C u a t r o.

100 12 0
                                    

Es mucho para un día. Ahora mismo me encuentro en mi casa, pensando. En mi cama, flojeando. Lo que ronda por mi cabeza es...

¿Me gusta Thomas?
¿Le gusto?

No sé, está más bueno que Ryan Gosling...pero no sé. No sé si yo le gusto.

Escucho un ruido.

Proviene de la cocina.

Oh mi Dios.

Me armo de coraje y bajo la escalera con uno de mis tacones favoritos en la mano y en la otra, gas pimienta. El recuerdo de mis padres viene a mí.

Recuerdo que estos los usé en mi graduación, en el baile, y cuando mamá me los compró. Y sobre el gas pimienta...mi padre me lo dio, para "protegerme".

Bajo las escaleras y me dirijo a la cocina.

-¿Thomas...?

-Hola -dice sonriéndome.

Veo todo tirado en la cocina. Sonríe más y se ríe.

-Luego te ayudo -dice- no pude dormir ¿tú sí?

-No.

Estamos alrededor de dos minutos, hasta que entra un hombre por la puerta -la cual Thomas dejó abierta- y me tapa la boca con su mano. Forcejeo y forcejeo, pero no consigo escapar. Le veo cara conocida.

Otro hombre llega y quiere golpear a Thomas. Este es mas rápido y le pega. Viene otro, y los dos criminales lo atacan. Él le gana a los dos, pero vienen más.

Uno, dos, tres, cuatro.

Cuatro.

El número de la suerte mi madre.

El hombre que me tiene me quiere llevar fuera de la casa, pero justo Thomas los vence y viene hacia mí para rescatarme...tarde.

La me estaban llevando en una camioneta negra hacia no sé donde.

Veo el auto deportivo rojo de Thomas por el espejo. El hombre que está de copiloto, el que me atrapó, le pasa una pistola al conductor, mientras que dos me sujetan, dos atrás, y más en otro auto que tomó otra ruta.

El conductor dispara una bala hacia el deportivo.

Le da en la rueda.

Las ruedas rechinan y Thomas se queda atrás, solo puedo verle la cabeza.

La camioneta sigue andando hasta que llegamos a algún lado en el medio de la autopista. Lo conozco, era un parque de diversiones al cual venía siempre con mi familia. Hasta recuerdo cuando mi primo Ernie vomitó en la montaña rusa...ugh.

Recuerdos llenos de felicidad, la cual se ha esfumado.

Ya nada me queda.

Ni mi familia, ni Thom, ni vida. Seguro me matarán. Ya mataron a muchas personas. Es horrible.

Los hombres me bajan del auto y vamos hasta un cuartito cerca de la montañana rusa.

Es estrecho, bajo y poco profundo. Lleno latas de pintura, cables, y otras cosas.

Los hombres, los cuales no sé distinguir ya que usan un pasamontañas, me atan a una silla y me apuntan con una pistola a la cabeza. Nadie dice nada.

Siento el metal frío contra mi sien. No quiero morir. No sin antes ver a Thomas por última vez.

El silencio permanece.

-Dile adiós a tu vida, Leah...-dijo el que sostiene la pistola.

Oigo un disparo.

Detrás de la Sombra - Ganadora Concurso TeenagerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora