compenetrada con la tristeza del actuar de Armando aquel día, del como sus gritos habían dado paso a un abismo de inseguridades en la menuda asistente, ¿Acaso él no había entendido que tan avergonzada se había sentido al ser tratada de aquel modo tan ruin? Quizás había sido muy pretenciosa al pesar por un minuto que era lo suficientemente importante en la vida de Armando Mendoza, que él la presentaría con orgullo ante aquella despampanante mujer.
Apretó una vez más la correa de la cartera hasta hacer rechinar el material de cuero viejo, atrayendo la atención de su jefe, quien arrastró la mirada desde el tablero que señalaba el número de cada piso, hasta la nuca de Beatriz, su desaliñado cabello negro impedía que Armando pudiera ver su rostro.
Un tintineo en el ascensor y el suave frenar del cubículo hizo que ambos alzaran el rostro hasta la puerta de metal que les avisaba que habían llegado. Beatriz tenía una torpeza natural, muy propio de ella avanzó e hizo que su acompañante avanzara con ella, pero el frenar de sus pies, insegura de su actuar al querer bajar del ascensor hizo una vez más como tantas otras, que Armando golpeara su amplio pecho contra su espalda pequeña, empujándola lo que restaba fuera del ascensor, la mano enorme del presidente la cogió a tiempo del brazo antes que volviera a tropezar y caer, eso sería un desastre.
— P-Perdón... —
Titubeó subiéndose las gafas acomodándose al tiempo la cartera sobre el hombro, encogiéndose como de costumbre, adoptando aquella posición encorvada, como un animalito lo bastante lastimado y maltratado como para tener confianza en alguien más alguna vez. Armando suspiro con un amago de sonrisa en los labios, negó una vez y señaló el fondo del pasillo, el que a pocos metros dejaba ver la unica puerta disponible, Beatriz camino solo al tiempo que el moreno decidió pasar a la cabecera para guiarla, metió la diestra en el bolsillo con tal elegancia que dejaba a su asistente sin aliento, incluso con el más minúsculo detalle que provenía de aquel perfumado hombre, ella simplemente temblaba. Extrajo unas llaves de su bolsillo, ¿Por qué él tendría unas llaves del departamento de Mario Calderón?, el corazón de Beatriz se contrajo cuando la llave que encajó perfectamente en la cerradura abría la puerta. No era la primera vez que él estaba ahí, no era la primera en ese lugar, el hueco negro de la inseguridad crecía en su pecho, devorando poco a poco su corazón y sus sueños imposibles para con ese hombre, porque siendo francos, además de ser una de sus amantes ¿Qué era ella en la vida del magnate?.
—¿Usted viene acá mucho, no doctor? —
Preguntó Beatriz intentando que su voz temblorosa pase desapercibida, mitigando la tristeza y conteniendo las ganas de llorar. La mente de Armando era un nudo en ese momento, por lo que la pregunta de Beatriz lo tomó por sorpresa.
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- 𝑳𝒂 𝒔𝒆𝒈𝒖𝒏𝒅𝒂 𝒏𝒐𝒄𝒉𝒆 -
FanficLa historia está situada alrededor de la telenovela colombiana "Yo soy Betty, la fea", un fanfiction recontado de la segunda noche, que Beatriz y Armando estuvieron juntos.